El presidente de RN advirtió este viernes que lo que va a ocurrir este domingo es un plebiscito a Boric y su Gobierno. Todos en política saben que en estas horas se "afilan cuchillos" en La Moneda para pasar cuentas por la debacle electoral que tendrá el Gobierno. Algunos hablan de un tsunami de la derecha que pasará por arriba de la coalición denominada Apruebo Dignidad donde están comunistas, frenteamplistas, humanistas y liberales. Y también pasará por arriba de la otra coalición del Gobierno, el Socialismo Democrático que lo compone el Partido Socialista.
El 4 de septiembre pasado fue el primer plebiscito para el gobierno de Boric: fue derrotado ampliamente con un 62% de los votos de los que votaron Rechazo a la Constitución, donde el mandatario se erigió como el "jefe de campaña del Apruebo".
Y claramente, a pesar que en los últimos 10 días, como parte de una estrategia mal diseñada, lograron hacer callar al Presidente Boric de los temas cruciales como la violencia, el crimen organizado, la delincuencia, la inmigración ilegal, los malos números de la economía y otros, Boric no ha resistido estar al margen y ha emitido comentarios en tuiter en algunos temas como la violencia en el clásico universitario y este viernes le respondió al Presidente de RN que le sacó en cara la idea del plebiscito a su Gobierno. "Que lamentable que ante un desafío tan relevante como el de redactar una nueva Constitución que actualice nuestras normas e instituciones, y nos una como país, la derecha opte por desinformar. Chile es más importante", le respondió Boric.
Está claro que la idea de plebiscitar la gestión de Boric este domingo, "duele" y molesta en el Gobierno. Saben que perderán abrumadoramente. Incluso un analista de izquierda escribió sin tapujos que "si no es páliza, ya es un éxito del Gobierno"
Y todos los analistas y los que están en política, saben que este domingo, por más que no les guste al Gobierno, es un plebiscito a la gestión del Gobierno que encabeza el Presidente Boric.
Lo que está en juego
Estas extraordinarias elecciones para elegir 50 Consejeros Constitucionales en este segundo intento por redactar una nueva constitución en democracia, no sólo está vinculado al proceso constitucional sino también es un termómetro sobre el escenario político y la gestión gubernamental que encabeza el Presidente Gabiel Boric.
Estos plebiscitos constitucionales -aunque no se busque- se convierten en importantes test democráticos y sobre la coyuntura política.
Uno de los dilemas será la participación ciudadana con el voto obligatorio. La preocupación por una baja asistencia ha ido girando hacia una participación electoral superior a 10 millones electores, cifra que supera las elecciones de 2021 (convencionales en mayo, parlamentaria y primera vuelta presidencial en noviembre y la 2ª vuelta presidencial de diciembre).
Claramente el voto obligatorio trae aparejada una masiva participación ciudadana que en septiembre pasado llegó a 12,7 millones, lo que obliga a los actores políticos a buscar votos en diversos sectores de la sociedad y donde la representación de nichos o segmentos minoritarios no parece ser una buena estrategia electoral.
Las distintos actores del Rechazo que triunfaron en septiembre pasado con 62% de la votación hicieron una campaña continuista, marcando su crítica al gobierno y sus falencias en materias de seguridad ciudadana, estancamiento económico; en especial la ultraderecha de Republicanos y el PDG además, marcaron su posición distante del acuerdo que originó esta Convención y resaltaron su fuerte crítica a las élites políticas y a los viejos partidos políticos tanto de la izquierda, como de la centroizquierda y también de la derecha tradicional (UDI y RN).
Ese posicionamiento competitivo y diferenciador de la ultraderecha vía Republicanos ha generado la inquietud de que actor político de la derecha saldrá con más votos y más representantes en el Consejo Constitucional.
Hay algunas encuestas -que circulan privadamente en estos días- que le dan un importante triunfo político a la ultraderecha republicana, que de ser así genera una fuerte tensión en la evolución democrática del país, lo que significaría que la versión más conservadora -la extrema derecha- sería hegemónica en este giro conservador que está viviendo la sociedad chilena post ex Convención 2022.
