Papa Francisco se las canta clarito a algunos: Acoger a los inmigrantes es una responsabilidad moral
El papa Francisco afirmó que acoger y proteger a los inmigrantes es "una responsabilidad moral" que no se puede ignorar.
En un discurso ante una decena de nuevos embajadores en el Vaticano, Francisco recordó la efeméride de los 70 años de Declaración Universal de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos, y la calificó como "un documento fundamental que continúa guiando los esfuerzos de la diplomacia internacional para asegurar la paz mundial y promover el desarrollo integral de cada individuo y de todos los pueblos".
En este aspecto, explicó que la defensa de los derechos humanos inspira "todos los esfuerzos para abordar las situaciones graves de guerra y conflictos armados, pobreza opresiva, discriminación y desigualdad que afligen a los nuestro mundo y que en los últimos años han contribuido a la actual crisis de la migración masiva".
"Ninguna solución humanitaria efectiva para ese problema apremiante puede ignorar nuestra responsabilidad moral, con la debida atención al bien común: acoger, proteger, promover e integrar a quienes llaman a nuestras puertas en busca de un futuro seguro para ellos y para sus hijos", declamó.
El papa aseguró a los diplomáticos que "la Iglesia se compromete a trabajar con cada interlocutor responsable en un diálogo constructivo dirigido a proponer soluciones concretas a este y otros problemas humanitarios urgentes, con el objetivo de preservar la vida humana y la dignidad, aliviando el sufrimiento y aumentando el desarrollo auténtico e integral".
El papa argentino también recordó que este año se celebró el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, "una tragedia de inmensas proporciones que el papa Benedicto XV no dudó en definir una masacre inútil".
"Que las lecciones aprendidas de las dos grandes guerras de la Siglo XX, que dieron lugar al nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas, continúen convenciendo a los pueblos del mundo y sus líderes de la inutilidad de los conflictos armados y de la necesidad de resolver disputas a través del diálogo paciente y la negociación", destacó.
El papa Francisco también denunció hoy el desperdicio de alimentos y afirmó que "es imprescindible educar a los niños y a los jóvenes a nutrirse sanamente, no simplemente a comer".
Enseñar a los niños a nutrirse correctamente "comporta conocer el valor de los alimentos, desengancharse del consumismo frenético y compulsivo y hacer de la mesa un lugar de encuentro y fraternidad, y no solo el espacio para la ostentación, el despilfarro o las veleidades", dijo.
En un mensaje enviado a los participantes de la Jornada de estudio "Agua, agricultura y alimentación. Construyamos el mañana", promovida por la FAO, denunció que "aunque la tierra tiene recursos para todos, tanto en cantidad como en calidad, una multitud ingente de personas padece hambre y es cruelmente fustigada por la pobreza".
"Para erradicar estas lacras, bastaría eliminar injusticias e inequidades y poner en su lugar políticas previsoras y de largo alcance, medidas eficaces y coordinadas, de modo que a nadie falte el pan cotidiano ni carezca de aquellos medios que son precisos para existir", agregó.
También lamentó que aunque "el agua es primordial, por desgracia, no todos tienen acceso a ella" y urgió a "que se distribuya mejor y se gestione de forma sostenible y racional".
"También es ineludible el cuidado y protección del medio ambiente, custodiando su belleza, preservando la copiosa variedad de los ecosistemas, cultivando los campos con esmero, sin avidez, sin ocasionarles daños irreversibles", sostuvo el pontífice.
Para el papa, es necesario "una sociedad que sitúe a la persona humana y sus derechos fundamentales en el centro, sin dejarse arrastrar por intereses cuestionables que solo enriquecen a unos pocos, lamentablemente siempre a los mismos".
"Será esta también la vía para procurar que las generaciones venideras encuentren un mundo armónico y sin rencillas, con los recursos necesarios para disfrutar de una vida digna y en plenitud", sentenció Francisco