Y llegó el día para argentinos y franceses.
La Selección campeona de América busca arrebatarle el título a la vigente campeona mundial, Francia. Argumentos le sobran, pero también al rival. Desde las 12, hora de Chile, y con el arbitraje del polaco Szymon Marciniak, la pelota comenzará a moverse en el pasto del gigante dorado, el Estadio Lusail, para definir quién se lleva el trofeo más importante del fútbol a casa.
Lo trasmite Canal 13 y Chilevisión y por canales de pago, Direct TV.
Y esta vez no es la gloria o Devoto. No es ganar o fracasar. Es izar la bandera del volver a intentarlo, una y otra vez. Como Leo Messi, como Fideo Di María. Como este conjunto nacional que mismo durante esta competencia demostró saber caerse y reponerse, de un partido a otro, tras ese debut impensado con Arabia Saudita, o dentro de un partido. Después de esa derrota inicial, le ganó a México, Polonia, Australia, a Países Bajos por penales y a Croacia para abrirse camino de cara al séptimo compromiso.
Pero esta premisa también involucra, por qué no, a Francia, que viene de dar la vuelta olímpica en Rusia 2018 de la mano del temible Kylian Mbappé y de Antoine Griezmann, pero que se propuso hacerlo de nuevo aquí, en Qatar 2022. Superó a Australia, Dinamarca, cayó con suplentes ante Túnez (aunque algunos titulares entraron en el complemento), y barrió luego a Polonia, Inglaterra y Marruecos para desembarcar en su segunda final consecutiva.
Ambas selecciones tiene ya dos estrellas en sus escudos. Solo una lucirá la tercera cuando termine este domingo que le pondrá el moño a un Mundial diferente en territorio árabe. La final del mundo no es el fin del mundo, pero todos quieren ganarla.