Oh I'm just counting

El senador Huenchumilla ataca y le hace daño a la DC, su propio partido: Por Ricardo Hormazábal, exsenador y expresidente DC

El senador Francisco Huenchumilla sostiene que, en el Siglo XIX, el Estado chileno habría aplastado al pueblo mapuche y usurpado sus tierras y que la DC nunca ha hecho nada para reparar estos abusos.

Afirma que recién hace unas décadas él empezó a preocuparse de este tema. Los hechos demuestran que lo que enuncia no tiene ningún fundamento o lo que defiende en los últimos años carece de respaldo en el país, incluidos los descendientes de pueblos originarios en el Norte y el Sur.

La interpretación que hace no se ajusta a la realidad histórica. El Chile actual se forjó en el siglo XIX con dos guerras dolorosas para todas las partes involucradas , obteniendo Chile territorios pero pagando algunas compensaciones con acciones políticas y económicas que, por supuesto, pueden ser criticadas, pero eso es lo que ocurre en las guerras y por ello, la DC y otras fuerzas, hemos aprendido de la urgencia de la paz, tanto
interna como externa.

Su posición se puede entender como la actitud de un converso que busca ganarse la confianza de una minoría de ultra izquierda, que ha sido aislada por los propios descendientes de nuestros pueblos originarios, como lo demuestran
muchos hechos, entre otros en el reciente plebiscito, donde su opción fue aplastada electoralmente, especialmente en su región.

Él ha reconocido que por muchos años, tiene 78 de edad, “se sintió más Jaramillo (su segundo apellido) que Huenchumilla y que hace algún tiempo ha optado por ser Huenchumilla”.

En la misma publicación reconoce: “Yo nunca me definí como un líder del mundo mapuche y tampoco hice campaña levantando las banderas del mapuchismo. Lo hice en mi calidad de político democratacristiano. Hasta es probable que
si hubiera hecho el 89’ campaña como mapuche no hubiera sido finalmente electo; mi distrito era Temuco y hablamos de un distrito urbano, donde la votación era mayoritariamente no indígena –explica.” (CIPER 29.12.2015)

A diferencia de la opinión de Francisco, la DC ha sido siempre un partido que busca respetar el pluralismo y promover la amistad cívica entre las personas, sin discriminaciones, ya que su base doctrinaria considera la diversidad como un valor positivo para el respeto de los derechos humanos en una sociedad democrática.

Ha cometido errores la DC, pero su cuenta al haber al servicio del pueblo chileno es muy solvente. Se encuentra en una crisis grave, pero hay militantes y dirigentes dispuestos a buscar salidas apropiadas , manteniendo un partido que todavía tiene mucho que aportar.

Los descendientes de pueblos originarios, así como los distintos sectores sociales, culturales y económicos, han tenido siempre espacio en la DC para aportar ideas y ocupar cargos de representación popular en todos los niveles, incluso en la propia dirección política del partido y aportado para que se dicten normas que logren reparar abusos e injusticias.

El senador Huenchumilla es una prueba de ello. Luego de la vuelta a la democracia, ha sido subsecretario, diputado, Intendente, Alcalde, Ministro de Estado, Secretario General del PDC, ahora senador y sus iniciativas sobre el tema se leen más cómo acciones para ganar votos.

Él presentó proyectos para favorecer ese electorado, firmados con parlamentarios de derecha de la zona, como Sergio Díez, destacado defensor de Pinochet en los foros internacionales y en el país.

Respaldó las medidas políticas, policiales y jurídicas que los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría aplicaron frente a la violencia desatada por grupos ultras , con pleno respeto a los derechos humanos y con grandes avances para superar las injusticias de diversos sectores de chilenos, entre ellos, los descendientes de pueblos originarios.

No recuerdo que Francisco se haya opuesto a la decisión del Presidente Patricio Aylwin (DC) cuando impulsó una ley indígena cuyo mensaje señalaba:”los pueblos indígenas de Chile , que constituyen una de nuestras raíces, tienen derecho a un espacio de respeto y participación en la vida nacional. Trabajando todos juntos vamos a ir avanzando en el anhelo de construir lo que he llamado y sigo llamando, Una Patria buena y justa para todos”.

El Presidente Aylwin firmó la promulgación de la ley en Nueva Imperial, ante una gran audiencia de dirigentes de entidades de pueblos originarios y las críticas de una ínfima minoría de extremistas.

Allí manifestó que seguía pendiente una Reforma Constitucional de reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas
como parte de la Nación chilena”, pero que esta ley era “un reconocimiento legislativo a la realidad de estos pueblos que forman parte de la Nación chilena". Agregó, más adelante: "Un nuevo espíritu, rige las relaciones de los pueblos indígenas de Chile con la Patria toda. Ustedes son indígenas y son chilenos; un sector de chilenos que, como otros sectores, estuvieron en el pasado postergados o abandonados, que sufrieron y que tienen legítimos derechos a una vida mejor”.

