La Fiscalía investiga un presunto tráfico de armas en una unidad dependiente de la 23° Comisaría de Talagante, que habría introducido 118 pistolas, revólveres y escopetas en el mercado informal.
De acuerdo con la indagatoria desarrollada por el Ministerio Público, cada arma era vendida en dos millones de pesos y la banda era liderada por los propios carabineros investigados.
El fiscal del caso, Heriberto Reyes, explicó a La Segunda que "los carabineros eran los líderes de este aparataje. Tenían montada una verdadera asociación ilícita para obtener armas de fuego, registrarlas con todo el procedimiento y luego venderlas en el mercado negro a delincuentes".
El persecutor añadió que en la investigación "identificamos armas que fueron usadas en homicidios y asaltos. Sólo ellos podían hacerlo, porque concentraban todas las facultades para fiscalizar. En manos de los delincuentes quedaban armas nuevas, de última generación".
Según el vespertino, de las 30 personas detenidas por estos hechos, cinco son carabineros, de los cuales sólo uno estaba en servicio activo, mientras que el resto se encontraba en retiro, pero con contrato vigente con la institución uniformada.