Por Equipo Cambio21. Se trata de una nueva discusión de minorías: quienes practican el rodeo versus los que rechazan esta actividad.
"Pa’ ser bueno pa’l rodeo hay que saber sacar la vuelta”: curioso análisis del “deporte” del momento
Resta un mes para el 18 de septiembre y el debate respecto al rodeo como deporte nacional sigue subiendo de tono.
Se trata de una nueva discusión de minorías, tal como pasó con el paso del “Bus de la Tolerancia” que enfrentó a partidarios y detractores de tal protesta motorizada en contra de la agenda de identidad de género, pero ahora protagonizada por quienes practican el rodeo y los que rechazan esta actividad, sobre todo las organizaciones animalistas.
Las posturas están lanzadas: ¿si no me gusta, no lo veo y ya? ¿Es una disciplina perteneciente a una elite patronal que merece ser criticada solo por este elemento? ¿Basta de maltrato a los novillos que son usados en las medialunas?
Veamos qué nos dijeron los sociólogos Javiera Arce (Universidad de Valparaíso) y Pablo Huneeus (además escritor y panelista).
“¿Quiénes van al rodeo?”
“Cuando no estás de acuerdo con la cultura y tradición, porque te oprime y te insulta, evidentemente tenemos que cambiarlas”, asegura Arce, quien cuestiona abiertamente el rodeo.
“Lacearon en una pista a una chica porque estaba protestando… eso es súper insultante. Así como hubo avances con los animales menores, cómo no con los mayores”, agrega y luego pregunta: “¿quiénes van al rodeo? Hay una clase alta que se protege en sus círculos políticos, por eso que existe un trasfondo cultural con el latifundista, la derecha, etc. Es algo bien fuerte”.
En su opinión, “es lo mismo que el uso de los animales en los circos o zoológicos. Por qué tienen que ver sufrir a los animales para entretenerse. Es algo absurdo”.
“Por eso que me hace sentido extender la ‘Ley Cholito’ (cuyo impulsor es el senador PPD Guido Girardi) para los animales mayores. Ojalá que no fuera en esta época, porque viene septiembre y la coyuntura se presta para esto”, insistió.
“¿Por qué no atacamos al polo entonces?”
Huneeus, en tanto, hace una salvedad. Anda y pasea a caballo, la gustan los deportes ecuestres, pero rechaza la violencia que caracteriza al rodeo.
Así opina: “es un deporte muy caro y de gusto patronal. Para hacer colleras y cortes requieres recursos. Yo no le encuentro mayor gracia, pero esencialmente es una exhibición de estatus y no para cualquiera. Qué sé yo, los autos que llegan y las niñas que van. Están en su derecho”.
“Lo que pasa con el maltrato animal es que se puede sustituir por algún invento que haga las veces de animal, como se hace hoy con las carreras de camello, donde se utiliza un aparatito (fabricado en Suiza y los países árabes) que hace del niño que va arriba, porque para que el camello corra debe montarlo alguien con poco peso, si no se cae”, explicó.
Respecto al cuestionamiento social y de clase, Huneeus lanza una ironía: “¿por qué no atacamos al polo entonces? También es un deporte caro, las carreras de caballo lo mismo más allá de que se pueda apostar. ¿O no?”
“Insisto: lo del maltrato animal es arreglable. Hay muchas formas de hacer exposiciones de caballería; carreras y presentaciones de caballos chilenos y árabes. No es necesario ‘topiar’ a un animal. Separaría ese problema. Se ve mal. No aporta nada. El animal hace de saco en el rodeo”, añadió.
Raya para la suma: “parte del trabajo del corral es lacear el animal. Y al lacear el animal, se te da vuelta y te queda el lazo todo enredado… de ahí viene el dicho ‘sacarle la vuelta’. Es interesante como se aprende a sacarle la vuelta a las cosas. Pa’ ser bueno pa’l rodeo hay que ser bueno pa’ sacar la vuelta”.