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Acoso sexual en Chile: "Falta que los hombres se involucren en el problema", dice psicóloga

De a poco las mujeres han podido levantar la voz y hacer público una serie de problemas culturales y sociales, donde el silencio ha sido la tónica.

La bola de nieve que dejó las denuncias en contra del afamado productor de Hollywood Harvey Weinstein, ha hecho que en las últimas semanas cada vez sean más las mujeres que se atreven a denunciar situaciones personales de abuso y acoso sexual.
 
El mundo entero ha puesto los ojos en algo que, pasado los días muchos sabían o intuían, pero que nadie, ni siquiera las afectadas, se atrevían a hablar.
 
Que sucede que muy pocas y pocos tienen las habilidades y el conocimiento para poder elevar la voz y hacer visible el horror y el dolor que produce este tipo de situaciones.
 
Nuevos casos chilenos
 
Estos últimos días varias mujeres se han atrevido a sacar la voz y hacer público sus vivencias sobre el acoso. Nicole Block, actriz de televisión, publicó en una red social cómo tuvo que padecer el trato violento de un colega por el solo hecho de ser mujer.
 
“Una de las formas más soterradas de abuso es tener que aguantar en tu trabajo que un actor ‘importante’ te grite sin ningún pudor frente a un equipo de 40 personas. Pienso, estoy exagerando! Ojo, nadie dice nada, parece normal... Pero porqué me siento como la mierda? Si yo hubiese sido hombre me hubiese gritado? Ni cagando, si no tuviera una posición de poder lo hubiera hecho?”, relató.
 
En su momento, la destacada cantante Francisca Valenzuela publicó en una red social una extensa carta defendiendo el derecho de no ser acosada, de poder denunciar los casos y felicitando a las mujeres que lo habían hecho, la constatación se hizo más potente.
 
“HOY, al ver el mundo digital rebasar con #MeToo y #Yotambién, soy recordada de cuánto me enorgullece, emociona e inspira la valentía y fuerza de las mujeres. De las que conozco y las de mi comunidad; las que no conozco y admiro de lejos; las que están todos los días luchando y haciendo algo por sus familias, vidas, carreras, países y planeta. Cuántas historias y realidades son aún invisibles. Esto es la punta del iceberg y de lo que tenemos al alcance. Tenemos que ir cambiando y transformando la cultura patriarcal una historia a la vez”, decía Valenzuela.
 
Luego, para rematar, la destacad animadora de televisión y modelo Tonka Tomicic soltó una infidencia: un acosador en televisión.
 
“Uno sabe la sutileza, por eso yo les decía que a mí me ha pasado ¡Hay personas que te saludan de una manera, poh! Acá hay un panelista que una vez, que viene a veces al programa, que te saluda así poh, y que yo me arranco. Hay hombres también que te hablan demasiado cerca. Hay gente que invade tu espacio. Y uno se empieza alejar. Nosotros tenemos un master en hacernos las tontas, las idiotas, ¿qué vas a hacer?”, dijo Tonka.
 
La reflexión que queda es que realmente es difícil denunciar, con nombre y apellido, al que acosa, abusa o toma un lugar de poder para hacerlo sentir. Las preguntas que surgen son porqué esto sucede y porqué no se va más allá.
 
Miradas
 
Sabiendo de estas complejidades y queriendo profundizar en sus razones conversamos con Claudia Dides, directora de la ONG Miles Chile, quien explicó algunas de las razones.
 
“Se han dado pasos en donde las personas han podido denunciar que han sido víctimas de violencia, cualquier tipo; en este sentido es todo un proceso poder reconocer esto para interiorizarlo y para así, después, poder denunciarlo. Esto es todo un proceso psicológico”, explica Claudia Dides.
 
“Se debe decir que aún persiste un fuerte miedo en los denunciantes, más si los acosadores se mantienen en lugares de poder. Esto, de mantenerse, hace muy difícil que se pueda identificar con nombre y apellido al acosador. Para las mujeres este es un elemento a superar”, analiza.
 
“Si se pudiera construir el espacio, donde se acompañe a las denunciantes, saber que hay una sociedad entera que escuchará y acompañará, donde se sepa que hay libertad para decir lo que se ha padecido. Nuestra sociedad ha evidenciado un gran paso que puede dar seguridad y confianza para decir la verdad”, finaliza.
 
 
Para la psicóloga y académica de la Universidad Central, Raisa Parra, este tipo de situaciones se generan porque “los abusos sexuales generalmente se denuncian después, no en el momento mismo. Se dificulta la denuncia cuando al interior de las familias se construye un ‘silencio’ para no hacer público esta situación, muchas veces por desconocimiento de los derechos de las mujeres”, explica la psicóloga.
 
“Se desconoce dónde, qué y cómo denunciar, lo que dificulta la visibilidad del problema. Sin olvidar que se presenta una sensación de desesperanza porque la instancia del abuso muchas veces legitima el abuso, dejando mucho más sola a la víctima. Lo que hace que se pierda la esperanza en el acto de denunciar”, comenta Raisa.
 
Sobre la situación de nuestro país frente a los cambios culturales para abrir el debate de las denuncias de abusos y acoso sexual, la psicóloga es optimistas: “El cambio cultural que ha vivido el país permite pensar en que más adelante este tipo de denuncias se podrán hacer con mucha más facilidad, esto porque progresivamente las mujeres nos atrevemos a hablar de estos temas. El que se pueda conversar y compartir las experiencias, de quitar el mito de lo que las mujeres hacen, es positivo. Los movimientos sociales han colaborado en visibilizar el problema. Faltaría la participación de los hombres en este tipo de problemas”, finaliza la psicóloga.