La visita a Nagasaki este jueves del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, no debería ser considerada como extraordinaria.
Sin embargo, es la primera vez en la historia que el principal representante de la ONU asistirá a la ceremonia que conmemora cada año el bombardeo atómico de la ciudad japonesa el 9 de agosto de 1945.
Nagasaki es hasta la fecha la última ciudad del mundo en haber experimentado un ataque nuclear: ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial y fue liderado por las fuerzas estadounidenses.
Pero, a menudo, esta ciudad es descrita como "la gran olvidada" por ser eclipsada por el bombardeo lanzado sobre Hiroshima solo tres días antes.
El 14 de agosto de 1945, Japón aceptó los términos del Acta de Rendición. Los documentos se firmaron el 2 de septiembre y marcaron oficialmente el final de la guerra.
Lo cierto es que frente al bombardeo de Hiroshima que la mayoría de gente recuerda (visible desde las visitas de los mandatarios hasta la cobertura de los medios de comunicación), Nagasaki ocupa un lugar de segundo nivel en la memoria colectiva de la guerra.
Como señala el autor estadounidense Greg Mitchell, nadie ha escrito un best-seller llamado "Nagasaki" ni ha hecho una película titulada Nagasaki, Mon Amour.
Incluso la histórica visita de Barack Obama a Japón en 2016, cuando se convirtió en el primer presidente estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial en visitar Hiroshima, no incluyó a Nagasaki en el itinerario.
Eso decepcionó a los sobrevivientes y familiares de las 50.000 personas víctimas del ataque atómico de Nagasaki hace 73 años.
Ese balance es menos de la mitad del que estima para Hiroshima, donde la cifra de muertes se calcula en unas 135.000.
Sin embargo, la bomba que cayó sobre Nagasaki era más potente.
"Little Boy" (niño pequeño), el nombre clave de la bomba atómica lanzada en Hiroshima, fue construida con uranio y detonó con una potencia de aproximadamente 15 kilotones de TNT.
Por su parte, la bomba "Fat Man" (hombre gordo) que cayó sobre Nagasaki hizo explosión con una energía de aproximadamente 20 kilotones de TNT.
Paradójicamente, esta causó menos destrucción debido principalmente a las características geográficas de cada ciudad.
Mientras que Hiroshima se asienta sobre una gran área plana, Nagasaki está situada entre dos grandes valles. Su topografía, según los informes del ejército estadounidense, "redujo enormemente el área de destrucción".
"Cuando recordamos el nacimiento destructivo de la era nuclear, tendemos a centrarnos en Hiroshima. Ocurrió primero y tiene prioridad en nuestra memoria. También fue más devastador que Nagasaki", escribió el historiador estadounidense Alex Wellerstein en un artículo de 2015 que conmemoraba el 70° aniversario de los bombardeos.
Pero otra razón para explicar el papel más relevante de Hiroshima es que su operación fue bien pensada, planificada y ejecutada desde una perspectiva militar.
Y, definitivamente, eso no puede decirse de la Operación Centerboard II.
"La suerte de Kokura"
Nagasaki, que entonces era la cuarta ciudad más grande de Japón, no estaba entre los objetivos iniciales de las operaciones nucleares de Estados Unidos.
En abril de 1945, la ciudad apareció en una primera lista de 17 blancos potenciales pero fue descartada por razones que incluían su difícil topografía para llevar a cabo ataques aéreos (en aquella época apenas se había introducido el radar en la aeronáutica) y también por la proximidad de un campo de prisioneros de guerra aliados.
Las ciudades de Hiroshima y Kokura, por otro lado, tenían áreas clave industriales y urbanas en terrenos relativamente planos.
Como Wellerstein señaló, era "ideal para las intensas ondas de presión de explosión producidas por una bomba atómica".
De hecho, la primera lista de objetivos contemplaba estas dos ciudades, además de Yokohama y Kioto.
Yokohama fue después eliminada porque intensos bombardeos convencionales habían dañado la ciudad hasta el punto de que sería difícil ver en ella los efectos de las armas atómicas, que en ese momento nunca habían sido usadas más allá de en algunas pruebas.
Kioto fue pronto también descartada, por temor a que la destrucción de la capital imperial de Japón dificultaría que Washington se ganara las mentes y los corazones de la población del país.
De hecho, la inclusión de Nagasaki en la lista de objetivos parece que fue decidida de manera apresurada: aparece garabateado con pluma en un documento de alto secreto mecanografiado con fecha del 24 de julio de 1945. Incluso entonces aparecía como sustituto de los objetivos oficiales.
Y eso es exactamente lo que sucedió cuando los aviones de guerra involucrados en la Operación Center Board II, que enfrentaban dificultades técnicas, llegaron a Kokura y encontraron la ciudad "cubierta de bruma y humo".
La tripulación tenía órdenes de elegir visualmente sus objetivos donde lograr el máximo alcance explosivo de la bomba.
Y así es como se dirigieron al objetivo secundario: Nagasaki.
Hasta el día de hoy, los japoneses usan la expresión "la suerte de Kokura" para describir el evento.
¿Fue el bombardeo realmente necesario?
El bombardeo de Hiroshima y Nagasaki es un tema polémico, pero es rara la ocasión en la que "la segunda ciudad" recibe más atención.
El corto período de tiempo que pasó entre ambos ataques no pasó desapercibido.
La versión oficial del gobierno estadounidense y del entonces presidente, Harry Truman, fue que los ataques resultaron cruciales para obligar a Japón a rendirse e incluso para evitar que se perdieran más vidas que en una invasión convencional.