Una incógnita es el resultado del partido Partido de la Gente (PDG) del que Parisi es su líder, tanto después de conocerse que tiene una candidata condenada por narcotráfico. Algunos sondeos, especialmente en el norte, donde en noviembre de 2021 tuvieron un sorpresivo buen resultado, muestran que parte de su votación estaría partiendo para la ultraderecha/republicanos.
La votación de la derecha tradicional claramente será menor a la de elecciones anteriores donde por ejemplo en diputados 2021 obtuvo 25% que le permite tener el 34% de la Cámara de Diputados y Republicanos obtuvo 11% y PDG 8,5%.
La noche de este domingo asistiremos a un triunfo leve de Republicanos sobre la derecha tradicional (UDI, RN y Evopoli) o a un empate entre esas dos fuerzas, pero claramente la ultraderecha habrá avanzado electoralmente haciendo de oposición dura al gobierno Boric.
Ya las primeras encuestas presidenciales muestran que el candidato de la extrema derecha parte en la pole position de la carrera presidencial del 2025; el giro conservador en la sociedad chilena le da un liderazgo impensado a la ultraderecha de José A. Kast.
La mayoría de los analistas apuestan que la suma de las listas de Republicanos, Chile Vamos y PDG le dará una votación que bordeará el 62% del rechazo de septiembre pasado, o sea se consolida esa votación masiva para los candidatos de la derecha y la ultraderecha que han repetido en las distintas plataformas las ideas de recuperar, reconstruir, más seguridad, clase media, rechazar.
La centroizquierda (PPD-PDC) que hizo una apuesta de diferenciarse y la izquierda con PS, PC y FA tendrán unos magros resultados electorales según anuncian las diversas encuestas, que sumando ambas listas bordearían el 38% a 40%.
Este resultado de ser así, agudiza la incomoda posición en que está el gobierno del presidente Boric ante la opinión pública, ya que consolida su posición de minoría social que también se refleja en el Parlamento.
Con esa condición de minoría debe rápidamente asumir la realidad, cambiar su agenda programática de cara al futuro y centrarse en “administrar” el país por la vía de acuerdos transversales mayoritarios, donde debe buscar un socio en la derecha que ayude en esta tarea de sacar adelante al país.
La derecha histórica estará complicada porque la ultraderecha/republicana le ha “comido electorado” con su perfil de derecha dura y su margen de maniobra para concordar una agenda de administración será muy limitada por el acecho de la ultraderecha.
Aquí no ocurrió el fenómeno de la derecha española donde la derecha clásica del PP ha logrado zafarse del acecho de Vox/ultraderecha española con nuevos liderazgos democráticos desde los gobiernos regionales como Madrid que le dan una importante mayoría electoral para buscar derrotar a la desgastada alianza PSOE/Podemos en las próximas elecciones.
El drama democrático chileno es que por la vía electoral la ultraderecha se convierte en un actor político principal y tiene amplias posibilidades de ganar la próxima presidencial quedando aún más de 2 años y medio de gobierno que serán muy complejos en esta condición de minoría electoral.
Las posibilidades de margen de acción del Gobierno son muy estrechas ya que deberá mantener la unidad de su sector dominado por 2 coaliciones, nada ayudan los anuncios de “las posibles pasadas de cuenta” al PPD por intentar con PDC levantar una alternativa más reformista y moderada; debiera ampliar su base política, pero lo más importante es construir una agenda política realista y pragmática en que sepa leer la voz de las urnas de un país que quiere seguridad y le exige al gobierno trabajar esa seguridad ante el crimen organizado, esa seguridad ante el estancamiento económico que se traduzca en un plan de reactivación económica que genere nuevos empleos en sector privado y no como ocurre hoy -donde según INE- la mayoría viene del sector público.
Debe apostar a que próximo año hay elecciones municipales y regionales donde debiera haber la más amplia unidad política y ciudadana para evitar que la ultraderecha gane las próximas elecciones, con un plan gubernamental que tenga foco en la seguridad ciudadana y en la reactivación económica y para eso requiere construir acuerdos transversales con una parte de la derecha, si no se logra esos mínimos comunes para enfrentar el giro conservador lo más probable que electorado siga votando por la derecha.