Oh I'm just counting

Especial: La influenza o gripe, una descripción general

Por Belén Donoso

La influenza es una infección viral que ataca el sistema respiratorio -la nariz, la garganta y los pulmones. La influenza también se conoce como gripe, pero es diferente a los virus al estómago que causan diarrea y vómitos.

En la mayoría de las personas, la influenza desaparece por sí sola. Pero a veces esta enfermedad y sus complicaciones pueden ser mortales. Las personas con mayor riesgo de presentar complicaciones de la influenza son:

Niños menores de 5 años, especialmente los menores de 12 meses
Adultos mayores de 65 años
Las personas que se encuentran en un hospital, en una casa de convalecencia o en otro centro de atención médica a largo plazo
Las mujeres embarazadas y las mujeres hasta dos semanas después del parto
Las personas con el sistema inmunitario debilitado
Las personas con enfermedades crónicas como asma, enfermedades cardíacas, enfermedad renal, enfermedad al hígado, y diabetes
Las personas muy obesas con un índice de masa corporal de 40 o mayor
Aunque la vacuna anual contra la influenza no es 100 por ciento efectiva, todavía es tu mejor defensa contra esta enfermedad.

Síntomas
Al comienzo, la influenza quizás parezca un resfriado común con nariz que gotea, estornudos y dolor de garganta. Pero los resfriados generalmente se presentan lentamente, mientras que la influenza tiende a aparecer de súbito. Y aunque un resfriado puede ser una molestia, generalmente te sientes mucho peor con la influenza.

Algunos signos y síntomas frecuentes de la influenza incluyen:

Fiebre de más de 100,4 °F (38 °C)
Dolor en los músculos
Escalofríos y sudoración
Dolor de cabeza
Tos persistente o seca
Fatiga y debilidad
Congestión nasal
Dolor de garganta
Cuándo debes consultar con un médico
La mayoría de las personas con influenza puede hacer tratamiento en casa y con frecuencia no necesitan ver al médico.

Si tienes síntomas de influenza y estás a riesgo de complicaciones, visita a tu doctor de inmediato. Tomar medicamentos antivirales puede reducir la duración de la enfermedad y prevenir problemas más serios.

Causas

Los virus de la influenza viajan por el aire en gotitas cuando alguien que tiene la infección tose, estornuda, o habla. Es posible inhalar las gotitas directamente, o puedes contagiarte de un objeto -como un teléfono o un teclado de computadora- y luego transferir los virus a los ojos, la nariz o la boca.

Las personas que tienen el virus probablemente sean contagiosas aproximadamente desde el día antes a que aparezcan los síntomas hasta más o menos cinco días después de que estos se presenten. Los niños y las personas con el sistema inmunitario debilitado quizás sean contagiosos por un tiempo un poco más largo.

Los virus de la influenza están cambiando constantemente, con nuevas cepas que aparecen de manera regular. Si has tenido la influenza en el pasado, tu cuerpo ya produjo anticuerpos para combatir esa cepa del virus en particular. Si los virus futuros de la influenza son similares a los que ya enfrentaste, ya sea por tener la enfermedad o vacunarte, esos anticuerpos pueden prevenir la infección o reducir la gravedad.

Pero los anticuerpos contra los virus de la influenza que has enfrentado en el pasado no te protegen contra las nuevas cepas que pueden ser inmunitariamente muy diferentes de lo que tuviste antes.

Factores de riesgo

Los factores que pueden aumentar los riesgos de tener influenza o padecer complicaciones relacionadas incluyen:

La edad. La influenza de temporada tiende a afectar más a los niños menores de 12 meses y a los adultos de 65 años y mayores.
Condiciones de vida o de trabajo. Las personas que viven o trabajan en sitios con muchos otros residentes, como hogares de convalecencia o cuarteles militares, tienen más probabilidad de contagiarse con la influenza. Las personas internadas en el hospital también se encuentran a mayor riesgo.
Sistema inmunitario debilitado. Los tratamientos para cáncer, los medicamentos antirrechazo, el uso de esteroides a largo plazo, el trasplante de órganos, cáncer de la sangre, o VIH/sida pueden debilitar el sistema inmunitario. Esto puede hacer que sea más fácil que te contagies con la influenza y quizás también aumente tu riesgo de presentar complicaciones.

