La crisis sanitaria en Chile nos ha mostrado lo bueno y lo malo de nuestra organización institucional y del comportamiento de las personas. Mientras algunos, incluyendo a mucha gente de escasos recursos, han hecho enormes esfuerzos por ayudar solidariamente a las que se quedaron sin empleo o con una baja sustantiva de ingresos, y aportaron con ollas solidarias compartiendo lo poco que tenían, otros subieron artificialmente el precio de algunos artículos de primera necesidad alimenticia o sanitaria. Por otra parte, se han hecho más evidentes los vacíos al interior de la comunidad familiar, aflorando con fuerza situaciones como la soledad de muchos adultos mayores, o las barreras de todo tipo que se agudizan para las personas en situación de discapacidad.
Ello como una dura muestra de una sociedad perforada por la vorágine de la competitividad y el individualismo que no recoge las carencias de los que no salen a protestar ni rompen cosas para visibilizarse y hacerse valer. La desigualdad e injusticia social, campean con dureza descarnada en ambos grupos de nuestra comunidad…y solo lo vemos pasar dada la inconcebible debilidad institucional del Senama y Senadis respecto de la enorme proporción de mayores (17%) y personas en situación de discapacidad (20%), en Chile.
Es necesario reiterar que nuestra región representa las más altas tasas nacionales de personas adultas mayores y en situación de discapacidad. Por ello, entre otros esfuerzos, presenté un proyecto de resolución aprobado por unanimidad en la Cámara, y que exige al BancoEstado implementar sistemas más inclusivos en trámites digitales para personas en situación de discapacidad, especialmente de aquellos con discapacidad visual. Ello originado por solicitudes de personas que sufrieron en carne propia la exclusión. Cuando en pandemia los trámites se facilitaban para unos, usando sistemas digitales, estos no fueron diseñados ni son amigables para otros para acceder a algunas instituciones. Por ej., el proyecto exige accesos especiales a las plataformas digitales del Banco Estado y en cajeros automáticos para personas en situación de discapacidad visual o de visión reducida. Es increíble que mientras la banca privada lo implementa, el Banco del Estado de todos(as) los chilenos no lo ha hecho.
Es importante, urgente y justo, que este más de 17% y 20% de la población nacional, se sienta incorporada a servicios que en pandemia son mucho más necesarios. Es éticamente obligatorio empatizar con estos compatriotas que hacen un esfuerzo mucho mayor por salir adelante. Así las cosas, seamos más conscientes de las dificultades de otros y ofrezcamos nuestro compromiso por compensar las faltas de nuestro Estado.