Largas colas para conseguir combustible, unos precios disparados que hacen casi imposible llenar la nevera, la falta de dólares y la alta fragmentación política configuran el contexto en el que Bolivia va a las urnas este domingo. El país andino celebra la primera vuelta de las elecciones en medio de una crisis económica, política y social que convierte estos comicios en los más reñidos y divididos en los últimos 20 años.
Gran parte de la población tiene todas sus esperanzas puestas en el resultado que salga este 17 de agosto. Quieren que las cosas cambien, aunque las elecciones "no son una varita mágica", según explica a RTVE.es la periodista y jefa de Información de la Agencia de Noticias Fides, Nancy Vacaflor, ya que "lo que hay es un problema de fondo".
El politólogo, economista y director del Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios (CEBEM), Mario Galindo, coincide en que en Bolivia hace falta un cambio estructural, aunque "no se va a resolver en 100 días como plantea algún candidato; va a tomar por lo menos cinco años, o sea, todo un gobierno, para poder estabilizar el país".
Este domingo, los nueve millones y medio de bolivianos que están llamados a las urnas tendrán que elegir entre un total de nueve candidatos, con una izquierda fragmentada que podría perder el poder tras 20 años de Gobierno, Evo Morales fuera de las elecciones y una oposición con los líderes de centro y derecha como favoritos en las encuestas.
Bolivia disfrutó de una economía boyante hasta 2015, cuando prácticamente se terminaron las reservas de gas. Las exportaciones cayeron y la deuda externa se multiplicó por cinco. El país ha alcanzado un endeudamiento del 80% del PIB y, además, "el déficit fiscal ha llegado a niveles sumamente elevados, un 14% del PIB", explica Galindo.
Esta situación derivó en 2023 en una falta de dólares en el país que desencadenó una serie de repercusiones que siguen haciendo tambalear Bolivia. "Los costos de los productos se han encarecido significativamente, la inflación se ha disparado, las reservas [de dólares] se han reducido… Hay un escenario de crisis económica producto de una política económica fallida en los últimos años", explica Vacaflor.
Los hidrocarburos están subvencionados en Bolivia y el país andino "está gastando millones y millones en la importación de estos carburantes, [lo que le supone] un desangramiento de las arcas del Estado", según indica la periodista. A esto se suma que Bolivia "es un país altamente dependiente de las importaciones", señala Galindo, que sitúa en un 80% la cantidad de productos que la industria nacional necesita importar.
La falta de combustible, sobre todo de diésel, que es el que usan para la maquinaria pesada, ha generado que la producción agrícola e industrial baje y esta escasez, a su vez, ha disparado los precios. "Muchos productos se han incrementado entre un 41% y un 100%, en muchos casos los más básicos como las medicinas y los alimentos", explica el profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas de la Universidad de Nuestra Señora de la Paz, Álvaro Bellido.
Actualmente, llenar la cesta básica semanal para una familia estándar de cinco miembros cuesta unos 53€. El salario medio de Bolivia es de 2.800 bolivianos (350€), por lo que solamente poder llenar la nevera implicaría destinar el 60,6% de los ingresos familiares. "La población está tratando de sobrevivir, ya que nuestra plata está totalmente devaluada", señala a RTVE.es el director ejecutivo de la Federación de los Gremiales de La Paz, Óscar Aranda. "En su momento ha estado caótico, era lapidario para encontrar alimentos. Ahora sí tenemos, pero los precios están por las nubes", cuenta Aranda. Vacaflor añade que la crisis que están pasando las familias en este momento es "muy complicada, y mucho más cuando en Bolivia tenemos, según la Organización Internacional de Trabajo, un 85% de informalidad".
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Ante esta situación, a la que se suma una inflación que alcanzó el 18,4% interanual en mayo (la más alta en los últimos 17 años), las agencias de la ONU del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de la Agricultura y Alimentación (FAO) alertaron en junio de la inseguridad alimentaria en Bolivia. "Se prevé que la inseguridad alimentaria aguda se deteriore (...) debido a la alta inflación sostenida y la disminución de las reservas de divisas. Se proyecta que esto continuará erosionando la capacidad de importación y el poder adquisitivo de los hogares, lo que limitará aún más el acceso a los alimentos", señala el informe de Naciones Unidas.
El actual presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, rechazó las declaraciones de la ONU y señaló que el aumento de los precios de los alimentos era debido a la especulación de los comerciantes y a los bloqueos de las carreteras que han estado protagonizando los seguidores de Evo Morales, expresidente de Bolivia y enfrentado a Arce Catacora.
Por su parte, la integrante del movimiento feminista boliviano Mujeres Creando, María Galindo, sostiene que esta falta de alimentos es "una especie de campaña de pánico". "La escasez de hidrocarburos, el alza del dólar, del aceite… El ocultamiento de algunos productos es parte de una campaña de pánico para forzar a la gente a votar por la derecha en este país", asegura.
Aranda opina que "el régimen del socialismo ya no va más en Bolivia". "Necesitamos gente nueva, honesta y leal que levante de una vez al país económicamente. Que traigan inversiones de fuera del país. Necesitamos trabajo. Tenemos un alto porcentaje de nuestro sector gremial que está vendiendo en las calles", añade el jefe de los Gremiales de La Paz.
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La división del MAS, la figura de Evo Morales y el ascenso de la oposición
La situación política de Bolivia también es complicada: desde las últimas elecciones "va arrastrando una crisis permanente", según explica Vacaflor. La división del partido de izquierdas Movimiento al Socialismo (MAS) podría dar la victoria a los principales candidatos de la oposición: el centrista Samuel Doria Merina y el de derechas, el expresidente Jorge Tuto Quiroga. Según las encuestas, alcanzarían entre un 40% y 45% de los votos si se unen en una segunda vuelta.
Dentro del MAS, la facción del actual presidente "es la que ha quedado más golpeada con su mala gestión", señala el politólogo Galindo. Añade que, debido al "desastre económico que ha hecho Arce Catacora, tenemos una pobreza que está rondando el 44% y una pobreza extrema que está rondando el 24%, más que cuando entró Evo Morales". Luis Arce, que sufrió fallido golpe de Estado el año pasado, lleva como candidato al actual ministro del Interior, Eduardo del Castillo, aunque según Galindo, no cree que llegue a obtener los votos suficientes, ya que "las encuestas muestran un 2% de pretensión de voto para Del Castillo".
Paralelamente está Evo Morales, exlíder del MAS e inhabilitado por la justicia para volverse a presentar. "La Constitución establece que solo hay derecho a una reelección. Él ya ha cumplido esto y, sin embargo, no acepta esta decisión", explica Galindo. Morales, que tiene varios juicios por pederastia y que está refugiado en la zona cocalera del país, ha llamado a sus seguidores al voto nulo para protestar ante esta decisión. "Yo creo que Morales pretende superar el 25% con el voto insurreccional –según lo califica el politólogo– y demostrar que podría ser el ganador, [algo que] deslegitimaría al gobierno [que salga electo]".
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