Oh I'm just counting

Especial Cambio21: Salud mental, la otra cara de la pandemia

Por Antonia Paz

En las últimas semanas el impacto de la pandemia en la salud mental se vuelve preocupante, miles de personas viven esta cuarentena con demasiados problemas, afectando su salud mental. Por otra parte, debemos tener en cuenta que cientos de personas, sufren depresión y al tener que permanecer en un solo lugar los afecta mucho más. Esto afecta a la salud mental ya que el estado de ánimo puede comenzar a variar de un momento a otro, llegando a tener dificultad en conciliar el sueño. También puede existir un cambio grande en cuanto al apetito, todo esto puede resultar estresante en algunas personas, generando emociones fuertes tanto en adultos como en niños.Cada persona reacción de diferente forma ante las situaciones de estrés, pero las personas que pueden responder con mayor intensidad al estrés de una crisis son los adultos mayores y personas con enfermedades crónicas, ya que son más propensas de enfermarse gravemente de covid-19.

Hay un deseo universal y es “volver a la normalidad”. Pero esta vuelta a la normalidad será un camino largo y complicado, y la salud mental será uno de los factores que tendrá mucho que ver en el tiempo que esto tome y en la efectividad de las acciones
Si preguntáramos a cualquiera cuál es la pandemia que está afectando al mayor número de personas actualmente en el planeta la respuesta sería inmediata: el COVID-19. Aunque la respuesta es en cierto sentido correcta, no es la más exacta, porque en realidad existen dos pandemias que están impactando con gran severidad a la población mundial, la producida por el coronavirus y los trastornos depresivos y ansiosos.

El efecto sobre la salud mental de la situación que estamos atravesando alcanza a una enorme cantidad de personas, incluso en mayor proporción de los que se ven directamente afectados por la infección.
Salud emocional
Muy pocos podrían decir que el COVID-19 y sus repercusiones personales y sociales no han alterado su salud emocional. El miedo a enfermarse o morir, de perder a un ser querido, los problemas financieros, la pérdida de trabajos, el confinamiento, son todos factores de estrés que desestabilizan el equilibrio mental. Las consecuencias que está provocando esta pandemia, al ser de múltiples formas, incide en casi todos.

En el actual estado de cosas las alteraciones en la salud mental más prevalentes son, como se dijo, la depresión y los trastornos de ansiedad. El trastorno por estrés postraumático, el abuso de alcohol y fenómenos como la violencia intrafamiliar se incrementan. Otras enfermedades mentales, aunque no se hayan desarrollado a raíz de la pandemia, también pueden verse agravadas o complicadas.

Revisando la historia nos damos cuenta que las pandemias, desde la Peste, la llamada Gripe Española, el H1N1, han provocado consecuencias graves en la salud mental, tanto mientras se mantienen como en periodos posteriores. Se ha advertido que después de una situación epidémica infecciosa se presenta una de alteraciones mentales. Por alguna razón las infecciones respiratorias virales, como la influenza, son las que tienen mayor impacto en este sentido.
Es posible, según expertos, que esto sea independiente de los efectos psicosociales y que los virus respiratorios produzcan alteraciones directas en algunas zonas cerebrales específicas.

Hay un deseo universal y es “volver a la normalidad”. Pero esta vuelta a la normalidad será un camino largo y complicado, y la salud mental será uno de los factores que tendrá mucho que ver en el tiempo que esto tome y en la efectividad de las acciones. Por ello es necesario poner atención a este factor, desde ahora y por un buen tiempo.
Lo primero son los números, datos epidemiológicos que nos orienten en cuanto a la dimensión de los problemas, de los casos de alteraciones mentales que ya existan o que vayan apareciendo.
La descripción precisa de estos problemas es muy importante pues define el manejo. La formación de equipos de intervención especializados con las herramientas y los recursos necesarios es crucial.

La identificación de grupos vulnerables como los que han atravesado la enfermedad, los que tienen condiciones mentales y emocionales previas, los que han experimentado cambios importantes en su vida separación familiar, pérdidas significativas, aislamiento es otra medida urgente.
Es importante, asimismo, que el trabajo se haga de manera coordinada para evitar el desperdicio de esfuerzos, y aprovechar las recomendaciones de expertos y la experiencia internacional.
Los profesionales de la salud son de inestimable valor para enfrentar la situación y contribuir de forma significativa.

Temor e incertidumbre

Pareciera que el temor y la incertidumbre es la nueva dimensión existencial, incluso para los más aguerridos; pero aun en medio de tanta noticia desalentadora, de caos sanitarios, económicos y jurídicos y del hecho de enfrentar todos a un enemigo intangible que en ocasiones saca lo peor del ser humano, debemos, estamos obligados, a continuar y hacerlo bien.
Y sí, hay que reconocer que el escenario no es el más alentador en casi ningún sentido, pero entonces, ¿qué nos toca? Pues nada: sobreponernos, adaptarnos y seguir.
En plena pandemia, casi todos los aeropuertos del mundo están cerrados u operando al mínimo y nuestra libertad de movilidad está sumamente restringida, las fronteras cerradas, en fin, todo en aras de frenar los contagios.
Pero para cuándo y cómo será el retorno “a la normalidad” en los procesos de inmigración, entiéndase entrevistas ordinarias para visa de no inmigrante (turista, estudios) e inmigrante (residencia), tanto en el país como en los Estados Unidos, y cuándo y cómo podremos viajar.

Las citas en la Embajada de los Estados Unidos continúan canceladas formalmente hasta el 29 de mayo, pero lo más probable es que se cancele otro bloque importante de solicitudes posterior a esa fecha, a partir del desempeño de la cuarentena en el país y a partir de los efectos del COVID-19 que estamos enfrentando.
Por ello, ante el retraso que ocasionará en los procesos la no atención de entrevistas, mi mejor recomendación es: avance, haga todo lo que el sistema le permite, llene formularios, realice pagos, suba documentos, presente pruebas adicionales, responda los requerimientos, en fin, déle actividad a su caso tanto como le sea posible, así hace un contrapeso a la demora y, sobre todo, aprovecha trabajar su caso sobre las reglas actuales.

Aparte de ello, es de tomar en cuenta que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos dio a conocer que se están agotando sus fondos, por lo que solicitarán un refuerzo presupuestario y aumento del 10% en las tarifas de inmigración actuales.
Respecto a viajar, pues hagámonos a la idea de un retorno lento y muy lleno de protocolos, tanto en las terminales aéreas, con muchas medidas como distanciamiento (que ya lo vemos en algunos países que están realizando vuelos internos con separación de asientos entre pasajeros), mascarillas, toma de temperatura, elevados procesos de higiene en aviones, entre otros.

Pero también ha tomado fuerza el concepto del “Pasaporte de Salud” como parte de la validación de normas a nivel regional. La Organización Mundial de Turismo (OMT) manifiesta que el Pasaporte de Salud sería una especie de certificado de COVID-19, que se hará en un laboratorio clínico (concepto similar a las cartillas de vacunación contra la Fiebre Amarilla por ejemplo, requeridos al visitar ciertos países) y la idea es que con ello se pueda agilizar los procesos en las terminales y que se puedan compartir los datos del viajero. Esto aún está en discusión, pero es uno de los escenarios posibles.
Al final, creo que la supervivencia y el deseo de regresar, se superpondrá al temor y al desánimo, y por supuesto el tiempo como siempre, jugará un papel determinante en cada uno de nosotros.