Reportaje de este jueves del prestigioso medio público France24
Tres veces ha intentado llegar a la Presidencia de Chile el líder del Partido Republicano José Antonio Kast, pero nunca como en este tercer intento sus opciones fueron tan auspiciosas. El político conservador, hijo de inmigrantes alemanes y admirador de Jair Bolsonaro y Donald Trump, se acerca a su electorado con un álbum de música y una base programática que promete la restauración de los valores tradicionales.
Es el más musical de los postulados a las presidenciales de este 16 de noviembre en Chile. En lugar de himnos y estribillos de campaña, José Antonio Kast tiene un álbum completo de 15 canciones, Disco Kast Vol: 5, con ritmos que van desde rock hasta reguetón, un producto que lo ha hecho el más popular de los candidatos en Spotify.
No hay que confundir la variedad de este espectro musical con amplitud. Kast es fiel al libreto conservador que está propiciando un retorno mundial de la derecha, y apegarse a él puede hacer la diferencia en una eventual segunda vuelta con la militante comunista Jeannette Jara.
Conservador de manual, tiene un sello de origen del que pocos militantes de derecha radical como él pueden presumir: su padre Michael, un inmigrante alemán que llegó a Chile después de la Segunda Guerra Mundial, fue miembro de las Juventudes Hitlerianas y militante del Partido Nazi, en el que se inscribió en 1942, como se ve en el carnet de abajo.

Tiene un hermano, Miguel, que fue ministro durante la dictadura de Augusto Pinochet. En una entrevista durante la primera de sus campañas presidenciales, en 2017, Kast llegó a decir que “si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí”. En 1988, él había hecho lo mismo: apoyó la opción del Sí que pedía la continuidad del dictador en un plebiscito.
No se trata solo de retórica: en 2021, una investigación de ‘Chilevisión Noticias’ reveló que durante los gobiernos de Sebastián Piñera, Kast gestionó indultos para algunos de los reclusos del penal de Punta Peuco, donde cumplen sentencia militares y policías de la dictadura de Pinochet convictos por crímenes de lesa humanidad.
Ese mismo año, en plena campaña presidencial, intentó moderar su discurso, para evitar que su simpatía pinochetista se convirtiera en un lastre para sus opciones, pero en una polémica declaración, comparó el régimen militar de Chile con los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y lo defendió diciendo que “no se encerró a los opositores”.
“Dígame si las dictaduras entregan el poder a la democracia y si hacen una transición a la democracia y se respeta. Eso es lo que no hacen otros países y en Chile se hizo”, aseguró Kast.
Más recientemente, se burló del proyecto del presidente saliente Gabriel Boric de convertir a Punta Peuco en una penitenciaría común, luego de años de denuncias sobre los privilegios de los que gozan sus reos: “El presidente está de salida y todo lo que hace es pensando en su supuesto legado, pero es tarde”.
"Es un hombre", "es solo una mujer"
Kast ya ha sentido el peso de sus dichos en el pasado. En la campaña por la presidencia en 2021, que perdió en el balotaje ante Boric, tuvo que rectificar una columna de opinión publicada tres años antes, cuando todo Chile celebraba el triunfo de la película ‘Una mujer fantástica’ en los premios Óscar de la Academia.
“Es un hombre”, sostuvo en ese artículo, refiriéndose a la actriz y cantante trans Daniela Vega, protagonista de la cinta. En el último debate antes de la segunda vuelta, reconoció que no volvería a escribir una pieza “en estos términos”.
Como diputado, Kast estuvo en contra de la reforma de la Ley de Matrimonio Civil que introducía la figura del divorcio en el código civil chileno. “La familia jamás le ha hecho daño a ninguna sociedad en el mundo, no podemos decir lo mismo del divorcio”, dijo en 2004, mientras se discutía la iniciativa.
También combatió la despenalización del aborto y la distribución de la píldora del día después. “Es una maquinación intelectual decir que la mujer tiene derecho sobre su cuerpo”, dijo en 2016.
Durante las discusiones de la Ley de Identidad de Género, que permite cambiar el sexo registral en documentos oficiales, tuvo intervenciones en contra (“¿Qué pasará en el caso de las personas que tengan un trastorno mental y vayan al Registro Civil, porque son mayores de edad, y soliciten cambiar su sexo registral?”), pero luego reconoció que “claramente cualquier persona es digna de derechos y reconocimiento en su dignidad”.
Sobre la aprobación del matrimonio igualitario, que se produjo en plena campaña presidencial de 2021, afirmó: “Soy un partidario de un matrimonio entre un hombre y una mujer, pero también soy un demócrata. Por lo tanto, si el parlamento se pronuncia a favor del matrimonio igualitario, bueno, va a ser ley”.
Las dos mujeres que enfrentan a Kast en la primera vuelta de las elecciones, Jeannette Jara y la representante de la derecha tradicional Evelyn Matthei, han señalado a Kast de orquestar campañas en su contra a través de redes sociales.
En el caso de la primera se han difundido noticias falsas sobre supuestos enjuiciamientos por malversación y en el de la segunda se han hecho señalamientos de que padece Alzheimer.
Un reportaje del canal ‘Chilevisión’ identificó un hilo común entre las campañas de desinformación: una red de bots supuestamente organizada por el periodista Patricio Góngora, cercano a Kast, que calificó la versión como “la mentira de la semana”.
Los factores del repunte
Lastrado en el pasado por sus posturas ultraconservadoras, Kast puede haber encontrado el momento histórico perfecto para convertirse en una opción.
Su discurso de “orden y progreso” es ahora una promesa de mano dura contra la delincuencia y la migración, y ha encontrado eco en un país sacudido por la violencia urbana y, sobre todo, por la percepción de inseguridad.
Si bien Chile sigue teniendo una de las tasas de homicidios más bajas de América Latina (seis por cada 100.000 habitantes, según el Banco Mundial), en los últimos años se han incrementado delitos como el secuestro, la extorsión y los robos a viviendas, una tendencia que las autoridades policiales han atribuido al “crimen organizado transnacional”.
"Chile no está condenado al caos ni a la mediocridad, está destinado a la grandeza", proclamó Kast durante su cierre de campaña, en el que aseguró que “a la tercera va la vencida”, en alusión a sus postulaciones presidenciales.
El republicano promete un gobierno de emergencia nacional, durante el cual pretende poner en práctica un ambicioso recorte fiscal de 6.000 millones de dólares en 18 meses, privatizar la industria estatal de cobre y reducir el papel del Estado en la economía.
Sus propuestas más radicales son las de seguridad, como impulsar la “presunción legal de defensa en casos críticos”, para evitar la criminalización de aquellos que recurran a sus propios medios para defenderse de la delincuencia, una tendencia cada vez mayor.
También está a favor de aumentar la presencia policial e incluso militar en sectores que se consideren “bajo el dominio del narco”.
Y como el desierto no ha resultado suficientemente disuasivo, repite su propuesta de las campañas de 2017 y 2021 de excavar una zanja, al estilo del muro del primer gobierno de Trump, para frenar la migración desde Bolivia y Perú.
Pero ahora agrega la fórmula de retirar “los beneficios a los inmigrantes irregulares que estén en Chile en áreas de salud, en áreas de vivienda, en áreas de educación”, como declaró tras un acto de campaña.
Sin importar las manchas del pasado, una eventual segunda vuelta lo vería con la primera opción, si es que otros factores de la derecha, como el libertario Johannes Kaiser, le transfieren su apoyo.
