Hace semanas hemos venido alertando sobre el estancamiento de la candidatura Matthei (cae 7% en últimos 3 meses en Cadem); sorprendida del fenómeno que está ocurriendo con el electorado de ultraderecha que empieza a apoyar a Johannes Kayser y el tradicional candidato conservador José Antonio Kast empieza a ser superado en las encuestas.
Esta semana el candidato Kayser sorprendió con un tuit mostrando una encuesta donde él alcanza a Matthei en 19%, generando un empate técnico en febrero (en enero marcaba 15%) y Kast sigue pegado en 9% (cae 5% en últimos meses), revelando un cambio drástico del escenario político en la derecha.
Post elecciones de octubre 2024 ChileVamos había respirado tranquilo, no se produjo el arrollador triunfo Republicano y la alianza RN-UDI-Evopolis respiraban tranquilos y creyeron que la candidatura Matthei se consolidaba como la más probable ganadora de la elección presidencial de noviembre 2025.
Como lo anticipa Kayser “marzo se viene de miedo” con una competencia reñida y tensa como mostró la pelea política en enero sobre el Acuerdo Previsional donde la ultraderecha cuestionó duramente a ChileVamos por su acuerdo con el gobierno que consolidó el modelo de capitalización individual y a las AFP’s.
Kayser ha venido a inquietar y a sembrar dudas sobre la viabilidad electoral de la candidatura Matthei, que se estanca o baja en las encuestas y ya no se ve la tranquilidad y confianza en ChileVamos que mostraban post elección municipal de octubre.
En un electorado cansado de la política tradicional, decepcionado y desconfiado de los discursos de ruptura generacional o de cambios profundos; Matthei candidata -ya sin el rótulo de Alcaldesa- ha empezado a mostrar sus debilidades.
La principal es que carece de un equipo de apoyo que proyecte la imagen que va a dar gobernabilidad a una coalición de derecha amplia y diversa; ya fracasó con su idea de tener primarias amplias y que hubiera una sola opción presidencial de derechas, ya tanto Kast como Kayser anunciaron que ellos compiten hasta la primera vuelta y podría haber una primaria al interior de la ultraderecha entre Kast y Kayser, aunque tampoco hay claridad sobre esta posibilidad.
A Matthei no le aportó nada que los partidos Renovación Nacional y UDI la proclamaran como su candidata presidencial, porque en enero tanto los senadores Galilea (RN) y Coloma (UDI) negociaron y aprobaron legislativamente el acuerdo previsional, que Matthei cuestionó inicialmente. Este episodio reveló su débil liderazgo en ChileVamos y que la ultraderecha la amenazaría con críticas permanentes.
Tampoco le aportaría mucho a Matthei, que para revivir su campaña, ChileVamos decida hacer primarias con Rodolfo Carter u otro/a de competidores y se ha demorado demasiado en instalar un equipo técnico que genere una oferta programática realista de lo que ella le ofrece al país en materia de seguridad, crecimiento económico y lucha contra la corrupción que son los temas que más interesan a la ciudadanía.
José Antonio Kast se muestra sorprendido y perplejo por su estancamiento en las encuestas y porque ha sido claramente superado por Kayser; ahora anuncia una reorganización de su campaña electoral, pero es una candidatura presidencial que perdió entusiasmo y que fue desbordada en su mundo de ultraderecha.
En marzo se verá la capacidad de reacción de Matthei y Kast ante este sorpresivo crecimiento de la candidatura presidencial de Kayser, como su autocrítica sobre el error que significó minimizar y casi ningunear esta opción ultraderechista.
También veremos si en relato Kayser donde hoy solo hay sentimientos anti política, anti migrantes, anti élite tradicional, anti Estado; si hay alguna propuesta razonable, con densidad técnica o sólo tendremos la versión chilensis de lo que discursean Milei y Trump.
Esta competencia en la derecha entre ChileVamos y ultraderecha está siendo más atractiva para el electorado, especialmente en el mundo popular y en los sectores medios y si el progresismo insiste en atar su destino futuro a candidaturas presidenciales provenientes del gobierno como Tohá o Jara, probablemente esas opciones tengan el techo del 30% que es el porcentaje que apoya al gobierno.
Si mundo democrático de centroizquierda quiere tener alguna opción de pasar a segunda vuelta y lograr un razonable desempeño parlamentario en las elecciones de noviembre debe optar por una candidatura presidencial que recupere electorado, que vaya más allá de las filas del actual gobiernismo, que sea más transversal y que se centre en las actuales prioridades ciudadanas -seguridad, lucha contra la corrupción y reactivación económica-.
Veremos si hay esa capacidad.