Oh I'm just counting

Más allá de Don Francisco: cuando es riesgoso dar o recibir regalos

Por Guillermo Arellano
 
La noticia que involucró a Mario Kreutzberger, Don Francisco, con el megafraude en Carabineros fue una sorpresa para todos.
 
De acuerdo a la investigación, recibió de regalo una figura de lapislázuli de 600 mil pesos de valor de parte del exgeneral director de Carabineros Eduardo Gordon, presente que el animador niega haber visto o conocido.
 
Más allá de que es normal la entrega de reconocimientos (de hecho el propio creador de la Teletón admitió en la declaración judicial del pasado 28 de marzo que los galardones con que la policía uniformada lo ha homenajeado antes venían con el logo de la institución y no eran costosos), lo claro es que no se trata de llegar y hacer regalos. Más si se trata de altas autoridades.
 
Un ejemplo divertido de esto lo grafica la pistola que le obsequió Elvis Presley, el rey del rock & roll, a Richard Nixon, entonces presidente de los Estados Unidos en la Casa Blanca, en un intento de estrechar relaciones con el mandatario.
 
Según lo retrata la película “Elvis & Nixon” (2016), las aspiraciones del cantante eran nada menos que ser un agente encubierto del gobierno e infiltrarse en el mundo de las drogas y el alcoholismo que Presley veía en sus pares rockeros, lo que, a su juicio, influía negativamente en la juventud de la época. Su deseo era denunciarlos ante las autoridades.
 
El asunto es que por poco Nixon no logra ver y tener el presente en sus manos, dado que por políticas de seguridad no se pueden ingresar armas a la residencia de gobierno. Solo la dura personalidad del líder republicano hizo posible ganarle a las normas de protocolo.
 
Casos para el bronce: cuando la bancada de diputados DC le regaló un juego de riendas y un chicote a Michelle Bachelet, en su segunda administración, “para que tengas las riendas puestas en lo que viene y ‘chicotee’ a los que tenga que chicotear”, según relató el honorable Pablo Lorenzini, que cada año les surte de cuchiflí y Chocman a sus colegas del hemiciclo en reclamo por el bajo aumento del sueldo mínimo.
 
Sebastián Piñera, en su primer gobierno, paseó por el mundo el papel de los 33 mineros y se dio el lujo de regalarle piedras de la mina San José nada menos que a la Reina Isabel II de Inglaterra. Eso es tener personalidad. Además, el propio jefe de Estado dio la nota dulce luego de regalar “Negritas” en una reunión con los líderes de Chile Vamos antes de volver a La Moneda.
 
Ni hablar del regalo que le hizo Donald Trump, cien dólares a los primeros cien compradores de su libro “Piensa a lo grande y da puntapiés en el culo. En los negocios y en la vida”, el cual publicó antes de dedicarse a la política. O el crucifijo sobre una hoz y un martillo que le obsequió el presidente de Bolivia, Evo Morales, al Papa Francisco durante la visita del pontífice en 2015, símbolo de la alianza entre proletarios y campesinos.
 
En fin, cuando se trata de regalar importa mucho el sentido de humor y no hacer pasar gato por liebre, como al parecer está ocurriendo con el oneroso gesto del exgeneral director de Carabineros a Don Francisco.
 
Por de pronto, esperamos que se sepa toda la verdad. Por el bien de un país que ya no quiere más sorpresas desagradables.