Por Mario López M.
Luego que el exsenador designado y ex presidente de Renovación Nacional en el programa Estado Nacional "enseñara" cómo "cuidar y sancionar el mal comportamiento de los jóvenes", en el marco de la ley que busca reafirmar la facultad de directores de establecimientos para expulsar a estudiantes por casos considerados violentos, las redes sociales se hicieron "el pino" con sus dichos.
Lo anterior debido a que su propio hijo fue partícipe de la muerte de un transeunte al que junto a varios amigos atropellaron, dándose posteriormente a la fuga sin prestarle los auxilios humanitarios.
Si bien el joven Larraín fue formalizado, sería más tarde liberado basándose en un peritaje que resultó ser "arreglado", al punto que el médico que lo emitió, terminó judicializado por el hecho.
Martín Larraín terminaría más tarde liberado de toda culpa y su padre, Carlos Larraín, que ahora dicta "cátedra" de cómo criar a los jóvenes, se retiraría temporalmente de la política, a la que ha vuelto con todo.
El exsenador siempre negó los privilegios de los que se le acusó se habría beneficiado su hijo: "¿qué privilegio detectaron ustedes? El chiquillo se le arrastró a todos los tribunales de la República donde fue convocado y fue de buena fe, a cara descubierta".
Es más, en su oportunidad dijo que "la justicia operó tranquila y soberanamente, estoy orgulloso de lo que hicieron los tribunales de garantía porque procedieron con una libertad de espíritu feroz, porque aquí hubo una verdadesra campaña deliberada por ser mi hijo", arguyendo que "en Chile hay que tener mucho coraje para asomarse en la vida política y a mí ya me estaba fallando el coraje, así de simple".