Enfermedades crónicas Las enfermedades crónicas, que incluyen enfermedades pulmonares como el asma, la diabetes, enfermedades cardíacas, neurológicas o de desarrollo neurológico, una anormalidad en las vías respiratorias, y enfermedades de riñones, hígado y sangre, pueden aumentar tu riesgo de presentar complicaciones de la influenza.
Uso de la aspirina para los menores de 19 años. Las personas menores de 19 años y que se están haciendo terapia a largo plazo con aspirina corren el riesgo de presentar el síndrome de Reye si se infectan con la influenza.
Embarazo. Las mujeres embarazadas tienen más probabilidad de presentar complicaciones de la influenza, particularmente en el segundo y tercer trimestre. Las mujeres que han tenido un parto hasta dos semanas antes también tienen más probabilidad de presentar complicaciones de la influenza.
Obesidad. Las personas con un índice de masa corporal de 40 o más tienen más probabilidad de presentar complicaciones de la influenza.
Complicaciones

Si eres joven y estás sano, la influenza de temporada generalmente no es grave. Aunque quizás te sientas muy mal mientras la tienes, la influenza generalmente desaparece en una semana o dos sin efectos prolongados. Pero los niños y los adultos en alto riesgo pueden presentar complicaciones como las siguientes:

Neumonía
Bronquitis
Brotes asmáticos
Problemas de corazón
Infecciones del oído
La neumonía es la complicación más grave. Puede ser mortal para los adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas.

Prevención

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan vacunarse anualmente contra la influenza a todos a partir de los 6 meses de edad.

Todos los años, la vacuna de temporada contra la influenza contiene protección contra tres o cuatro virus de influenza que se espera serán los más comunes durante la temporada de influenza de ese año. Este año la vacuna estará disponible como inyección o como aerosol nasal.

En los años previos hubo preocupación que la vacuna en forma de aerosol nasal no era lo suficientemente efectiva contra ciertos tipos de influenza. Pero se espera que sea efectiva para la temporada 2019-2020. El aerosol nasal aún no se recomienda para algunos grupos, como mujeres embarazadas, niños entre 2 y 4 años con asma o respiración sibilante, y las personas que tienen el sistema inmunitario comprometido.

La mayoría de los tipos de vacunas contra la influenza contienen una pequeña cantidad de proteína de huevo. Si tienes una alergia leve a los huevos — por ejemplo, te sale un sarpullido cuando comes huevos — puedes darte la vacuna sin tomar precauciones adicionales. Si tienes una alergia grave a los huevos, te deberás vacunar en un entorno médico y ser supervisado por un médico capaz de reconocer y controlar afecciones alérgicas graves.

Controlar la propagación del contagio
La vacuna contra la influenza no es 100 por ciento efectiva, así que también es importante tomar medidas como las siguientes para reducir el contagio de la infección:

Lávate las manos. Lavarse las manos cuidadosa y frecuentemente es una manera efectiva de prevenir muchas infecciones comunes. Si no hay agua ni jabón, usa un desinfectante de manos a base de alcohol.
Contén la tos y los estornudos. Tápate la boca y la nariz al estornudar o toser. Para evitar contaminarte las manos, tose o estornuda en un pañuelo o en la parte interna del codo.
Evita las multitudes. La influenza se contagia fácilmente donde la gente se junta — en centros de cuidado de niños, escuelas, edificios con oficinas, auditorios, y transporte público. Al evitar las multitudes cuando la temporada de influenza está al máximo, reduces la probabilidad de infectarte. Si estás enfermo, quédate en casa por lo menos las 24 horas luego de que te baje la fiebre para reducir la probabilidad de infectar a otros.