La firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, se ha transformado en un gran paso para la humanidad, al establecer los principios base del respeto a las personas, acordado entre las naciones firmantes en el contexto de las masacres de millones de seres humanos que dejaron las dos guerras mundiales y las dictaduras totalitarias.
Para nuestra Nación es un tema tremendamente sensible, luego de las violaciones a los DDHH ocurridas en la dictadura de Pinochet y cuyo fantasma revive con fuerza al ver la represión al pueblo mapuche, el asesinato de Camilo Catrillanca y la durísima represión ejercida en las movilizaciones sociales que se han dado a partir del 18 de Octubre que dejó a 240 jóvenes con lesiones oculares y algunos con perdida de la visión completa, represión que significó muertes, violaciones, torturas y seguimientos.
En este terrible escenario se puso a prueba al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH, que cimplió, vosibilizando esos delitos con una labor encomiable y valiente.
A más de un mes del estallido social, nos queda claro que las isntituciones tienen mucho por mejorar. No puede ser, ver declaraciones deliberantes de las FFAA y de Orden frente a las querellas y denuncias que se le imputan, no puede ser, las fuerzas de orden deben mejorar o reformularse urgentemente.
En este esfuerzo el INDH debe involucrarse con un firme rol fiscalizador para detectar debilidades y faltas e ir ajustando preventivamente el proceder de las policías. No podemos esperar encontrarnos en las manifestaciones legitimas y pacíficas con jóvenes con graves lesiones oculares y perdidas de visión, producto de balines que eran más acero que caucho y desligar responsabilidades en los proveedores, y que decir del uso en los guanacos de agua con químicos que queman la piel. Además, nos encontramos con el incumplimiento de los protocolos y la tremenda falta de criterio al reprimir durante las marchas pacíficas, lo peor, estaba escrito y eran de público conocimiento.
El INDH hace la diferencia de cuando luchabamos contra la dictadura, en donde no existía institución estatal que velara por el respeto nuestros derechos fundamentales, por lo que esperamos de esta institución acciones proactivas y no sólo reactivas, partiendo por la revisión permanente de los protocolos de las fuerzas de orden detectando falencias, corrigiéndolas y redefiniendo el rol de estas hasta tener un ente policial realmente ajustado a las exigencias democráticas.