Después de cuatro meses y medio de guerra en Ucrania, el ejército ruso proseguía sus "incesantes" bombardeos en la región oriental de Donetsk, mientras Estados Unidos prometía nueva ayuda militar a Kiev.
Además de esta colaboración, Washington aumentó la presión a nivel diplomático. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, pidió a China condenar "la agresión" rusa en Ucrania, según informó al concluir un encuentro con su homólogo chino, Wang Yi.
Por su parte, Reino Unido acogió a un primer grupo de los 10.000 soldados ucranianos que recibirán entrenamiento en territorio británico.
"Este ambicioso programa de entrenamiento es la siguiente fase de apoyo de Reino Unido a las fuerzas armadas de Ucrania en su combate contra la agresión rusa", afirmó el secretario de Defensa, Ben Wallace.
En esta misma jornada, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, advirtió sobre los riesgos de una inacción ante Rusia.
"Los ojos de todos los movimientos y regímenes políticos agresivos en el mundo están puestos en lo que nos hace Rusia", escribió en Instagram.
"¿Podrá el mundo llevar ante la justicia a los verdaderos criminales de guerra?", preguntó, advirtiendo del riesgo de "centenares de agresiones más" si el mundo no reacciona.
Zelenski explicó la víspera en un video haber pasado el día en la región de Dnipro (centro) y deseó feliz fiesta "a todos los musulmanes de Ucrania y del mundo" con motivo del Eid al-Ada que se inicia el sábado. También aseguró a los tártaros de Crimea que vendrá el día en que "nos felicitaremos mutuamente en una Crimea libre", península anexionada por Rusia en 2014.