A mediados de marzo, un grupo de expertos convocados por la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), liderados por Soledad Recabarren, dio a conocer un documento con 14 propuestas de cambios en materia tributaria, trabajados desde octubre de 2017, que incluían entre otros reintegrar el sistema tributario, perfeccionar el régimen 14 ter para las Pymes y aclarar algunos aspectos de la norma antielusión, entre otros. La propuesta fue enviada al Ejecutivo para que las considere en la elaboración del proyecto que enviará al Congreso en los próximos meses.
Sin embargo, dice Recabarren, hasta ahora han sido escasamente considerados por la autoridad en el proceso, menos incluso que para la reforma de la administración de Michelle Bachelet.
¿Cómo ha visto hasta ahora el proceso de elaboración de una nueva reforma tributaria? Parece ser menos intocable que antes el sistema impositivo, con cambios más continuos…
La política tributaria siempre requiere ajustes, pero una cosa es ir haciéndolo porque hay nuevas instituciones o porque hay que regular de manera diferente por un cambio de criterio a nivel internacional, a decir que hay que cambiarlo todo, que es un poco lo que ocurrió en 2014. Y ese fue más aun un cambio a puertas cerradas, sin conversar con la gente. El proyecto se presentó en marzo y el 19 de mayo estaba aprobado, habiendo pasado por la Cámara de Diputados, por el Senado y por una comisión conjunta. La reforma de 2014 fue a gusto de quien escribió el proyecto y no considerando la realidad del mercado. Se aprobó con plena conciencia que era un pésimo documento pero el compromiso político era más fuerte. Por eso el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés asumió con la misión de arreglar todos los entuertos que tenía la reforma.
¿Y qué opinión tiene del proceso de implementación de la reforma tributaria en la Operación Renta, con el sistema en régimen?
-Diría que ha flotado porque el Servicio de Impuestos Internos (SII) se ha dado el trabajo de interpretar y aclarar, porque el texto legal en muchos casos no es suficiente o queda muy confuso. Por eso mismo, si esto ha andado, más o menos, es porque el SII ha hecho un tremendo trabajo para tratar de clarificar la reforma. Por otro lado, también se ha ido a un extremo porque la cantidad de información que requirió este año en las declaraciones juradas estuvo más allá de lo que la ley obligaba al contribuyente.
¿Hubo una avalancha de declaraciones rechazadas o incompletas?
-Si se hubiesen aplicado los parámetros que ocupaba el SII en años anteriores, la cantidad de rechazos habría sido muy alta. Pero hubo un poco de manga ancha en la revisión de declaraciones de socios y personas naturales y la gran mayoría salió sin observaciones. El número de devoluciones es increíble si se piensa que la mayor parte de las empresas fueron objetadas inicialmente. Ahora eso sí viene la revisión de las empresas, donde las observaciones son muchísimas, principalmente porque la información del servicio es diferente a los de los contribuyentes, ya sea por errores, porque no se procesó completamente la información o por falta de información.
El gobierno trabaja en un proyecto para presentar en los próximos meses. ¿Qué expectativas tiene?
-Estamos todavía en un punto donde la oposición está defendiéndose como gato de espaldas porque lo único que quieren es que no toquen esta institución de reforma tributaria que crearon. En el fondo no quieren cambios, y el gobierno debería tender a una serie de gastos importantes. Entonces primero va a haber una lucha de egos entre mantener y cambiar esta obra, por decirlo de alguna manera. Pero los técnicos cuando se les pregunta dicen: bueno, ya tenemos una reforma, y lo que hay que hacer es trabajar sobre ella. Los borrones y cuenta nueva en materia tributaria no existen. En ese sentido el gobierno es a lo que va a arribar.
Dijo que la reforma del gobierno anterior fue hecha a puertas cerradas. Con la nueva administración, ¿cómo ha sido el proceso?
-La verdad es que no. Tuvimos una primera reunión cuando empezaron a armar su equipo e hicimos ver nuestros puntos. De ahí en adelante no hemos tenido ninguna reunión más. De hecho si me pregunta no sé en qué está la reforma que está trabajando el gobierno. Al principio sabíamos que estaban bien avanzados en números pero no en el texto, hoy imagino que están trabajando a full en el texto, pero no tenemos la menor idea de en qué sentido va.
¿Les preocupa?
-Es parecido a lo que pasó en el gobierno anterior. Para la anterior reforma, recuerdo haberme reunido en más de una ocasión en el gobierno anterior con Alejandro Micco, pero sin tener prácticamente ninguna retroalimentación. Ahora, para esta reforma tributaria hemos tenido incluso menos contacto con Hacienda que en el gobierno anterior.
¿Han planteado a Hacienda esa falta de consideración a su juicio?
-En algún momento dijeron que las prioridades del Presidente habían cambiado y la verdad es que así parece ser porque están saliendo otros proyectos antes que el tributario.
De lo que sabemos que contendrá el proyecto, está la reintegración y la baja del impuesto a las empresas. ¿Coincide con esas medidas?
-Como lo han planteado algunos economistas, y en el caso nuestro en la CPC hemos estado trabajando con el apoyo de Patricio Arrau, la verdad es que para que funcione la baja de tasas debe ser gradual, porque hay que ir compensándola con crecimiento y con recaudación en otras áreas. En cambio en matera de reintegración se puede hacer más rápido, porque la recaudación que se estimó en algún momento, debiese ser mucho más baja. Cuando tengamos los resultados de la Operación Renta sabremos el detalle.
¿Por qué será mucho más baja?
-La reforma de 2014 y el perfeccionamiento de 2016 permitieron prepagar un impuesto sustitutivo al FUT. Ahí hay US$32 mil millones de libre disposición. ¿Entonces un empresario va a querer pagar un impuesto de 44,45% cuando retire o va a preferir llevarse estos ingresos no tributables, que son de libre disposición? Razonablemente llevarse primero la plata que no paga impuestos.
Así que finalmente la recaudación por este 35% adicional, sin crédito, no debiera existir, porque son tan caros estos 9,45% adicionales que incluso a un empresario que no tenga impuesto sustitutivo al FUT le conviene más pedir un crédito bancario, pagar sus gastos de vida durante un año y tratar de postergar los impuestos. Si quieres que los ricos paguen más impuestos, puedes subir la tasa del global complementario y no mantenerla en 35% como está hoy.
¿Qué otro cambio prioritario debería considerar la reforma?
-Hay varias propuestas que hicimos en la CPC pero sin duda un cambio en la tributación de las Pymes. Las Pymes quedaron muy bien legisladas en el 14 ter pero se les impusieron una serie de restricciones que no tienen mucho sentido. Un pequeño constructor, por ejemplo, no puede estar en el 14 ter porque la actividad inmobiliaria y de construcción está restringido. Y no hay ninguna razón. O por ejemplo el ministerio de Economía considera Pymes a las empresas que facturan menos de 100 mil UF y el 14 ter hace un distingo entre quienes facturan menos o más de 50 mil UF.
Estas últimas si bien tienen algunos beneficios, solo pueden elegir entre atribuido o semi integrado, pero no hay más opción.