En su campaña electoral, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, prometió eliminar las reservas indígenas para entregar a los empresarios agrarios, siderúrgicos y mineros las tierras protegidas actualmente habitadas por cientos de tribus autóctonas.
Desde su elección, se multiplicaron los intentos de deforestar a la fuerza estos territorios. Una de las comunidades atacadas es Uru-eu-wau-wau, en Campo Novo de Rondonia. Sus miembros viven ahora con miedo a la espera de una nueva invasión armada.