El Presidente Gabriel Boric participó en un encuentro para reconocer el rol de las iglesias en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura, con más de mil invitadas e invitados de distintas zonas de Santiago, en el parque La Castrina de la comuna de San Joaquín. Esta es la primera actividad con logo y lema oficial del plan que busca conmemorar, a lo largo de todo el 2023, los 50 años del Golpe de Estado de 1973.

En ese marco, se reconoció a cinco organizaciones: la Vicaría de la Solidaridad, el Comité Pro Paz, el Comité Nacional de Ayuda a los Refugiados (Conar), la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (Fasic) y el Servicio Paz y Justicia (Serpaj), y a Javier Egaña Baraona, por su rol en la Vicaría. Además, se homenajeó al sacerdote Esteban Gumucio, quien escribió la letra de la Cantata de los Derechos Humanos, lanzada en 1978.

Noric recalcó los tres pilares en los que el gobierno se basará para recordar los 50 años de dictadura: memoria, democracia y futuro y dijo que “estoy aquí para recordar la importancia, una semana donde se ha discutido mucho, de los derechos humanos en nuestra historia y por cierto, en la convivencia actual”.

“A 50 años del golpe todavía tenemos detenidos desaparecidos y por eso reitero que estamos trabajando desde gobierno el plan de búsqueda, porque mientras estemos aquí tenemos el deber de seguir buscando. Este es un año para ponerle más fuerza a esa búsqueda”, planteó durante su discurso el Presidente.

En esta misma línea, dado el contexto que se ha dado en la última semana tras el asesinato de Rita Olivares -quien fue ascendida a suboficial mayor como honor póstumo- y la legislación en torno al proyecto de Ley Nain-Retamal, señaló: “Soy optimista respecto al futuro de Chile y no me cabe ninguna duda que seguridad, justicia y derechos humanos van siempre de la mano, nunca separados”.

Y explicó que cuando se habla de seguridad ciudadana “hay que reflexionar que también es un derecho y tenemos que ser capaces de garantizarla. Por eso resulta inexplicable que se pueda pretender avanzar hacia el derecho de una seguridad ciudadana sin respetar a los derechos humanos. Es una contradicción en la que no podemos caer, porque cuando terminamos haciendo cosas a la rápida, nos terminamos lamentando después”

“En estos debates seamos reflexivos, no es una cosa en donde tengamos que enfrentarnos existencialmente. ¿Podemos llegar al acuerdo tan básico que seguridad y derecho van de la mano?”, añadió el Presidente.