Foto: Los líderes de la extrema derecha chilena y española, José Antonio Kast y Santiago Abascal hace ocho meses en Madrid
Ha sido una noche agria para la ultraderecha española. El partido Vox de Santiago Abascal, hermano del partido Republicano de José Antonio Kast de Chile, ha sufrido una fuga masiva de votos, perdiendo prácticamente la mitad de los escaños obtenidos en los últimos comicios de 2019: 33 frente a 52. Su decepcionante resultado hace aún más difícil que el bloque de la derecha y la ultra derecha forme Gobierno. Aunque el Partido Popular ha ganado en diputados, no alcanza la mayoría con Vox, por lo que queda en el aire la entrada de la formación ultra en las instituciones a nivel nacional y la obtención de la vicepresidencia.
Kast se ha reunido en varias oportunidades con Abascal incluso en Madrid, donde ambos hicieron declaraciones. Y es más, Abascal dijo que Kast “Será el futuro de Chile”.
Abascal expuso que “el continente tiene aún esperanzas de libertad, seguridad y prosperidad de la mano de hombres buenos como @joseantoniokast que más pronto que tarde será el futuro de Chile”, escribio en tuiter.
El presidente de Vox, Santiago Abascal se juntó en la capital madrileña hace sólo ocho meses atrás, noviembre de 2022, con el líder del Partido Republicano de Chile, José Antonio Kast, coincidiendo en varios temas y con quien compartió la necesidad de luchar contra el "marxismo cultural de defender la vida, la familia y la libertad".
La extrema derecha, la gran derrotada
Si bien algunas encuestas ya anticipaban el escenario, la gran esperanza de los de Abascal era, precisamente, ser necesarios para la investidura del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Algo que el partido sí consiguió tras el 28M, al obtener puestos en los gobiernos de la Comunidad Valenciana o Extremadura. A pesar de mantenerse como tercera fuerza política, las cifras de este domingo parecen demostrar que Vox ha alcanzado su techo electoral. Un duro golpe que se debe en gran medida a la estrategia de Feijóo en esta campaña electoral. Durante las últimas semanas, el candidato del PP a la presidencia apeló directamente al electorado de la extrema derecha, asegurando que un voto a Abascal era “una broma sanchista”, refiriéndose al líder del Psoe, Pedro Sánchez. “Si los votantes de Vox reparten el voto, es más difícil que Sánchez se vaya”, dijo en uno de sus mítines.
En respuesta, la última proclama de Abascal a los suyos fue a no bajar la guardia porque “la batalla no estaba ganada”. “Solo Vox protege la economía, las fronteras, la familia. Lo demás son parches, apostar por quien no se sabe a quién va a entregar el voto de los españoles”, reiteró en ese entonces. Sin embargo, sus esfuerzos no han sido suficientes y han terminado la noche electoral con casi 700.000 votos menos que hace cuatro años.
Con poco más del 10% del voto total, y una noche electoral muy ajustada entre el bloque de la derecha y la izquierda, la formación ultra y el PP no suman escaños suficientes para alcanzar la mayoría absoluta. Y el perfil radical del partido verde complica en extremo la búsqueda de terceros socios. Ante este escenario, Abascal ha culpado esta medianoche al PP de la “desmovilización” de una “parte del electorado”y ha querido calmar a su electorado asegurando que está “preparado, tanto para hacer oposición como para una repetición electoral”. En rueda de prensa desde la sede nacional de Vox, su líder afeó la “celebración” en las sedes de otros partidos. “Quiero señalar lo que es una mala noticia para muchos españoles: Pedro Sánchez, aun perdiendo las elecciones, puede bloquear una investidura. Y, peor aún, Pedro Sánchez podría incluso ser investido con el apoyo del comunismo, del independentismo golpista y del terrorismo”, ha dicho.
En cualquier caso, la dudosa entrada en el poder de Vox dejaría en el aire las últimas reformas hechas por el Gobierno de coalición -PSOE y Unidas Podemos-, pues ha amenazado con derogar la reforma laboral y la ley de vivienda para sustituirlas por una política de tolerancia cero con la ocupación y la reducción de las cargas impositivas de las empresas, a lo que se suma la reducción de las cotizaciones de las empresas que contraten españoles de manera indefinida.