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"Comunidades que se cuidan": el nuevo programa para luchar contra las drogas desde las mismas personas

El trafico y consumo de drogas sigue siendo un problema sin solución, por más que se fomenten campañas y se masifique la educación sobre ellas. La batalla, para muchos, ya está casi perdida.
 
Sin embargo, siempre surgen iniciativas que buscan darle una nueva mirada al problema e implementar políticas innovadoras conscientes de que la educación en los más jóvenes es la mejor herramienta contra el consumo.
 
Es por esto que la fundación San Carlos de Maipo, institución que lleva años luchando por revertir este flagelo, ha instalado en tres comunas de la región Metropolitana el modelo “Comunidades que se Cuidan”.
 
Origen
 
La iniciativa fue creada por la Universidad de Washington y ha sido probada en más de 10 países con resultados visibles: los jóvenes son un 32% menos propenso a consumir drogas.
 
En Chile el modelo aplicado alcanza a cerca de 22 mil familias comprometidas en evitar estas problemáticas en los niños y adolescentes. Esto porque según cifras del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), el consumo de marihuana es el que más ha crecido en el país, aumentando en más de 200% en sólo cuatro años.
 
El modelo traido por la fundación San Carlos de Maipo se orienta a la prevención temprana del consumo de drogas e involucra activamente a la comunidad en la elaboración, gestión y ejecución del mismo.
 
Dado su abordaje multisectorial de factores de riesgo, “Comunidades que se Cuidan” permite atender preventivamente otros comportamientos problemáticos, tales como la deserción escolar, embarazo adolescente, delincuencia, violencia, depresión y ansiedad.
 
El impacto positivo de esta política en Estados Unidos es lo que motivó a la Fundación a adaptar en 2014 este sistema, cuyo principal valor es capacitar y empoderar a las propias comunidades en la elaboración, gestión y ejecución de un plan de acción con objetivos concretos. Estos permiten prevenir de manera integral el consumo de droga y otros factores de riesgo en sus niños y jóvenes.
 
“Comunidades que se Cuidan” está en marcha en las comunas de Quilicura, Lo Espejo y San José de Maipo y tiene como propósito el fortalecer las herramientas protectoras y evitar el desarrollo de conductas problemáticas en niños y adolescentes.
 
Experiencia y miradas
 
Según Marcelo Sánchez, gerente general de fundación San Carlos de Maipo, “la experiencia de Estados Unidos y en otros países similares a Chile demuestra que modelos como ‘Comunidades que se Cuidan’ y programas basados en la prevención y en la evidencia científica pueden hacer la diferencia. Por esta razón, hemos invertido tiempo en adaptarlo a nuestra realidad local, siempre manteniendo la fidelidad en la implementación que garantiza buenos resultados”, destaca Sánchez.
 
La investigadora y asesora de la Universidad de Washington de “Comunidades que se Cuidan” para Chile, Nicole Eisenberg, explicó que “el sistema no sólo empodera a las comunidades, sino que logra que usen un enfoque de salud pública para prevenir problemas físicos y de comportamiento, buscando intervenir antes de que aparezcan los conflictos”, indica.
 
 
“Se usan datos recolectados de encuestas con los propios jóvenes de las comunidades para determinar cuáles son sus fortalezas y necesidades, de manera de alinear las intervenciones preventivas con los principales problemas locales. Y las intervenciones que el sistema promueve son aquellas que están basadas en evidencia, que han sido investigadas y que han demostrado ser eficaces”, explica la experta.
 
La experiencia vivida por Sebastián Iñiguez, coordinador territorial de “Comunidades que se Cuidan” y vecino de un sector de Quilicura, es determinante para dimensionar su importancia.
 
“Como comunidad nos hemos dado cuenta que somos protagonistas y constructores de nuestro propio futuro, no necesitamos que venga alguien a entregarnos una solución milagrosa. Cada vez más vecinos y actores se están sumando a esta iniciativa, porque han comprobado que es el camino correcto a seguir”, señaló el coordinar.
 
Para Iban de Rementería, académico de la Universidad Central y experto en drogodependencia, la situación que se da con el trabajo de la comunidad es importante “pero no lo es todo”.
 
“Se deben considerar los resultados de este tipo de estudios con otro tipo de elementos que también cobran relevancia como la calidad de vida, la pobreza incipiente en la sociedad y el terror por caer en la pobreza. Sin olvidar las políticas de salud y contra la delincuencia”, asegura.
 
“Se debe dejar en claro que el origen del consumo de drogas en menores es una grave falla en la comunidad, que se debe al distanciamiento de esta comunidad con sus niños. Por tanto, sí es importante que la comunidad se haga participe, pero no cayendo en un desapego del resto de los elementos de la sociedad”, apuntó de Rementería.
 
Para el experto el problema sin embargo no es ese, y que no es malo que el Estado y algunas organizaciones tomen este tipo de medidas, pero considera que en el fondo hay cuestiones más complejas por analizar.
 
“Insisto que el elemento central son los problemas de salud, y esencialmente en el caso de drogas, son los problemas de salud mental. Sin dejar de lado los problemas de violencia que se dan en algunas comunidades. El trabajo de la comunidad se debe dar sin dejar de lado un enfoque profesional en el  mejoramiento de la salud mental”, concluye.