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Ciudadanos indignados se toman las autopistas: sepa por qué pasaron de la queja a la protesta callejera

Gran congestión vehicular generó la mañana de este lunes en Santiago una movilización organizada por la agrupación “No + Tag”, contra el valor del peaje en las principales rutas del país.
 
La convocatoria era a las 08.00 horas para que en tres puntos se bloquearan el acceso a la Ruta 5 Norte, la Ruta 68 y la Ruta 5 Sur por Américo Vespucio.
 
A modo de caravana los vehículos bloquearon las pistas causando gran atochamiento de automóviles. De acuerdo a la Unidad Operativa de Control de tránsito (UOCT) la congestión se percibió en las comunas de Quilicura, La Cisterna, Huechuraba y Vitacura.
 
Quejas
 
La vocera del movimiento "No + Abuso de tags y peajes", Alejandra Barriga, explicó que "esperamos que todo Chile se mueva, porque esto nos afecta a todos, cuando nos toca salir de vacaciones nos toca pagar mucho peaje y esto hace colapsar los bolsillos de todos los chilenos".
 
 
La representante de los automovilistas añadió que "esperamos que todos toquen las bocinas, nos apoyen con banderas, que el Gobierno vea que nosotros ya estamos molestos con esta situación del alza de los tag. Esperamos respuestas, porque ya llevamos tres años en este movimiento y no hemos logrado absolutamente nada".
 
Otro grupo de manifestantes se reunió en el centro de Santiago para entregar una carta en el Ministerio de Obras Públicas al ministro Juan Andrés Fontaine, en la que solicitan una reunión para tratar este tema.
 
Cristián Ruedas, otro de los voceros del movimiento, detalló que "hoy día son 42 comunas que se han adherido a esta movilización, comunas que están dispuestas a radicalizar aún más el movimiento, pero dispuestas y llanas a escuchar cuál es la propuesta que el Gobierno debe hacer frente a estas temáticas".
 
"Hoy no podemos seguir aguantando la arbitrariedad, amparada por ley del Estado de Chile bajo la cual están trabajando las distintas concesionarias de nuestro país", añadió el representante de los automovilistas.
 
Ciudadanos indignados
 
La sensación, evidente es que los ciudadanos consideran que la solución de sus indignaciones está en sus manos puesto que las autoridades se encontrarían del mismo lado de aquellos a quien dirigen sus quejas.
 
 
Resulta llamativo el hecho de que en los últimos años las movilizaciones son una forma de evidenciar un problema y de hacer un llamado para encontrar una solución. Pero, el grueso de estas manifestaciones, se dan de forma paralela a la oficialidad.
 
Analizando la situación que se da en nuestro país frente al descontento ciudadano y a la indignación que se apodera de algunos sectores, se podrían buscar algunas razones.
 
Según el sociólogo Eugenio Tironi la decadencia institucional y la indignación ciudadana son el resultado del contexto en el que algunos chilenos han crecido y que ambos fenómenos responden a la imposibilidad de los adultos de proyectar el futuro. Nosotros miramos el futuro como una proyección del pasado. Los jóvenes, en cambio, no tienen este estigma, no se arrodillan frente a las instituciones y se rebelan contra el mundo de sus padres”, dijo.
 
“Las sociedades se gestionan en base al miedo, la emoción humana más importante. Solo se supera con la indignación, que permite ir más allá del temor a que te pase algo”, explica el destacado sociólogo Manuel Castells.
 
“A partir de ahí, el acto de rabia individual o de unos pocos se comunica viralmente. He aquí el rol fundamental de Internet. Aquel levantamiento personal desemboca finalmente en una acción colectiva, y el resto es historia, como ya saben europeos, asiáticos, africanos o americanos”, recuenta el sociólogo.
 
Para Danilo Sanhueza, psicólogo titulado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, el malestar que se aprecia en nuestros días “necesita ser entendido como un fenómeno complejo, que tiene diversas fuentes, que en algún punto siempre remiten a la forma en que socialmente producimos nuestra vida, así como diversos destinos, que dicen relación con las formas de tramitación del malestar”, explica.
 
“Esto ayuda a comprender que el malestar no se agota en la cuestión de las expectativas frustradas, sino que puede concernir a fenómenos de otro orden que son tan contemporáneos, como el silenciamiento, el abuso institucional, las crecientes exigencias de rendimiento individual, etcétera”, asegura.
 
 
Por último, Andrés Gómez, antropólogo de la Universidad de Chile, suma a la indignación ciudadana la relevancia que tienen actualmente las redes sociales.
 
“Ya se ha vuelto habitual la utilización de estas plataformas para distensión, comentarios o denuncias sobre alguno de los temas de la sociedad. Lo que concitan las redes sociales es un ciudadano específico, distinto a la categoría clásica de ciudadano”, analiza Gómez.
 
“Se trata de un individuo que piensa y reclama en tanto la colusión afecta su consumo. Sin embargo, todos los casos de colusión, corrupción, cohecho y financiamiento de campañas políticas tienen que ver con un ciudadano que piensa que le están quitando o robando algo. En este sentido, tendríamos que pensar al(la) ciudadano(a) como uno(a) diferente al que estamos acostumbrados”, finaliza el antropólogo.