Jannik Sinner es el número uno del mundo fundamentalmente gracias a su extraordinario rendimiento en pista dura.
Ahí es el amo del circuito y el último en constatarlo ha sido Sasha Zverev. El alemán tendrá que seguir esperando para levantar su primer "Grande".
Ha jugado tres finales, en tres escenarios distintos (Nueva York, París y Melbourne), ante tres rivales diferentes (Thiem, Alcaraz y Sinner) y ha perdido las tres. Sinner, con su tenis granítico, acumula 21 victorias seguidas.
No pierde desde el 2 de octubre en la final de Pekín con Carlitos y abandona Australia con la racha abierta y un rival tocado anímicamente.
Sinner dominó la final sin dejar margen a la sorpresa. Su tenis es lineal, robótico e inalcanzable para casi todos. También lo fue para Zverev.
Si en un partido del nivel del disputado en la Rod Laver, uno de los finalistas sólo comete siete errores no forzados en el primer set tiene mucho terreno avanzado. Si a eso se le añade un 85 por ciento de primeros... bastó que Sinner aprovechase una de las seis bolas de break que tuvo para dar el primer golpe.
Se impuso en la final a Zverev por 6-4, 7-6 (7/4) y 6-3. Es el tercer Grand Slam para el italiano, su segundo título en Melbourne