“El movimiento estudiantil va a perder fuerza, porque se va a dar cuenta de que su verdadero deber no está en la calle, sino que en la sala de clases”. Esas fueron las primeras palabras del nuevo ministro de Educación, Gerardo Varela, que marcan las primeras diferencias entre el Ejecutivo y los estudiantes.
Las emitió en una entrevista a La Tercera, en la que el secretario de Estado realizó un llamado a concentrarse en la discusión de la calidad educacional, además de señalar que “el tiempo de las marchas ya pasó”.
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago, Juan Pablo De La Torre, fustigó esa opinión, argumentando que es una provocación.
La vocera de la Confech, Sandra Beltrami, criticó el estado actual de la educación y justificó las manifestaciones. “Es indigna. No queda otra que salir a la calle y movilizarse”, dijo.
Desde el Congreso también cuestionaron las declaraciones, en voz de la diputada del Frente Amplio y miembro de la Comisión de Educación, Camila Rojas, quien emplazó al Gobierno a considerar la opinión de las organizaciones sociales.