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Partidos proeuropeos inician divididos debate sobre cómo repartirán posiciones de poder

Las discusiones sobre el reparto de altos cargos en la Unión Europea (UE), que los mandatarios abordan este martes, se iniciaron con las fuerzas proeuropeas divididas sobre quién puede aspirar a suceder a Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión.

“Hoy tendremos una primera discusión, en la que yo, como miembro de la familia del Partido Popular Europeo, apoyaré por supuesto a Manfred Weber”, dijo la canciller alemana, Angela Merkel, antes de la cumbre con sus pares europeos prevista a partir de las 12:00 (hora de Chile).

Con 177 eurodiputados de 751, el Partido Popular Europeo (PPE) ganó de nuevo los comicios el domingo, aunque perdió 39 escaños respecto al final de la legislatura, y reclamó ya el puesto de presidente de la Comisión para su candidato Manfred Weber, que no lo tiene fácil.
 
Las elecciones a la Eurocámara, que abren la carrera por escoger quién liderará el bloque el próximo lustro, confirmaron el fin del bipartidismo, con la necesaria alianza de al menos tres fuerzas para forjar una mayoría, así como un auge contenido de los euroescépticos.
 
Para lograr una mayoría proeuropea, el PPE debe entenderse con sus tradicionales aliados en las instituciones de la UE, los socialdemócratas (149 escaños), pero también con un tercero socio. Aquí pueden entrar en juego los 69 eurodiputados de los ecologistas o los 107 de los liberales.
 
Pero los últimos, ya abrieron la primera grieta en el frente proeuropeo, al no firmar una declaración de la Eurocámara apoyando el sistema del ‘Spitzenkandidat’, que reserva la presidencia de la Comisión a los candidatos principales de los partidos durante las elecciones europeas.
 
El presidente francés, Emmanuel Macron, cercano a los liberales, defendió que se deberán escoger al frente de la UE “mujeres y hombres que tienen la experiencia y la credibilidad que les permitan asumir estas misiones y que (…) las apoyen plenamente”.


Aunque reticentes al actual sistema de cabezas de lista, porque los ciudadanos europeos sólo pueden votar a los candidatos de su país, los dirigentes liberales también tienen su candidata, la comisaria danesa Margrethe Vestager, a la que expresaron este martes un apoyo prudente.

“Una nueva mayoría”
El nombramiento del sucesor de Juncker (PPE) al frente del ejecutivo comunitario corresponde a los mandatarios europeos, cuya designación debe ser validada a continuación por la Eurocámara que en la mañana ya expresó su apego al sistema de cabezas de listas.

La correlación de fuerzas en el Consejo Europeo también será clave. Al menos 21 de los 28 mandatarios, cuyos países representen el 65% de la población, deben ponerse de acuerdo para designar a un candidato. La decisión formal se espera en la cumbre del 21 y 22 de junio.

El PPE, primera fuerza del Consejo, afronta la discusión debilitado. El canciller austríaco, Sebastian Kurz, uno de sus nueve mandatarios en la mesa, acaba de ser depuesto por el Parlamento y otro, el populista húngaro, Viktor Orban, no apoya a Manfred Weber.

Los liberales (8 mandatarios) y los socialistas (5) también coordinaron respectivamente sus posiciones antes de la cumbre. Y un grupo representativo de ambas familias mantuvieron un almuerzo de trabajo previo, invitados por el liberal francófono Charles Michel.

Los mandatarios de Bélgica, Países Bajos y Francia, por los liberales, y España y Portugal, por los socialistas, constataron que hay “una nueva mayoría” en la Eurocámara, por lo que el reparto de los nuevos cargos “debe reflejar ese nuevo equilibrio”, según el gobierno español.

Los socialdemócratas, cuyo candidato a suceder a Juncker es su actual vicepresidente, el holandés Frans Timmermans, y los liberales aumentan así la presión sobre el PPE, que actualmente preside las tres principales instituciones de la UE: la Comisión, el Consejo y la Eurocámara.

“Los otros nos tienen que decir qué quieren. Nosotros queremos la presidencia de la Comisión”, reiteró en declaraciones a la AFP el presidente del PPE, Joseph Daul, antes de una reunión de los jefes de Estado y de gobierno de su familia política en Bruselas.

Fuentes europeas aseguran no obstante que si el alemán Weber, actual jefe de filas de los eurodiputados del PPE y sin experiencia gubernamental, no logra ascender a la cima del Berlaymont, sede de la Comisión, “podría convertirse en presidente del Parlamento”.

Sin la principal formación proeuropea, los socialdemócratas, liberales y ecologistas -gran sorpresa de las elecciones europeas al progresar hasta los 69 escaños- no reúnen tampoco una mayoría en la Eurocámara, lo que anuncia una compleja negociación.

Mucho más compleja si cabe, ya que, además de la presidencia de la Comisión, se negocian las del Consejo, la Eurocámara y Banco Central Europeo (BCE), junto al liderazgo de la diplomacia europea, que deben otorgarse en base a criterios geográficos, políticos y de género