Por Jackie Mercado
El año que está a punto de terminar pasará a la historia por la irrupción de un virus que cambió nuestro comportamiento. Tenemos la esperanza de recuperar nuestra vida, pero, ¿volveremos a tener el mismo sexo?
Quien más y quien menos recuerda perfectamente cómo siguió el con el contacto sexual cuando comenzó la pandemia del coronavirus y estalló en su vida. Casi nadie cambió su comportamiento hasta que las autoridades sanitarias limitaron nuestros movimientos, pero en cuanto sucedió, la vida dio un giro para todos.
Primero nos obligaron a quedarnos en casa para intentar no contagiarnos ni propagar el virus y esto afectó directamente a nuestro comportamiento sexual. Las dos primeras semanas fueron las del impacto emocional y, también, impacto económico. Las ventas de los juguetes sexuales se desplomaron y los amantes con los que no convivimos quedaron abandonados.
El miedo y el desconocimiento de la enfermedad nos paralizó y nuestra sexualidad fue de las primeras cosas en resentirse.
Pero el ser humano es un animal de costumbres. Y aprendimos que el individuo que sobrevive es el que se adapta, ni el más listo ni el más fuerte. Así que, pasado el primer golpe, empezamos a comportarnos como lo que somos: animales sexuados. Hoy por hoy, los datos no pueden ser mejores para la industria de la juguetería erótica, aunque en el caso de los preservativos no es así. Confinados no es el sexo con preservativo.
Dejamos de practicar relaciones con coito, pero no dejamos de tener encuentros sexuales. El sexo del coronavirus es ese en el que no entra otra persona o en el que no hace falta ni que estemos con quien lo practicamos. La masturbación y los mensajes eróticos se llevan la sexualidad en tiempos del coronavirus. Nunca pensaríamos que nos recomendarían tener relaciones sexuales por dispositivos móviles, pero así es. El sexteo y la masturbación a solas son la mejor fórmula erótico festiva en tiempos de pandemia. Y los productos necesarios para practicarlo son los que se llevan en ventas.
Si nos fijamos únicamente en portales con contenido para adultos, nos muestran un cambio radical en el comportamiento sexual .Más de la mitad ha dejado de tener sexo como lo entendíamos antes y, los que lo tienen han dejado de dar besos en la boca. También reconocimos en ese estudio que el mayoritariamente hombres, recurría más a las páginas de contenido sexual para masturbarse. De los solteros que han tenido relaciones sexuales con alguien a quien hayan conocido en estos tiempos de pandemia es muy bajo por temor a contagiarse
Pero hay más. Y, sorprendámonos: mucho se ha protestado por las mascarillas, pero para los encuentros esporádicos entre adultos comprometidos es decir, entre casados, igual no quieren dejar de usar su mascarilla. Se sienten más protegidos con ella y consideran que pasan más desapercibidos cuando la usan, lo que favorece que no los reconozcan cuando están con sus amantes.
Demasiados cambios y novedades para un año en el que tuvimos casi que aprender a tener sexo de nuevo porque las limitaciones de la pandemia restringieron nuestros movimientos. Todo esto ha ocurrido en menos de un año y, parece, que hemos aprendido a hacerlo como se nos exige.
"Paradójicamente y solo en lo que respecta al coronavirus, la que menos riesgo tiene en pareja estable es la penetración vaginal". Otro tipo de prácticas podrían aumentar el riesgo de contagio. "Como el sexo oral sea del tipo que sea Al igual que en la saliva, el virus también ha sido encontrado en las deposiciones de las personas infectadas.
Lo cierto es que "la pareja sexual más segura es uno mismo", Obviedades aparte, después del juego individual, la mejor opción es la persona con quien convivimos y pasamos la cuarentena, aclaran los expertos. "Es seguro siempre y cuando no hayamos estado en contacto con otras personas. Por ejemplo, si alguno ha tenido que salir por razones de trabajo y ha visto a más gente, existe la posibilidad de haberse contagiado y poder transmitirlo".
El sexo y la forma de practicarlo cambiaron con la hecatombe. Y todo lo que aprendimos ha pasado a nuestros hábitos para quedarse. Bienvenidos al sexo poscoronavirus.