Los datos disponibles muestran que desde que se dictó la ley indígena en 1993 en el Gobierno del DC Patrico Aylwin, los censos registraron un incremento del número de personas que se auto declaraban descendientes de pueblos originarios, tanto por por el clima de respeto que se fortaleció y por los beneficios concretos que tal calidad otorga.

Las declaraciones del senador Huenchumilla partieron cuando era Intendente, pero si se refería a que los gobiernos aceptaran las demandas de esos sectores de ultra izquierda, a la cual él se ha sumado, fue muy bueno no haberlo escuchado, ya que contradicen las ideas centrales que promovió el Presidente Aylwin y la Concertación y con las cuales no tuvo problemas de conciencia para ocupar cargos relevantes designados como Ministro, Subsecretario o Intendente.

Seamos claros: el senador Huenchumilla cree que hay una lucha entre el Estado chileno y el pueblo mapuche y respalda la creación del denominado Wallmapu, propuesta que favorece una nueva Nación independiente que divide a Chile y a Argentina, alienta conflictos en el Norte de Chile, ideas respaldadas por una parte de la izquierda marxista en nuestro continente y que ha sido rechazada de manera categórica por los propios descendientes de pueblos originarios que han dado forma a Chile en diversas oportunidades.

Una de ellas fue en las elecciones presidenciales pasadas cuando, lamentablemente, logró el respaldo de la candidata presidencial, senadora Yasna Provoste, la que incluyó en su programa el siguiente texto: “Desmilitarización del Wallmapu. Nuestro futuro Gobierno entiende que la actual situación de conflicto entre el Estado y Pueblo Mapuche es de naturaleza política y debe ser resuelto con un diálogo institucional efectivo, sincero y con medidas sustantivas. En ese sentido, entendemos que una respuesta militarizada al conflicto como el que se ha dado en estas décadas no resuelve el
 problema ni se ajusta a la búsqueda de la paz y convivencia pacífica en la región” (página 172 y 173 del programa presentado).

Estas propuestas contradicen los acuerdos del último Congreso del PDC del año 2007 en el que participamos más de dos
mil militantes, incluidos la senadora Provoste y el senador Huenchumilla, acuerdos que siguen vigentes hasta que no sean cambiados por otro Congreso, según los estatutos del partido DC.

Entre esas ideas respaldadas por unanimidad, se puede leer en el numeral 21 lo siguiente: “Propiciamos la expresión de los diversos sectores, con sus posiciones e intereses, en nuestra sociedad. Creemos firmemente en el pluralismo religioso, étnico, social y cultural. Es función de la política integrar esas diversas visiones e intereses en torno a un proyecto común de Nación. Nos alejamos de las visiones integristas que buscan la armonía a través de la exclusión y de las visiones
relativistas que, al amparo del pluralismo y la tolerancia, otorgan un valor absoluto a la autonomía personal".

¿Qué respaldo ciudadano se obtuvo con estas propuestas?: 11% de los votos para la antigua Concertación en la última elección presidencial y para la DC en las parlamentarias, menos del 5% que la ley exige para seguir existiendo como partido.

Sólo el hecho de tener más de 5 parlamentarios le permitió al partido seguir existiendo.

También los resultados del plebiscito fueron influidos, según partidarios del rechazo y del apruebo, por la no aceptación de propuestas en esta dirección. Es decir, de manera abrumadora el país en sus diferentes regiones, ideas, etnias, situación económica o creencias no aceptan la existencia de un Estado chileno en pugna con el pueblo mapuche, como es la falsa imagen que estos sectores promueven.

Lo que no se pone en duda es que esta lucha es en contra una minoría que favorece el uso de la violencia y el terror contra las personas y bienes públicos o privados para una propuesta que daña a Chile.

Llama la atención es que este violento e infundado ataque a la DC, se hace para defender las gestiones del senador Huenchumilla para colocar a personas que trabajan o han trabajado con él, en cargos políticos de confianza del actual gobierno en su región, lo cual va contra los acuerdos de la reciente Junta Nacional DC y afecta las relaciones del PDC con el gobierno, según las declaraciones del nuevo Presidente DC.

Colocar incondicionales en puestos secundarios de poder del gobierno, no tiene mucho que ver con una política de principios, sólo es un deseo de acumular poder.

Reconozco su derecho a defender la idea de entrar al gobierno actual, pero es extraño que no defienda esa posición en ninguna instancia partidaria y opere de hecho.

Esta declaración del senador Huenchumilla hace más difícil el camino que la DC tiene que recorrer para finalizar una fase de desencuentro, de falta de fraternidad y para que impere la paz necesaria para abrir paso a los debates fraternales que culminen en el próximo Congreso Nacional del partido, que son los necesarios para aportar como partido a la situación del país.

Finalmente espero que el nuevo Presidente de la DC, diputado Alberto Undurraga, logre apoyo para sus propuestas de poner fin a una política interna que profundiza brechas, logre que se levanten sanciones absurdas y se establezca un diálogo creador, que pueda ampliar la integración en la dirección y que logre el máximo apoyo para mantener a la DC como una fuerza de oposición popular y constructiva al gobierno.