La actividad electromagnética del sol no es fija, sino que tiene picos de máximos y mínimos. En estos momentos se registran inmensas manchas solares y llamaradas, las que expulsan masa coronaria del astro rey. Esta energía expulsada del sol puede interferir con las comunicaciones, la red de energía eléctrica, la navegación y las operaciones de radio y de satélites.
Pero no todo es malo. Esta energía, en interacción con el campo magnético que rodea a nuestro planeta, da lugar a las llamadas auroras polaris al ionizar la magnetosfera. Las producidas en el hemisferio sur son conocidas como aurora austral y en el hemisferio norte como aurora boreal.
Estas luces, producto del gas ionizado, pueden ser de varios colores, luciendo generalmente de un intenso tono verde, pero también se presentan en colores azulados y morados.
Las consecuencias de los fuertes vientos solares ya se han comenzado a ver, produciendo auroras en lugares donde normalmente es muy difícil de encontrarlas, como Punta Arenas o Puerto Natales, donde en redes sociales ya han comenzado a compartir registros de este majestuoso fenómeno atmosférico.