Febrero era entretención, lo central era el Festival de Viña y la desconexión; las vacaciones pero ya no es ese panorama estival. Antes fue Caval,el año pasado fueron los incendios forestales en Ñuble y Maule, ahora de nuevo los incendios forestales en Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana, Limache generando la mayor tragedia de los últimos años con más de 130 personas fallecidas, más de 18.000 familias afectadas.
Esta tragedia ha venido acompañada de la reacción de las autoridades para enfrentar la emergencia y lo más relevante para empezar la compleja reconstrucción de las vidas y el hábitat material para tantas familias damnificadas.
Días después, el accidente fatal que le costó la vida al ex Presidente Piñera en el lago Ranco que dio origen a un funeral de Estado con el reconocimiento transversal a un personaje político con sus luces y sombras, pero que logró ser electo 2 veces como Presidente de la República en representación de la derecha y que al momento de su muerte tuvo una despedida respetuosa del todo el mundo democrático.
Post funeral del ex presidente Piñera volvieron a visibilizarse las complejidades de la reconstrucción, los ministros de enlace y su coordinación con los Municipios, el catastro de los afectados vía ficha FIBE, los apoyos de corto plazo a los damnificados. Las expectativas de las familias por reconstruir sus vidas siempre irán más rápidas que la reacción y concreción de los planes de las autoridades y ya se empieza a conocer los reclamos de la gente y de los alcaldes -que ven que la elección de octubre de este año, se define por su capacidad de reacción ante la crisis-.
Ha sido sorprendente escuchar a la alcaldesa Ripamonti en conferencia de prensa que de “que estamos solos como municipio y no llega la ayuda como antes”, llamando la atención de que foco de la preocupación nacional ya no está en la reconstrucción; también las familias damnificadas en las poblaciones y villas deben auto organizarse para cuidar sus terrenos y reclaman que “estamos solos”; incluso el Festival de Viña tiene un carácter solidario y los artistas se suman al coro de las familias de “no dejarlos solos”.
La solidaridad no puede ser sólo discursiva, se requiere una solidaridad activa, que actúe con velocidad en los distintos aspectos que significa la compleja reconstrucción. Surgen entonces las legítimas dudas sobre la velocidad en que se implementarán los planes de reconstrucción -es una buena señal de que se haya nombrado un gerente de la reconstrucción- reconociendo que esta administración ha mostrado serias fallas de gestión y mucha lentitud en su capacidad de reacción para enfrentar los problemas como lo revela la crisis de los SELPs de Atacama.
Estamos a días del inicio del año escolar y aún hay dudas en los actores sociales y políticos de Atacama si las reparaciones a los colegios denunciadas el año pasado están concretadas para la semana del 4 de marzo que es cuando se inicia el año escolar. Hay una debilidad estructural del actual gobierno en la gestión y diseño de planes de política pública que son notorios y no se pueden borrar con discursos y nuevos anuncios como hacen algunos ministros en terreno.
La crisis de seguridad se ha agudizado con el secuestro del exmilitar venezolano, se reclama por la debilidad de los sistemas de inteligencia y a nivel legislativo se anticipa por parte de la derecha una férrea oposición a iniciativas sensatas del gobierno, como por ejemplo, la propuesta del Ministro Marcel de rebajar los impuestos corporativos del 27% al 25% que se convierte en un poderoso estímulo a la recuperación económica de este año -con la consiguiente compensación fiscal progresiva como lo propone la transversal Comisión Marfán- que ya los distintos voceros de la derecha política y económica anticipan su rechazo a esa iniciativa legal.
A la derecha no le importa la recuperación de la economía, no le importa tener incentivos para el desarrollo de nuevas empresas; solo le importa seguir rechazando estas iniciativas para seguir propinándole derrotas políticas al Gobirno.
Ese panorama político que nos anuncia la derecha es seguir en este clima destructivo y polarizante en que está la política chilena desde 2010, en que hay oposiciones duras e incapaces de pensar en el país y construir acuerdos.
Hoy, en 2024, se requiere volver a crecer, que se rebaje la tasa impositiva de las empresas de 27% a 25% es una potente señal para que la economía vuelva a ser competitiva, como se reconoció transversalmente en la Comisión Marfán; pero la derecha dura ya nos anunció que la rechazará.
La sociedad quiere acuerdos transversales. Recomendamos a los actores políticos democráticos persistir en ese camino, especialmente para reactivar la economía, enfrentar la crisis de seguridad y recuperar la educación.