La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, finalmente cumplió su palabra y le entregó un informe a la ministra del Interior y Seguridad, Carolina Tohá, acerca de la presencia de Hezbollah en Chile.
El documento compuesto de 14 páginas, ahonda en diferentes temáticas, entre ellas la participación de la organización terrorista en el país, consignando que se concentra en la denominada “triple frontera andina” compuesta por Chile, Perú y Bolivia.
En dicho informe se establece que existen “indicios” de que Irán por su “injerencia político comercial” y Hezbollah a través de “actividades ilícitas” han incrementado su capacidad de acción en diversos puntos estratégicos de Latinoamérica, entre ellos Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Colombia.
El clan Barakat en Chile
Los hechos se remontan a principios del 2003, cuando Hatem Ahmad Barakat, según la información publicada por Clarín de Argentina, viajó a Chile para recolectar fondos destinados a Hezbollah.
El hijo de Hatem Ahmad Barakat fue accionista de dos negocios en Iquique: Importadora Dakotas Limitada e Importadora y Exportadora Montreal Limitada hasta junio de 2015.
Además, se identificó como propietario a un hombre identificado como Ahmad Droubi, a través de él se pudo reconocer otra red de simpatizantes con Hezbollah del clan Rachid, que se radicaban en Santiago y Arica.
Estos grupos funcionaban a través de empresas de importación y exportación, que eran organizaciones de fachada. Por ejemplo, Saleh Trading Ltd. y Barakat Import Export Ltda., según indica el escrito, “habrían desarrollado operaciones de blanqueo de capitales para financiar el grupo extremista“.
Caso Abbas
El denominado Caso Abbas tiene una arista vinculada con el territorio nacional. Durante el 2014, Alí Chahine, quien sería parte del brazo armado de la organización terrorista el 5 de mayo de ese año, ingresó al país por el aeropuerto internacional Arturo Merino, trasladándose hasta la Región de Arica y luego arribó hasta Bolivia por tierra.
Según el documento, se habría reunido con dos ciudadanos libaneses de apellido Abbas.
En su viaje en La Paz se presume que Alí Chahine tenía un depósito con explosivos para ser utilizados contra objetivos israelíes. A pesar de que no se dio con su paradero, se logró evitar un atentado en un recinto con alta afluencia de personas.
El 18 de mayo abandonó Chile con destino a Estados Unidos.
Por otro lado, también existen sospechas de redes de la organización terrorista en Chile con un avión de la iraní Maham Air, a cargo de la empresa venezolana Conviasa que realizó cerca de cinco vuelos entre Caracas y Santiago.
Esta empresa ha sido sancionada por Estados Unidos por transportar armas, personas, recursos y equipos de Hezbollah y Fuerzas Quds.