No estoy de acuerdo con rechazar el presupuesto de Carabineros de Chile, como se ha planteado por algunos sectores políticos de oposición. Puede ser una respuesta indignada a un hecho criminal reciente, a las infracciones de fuerzas especiales a su rol profesional y a las equivocadas señales que entrega el Director General de Carabineros. Pero no por ello es una decisión positiva para el país.
Incorporar a los Directores de Carabineros y de Investigaciones entre las autoridades que pueden ser acusadas constitucionalmente, es un camino más apropiado, ya que, al ser organizaciones jerárquicas, estos personeros tienen un mando indubitable sobre sus miembros y deben responder por sus excesos.
Crecí en una población en que mis mejores amigos eran hijos de policías y desde los 14 años, he participado en marchas, protestas y movilizaciones pacíficas para apoyar las legítimas demandas de las organizaciones en las que he participado y las aspiraciones de libertad y justicia social que nos fueron negadas en dictadura y que tanto cuesta obtener en democracia.
Nunca agredí a un carabinero o militar, aunque muchas veces recibí golpes de luma, puño, patadas y, en otras ocasiones, sentí el cañón de una pistola en la boca o de una metralleta en el estómago. Tuve que vivir un par de años fuera de Chile y estuve detenido muchas veces. El trato era poco variado, patadas y golpes de entrada, encierros escalofriantes y , algunas veces, recibí un café y la decisión de NO entregarme a los agentes de la DINA o CNI que me fueron a buscar. Conocí de un sumario en contra de dos carabineros que, por instrucciones de la CNI me golpearon salvajemente un primero de mayo. Mi acción en la Fiscalía Militar no tuvo acogida, por supuesto.
En las protestas contra la dictadura en que participé, jamás un uniformado fue herido por nosotros, miles de los nuestros sí fueron detenidos, golpeados, torturados y algunos asesinados, sin que se pudiera alegar una legítima defensa. Sí colaboré activamente para evitar que se llevaran a alguien detenido, arbitraria y violentamente, como era el pan de cada día en dictadura y que vemos con indignación que se repite en estos meses.
Bajo la dictadura, recuerdo un día en que mi amigo Genaro Arriagada dirigió una protesta pacífica en la Plaza Italia. Vestido de terno y corbata, fue golpeado brutalmente por carabineros, a pesar de sus manos levantadas y limpias. Luego, casi inconsciente, fue arrastrado por algunos policías para detenerlo. En ese momento, un grupo de mujeres lanzó algunas piedras contra los agresores, lo que me permitió correr y rescatar a Genaro. En medio de una arremetida policial muy violenta, logré trasladarlo en hombros a un móvil de Radio Cooperativa que lo acogió y trasladó a un servicio de urgencia. Los golpes lo obligaron a permanecer muchos días en casa. Esta situación nos permitió resolver una discusión de entonces sobre quiénes eran los violentos.
¿Por qué pasa esto es Carabineros?
I.-El factor político
José Miguel Insulza , actual senador y ministro en varios gobiernos, ha sostenido “Desde el retorno a la democracia, las FF.AA. y Carabineros se han mandado solos” (19.11.2018 CNN) Un mes después declara:“ Se generó en Carabineros una cultura de ocultamiento de información”(24.12.2018 El Dinamo). Luego del reciente fallo que ha condenado a altos oficiales del ejército por destruir información de la CNI sobre el asesinato de Eduardo Frei Montalva, la pregunta que me hago es ¿Por qué los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría no hicieron lo necesario para cambiar esa cultura?
Ni siquiera pidieron la renuncia del Director General de Carabineros de entonces, por su responsabilidad en uno de los fraudes más grandes que se ha conocido en Chile.
Lo hecho, hecho está. Y es una razón más, aparte del modelo neoliberal que implementó en varios gobiernos, para explicar el rechazo ciudadano que estas coaliciones cosecharon en las urnas.
II.-Factor Constitucional
La derecha llega al poder por la división de las fuerzas de centro izquierda y agranda la fractura institucional. Tal como Pinochet descabezó la Fuerza Aérea para despejar la tibia resistencia del General Leigh a sus planes de dictador vitalicio, Piñera empieza sacando a 41 generales de la Institución, hasta llegar a un incondicional, que, por haber sido su edecán, lo conoce muy a fondo. No le importó que no tuviera experiencia en el trabajo policial de calle, lo que le ha restado ascendiente en su institución. Por ello, tal como lo haría un político demagogo para obtener apoyo, este General ofrece impunidad a los uniformados y declara que él se debe a sus carabineros.
No a la comunidad, no a la Constitución, no a su ley orgánica que dispone en su artículo primero:” Carabineros de Chile es una Institución policial técnica y de carácter militar, que integra la fuerza pública y existe para dar eficacia al derecho; su finalidad es garantizar y mantener el orden público y la seguridad pública interior en todo el territorio de la República y cumplir las demás funciones que le encomiendan la Constitución y la ley”
En las instituciones de carácter militar no existen las asambleas decisorias, la deliberación ni los votos de los integrantes para elegir a sus superiores. Esta conducta del Director General es atentatoria al Estado de Derecho y no puede dejarse pasar.
Pero es un grave error confundir las Fuerzas Especiales de Carabineros con los miles de funcionarios que controlan el tránsito, las fronteras, la seguridad ciudadana, que entregan distintos servicios a la comunidad. Generalizar es un error tan garrafal e injusto, como señalar que todos los militantes de un partido cuyos líderes recibieron coimas son corruptos, que todos los sacerdotes son tan culpables como los autores, cómplices o encubridores de delitos, que todos los empresarios son delincuentes económicos como los de las farmacias, los de las empresas que se coluden y defraudan al fisco; como si todos los socios de organizaciones gremiales son tan culpables como algunos dirigentes que han cometido delitos.
Algunos hablan de disolver a Carabineros, ¿Se imaginan que pasaría si no existiera la autoridad legítima? Hay que hacer cambios profundos en esa cultura que se les toleró tantos años.
No hagamos a todos los carabineros responsables. No es justo y, además, incentivamos conductas impropias. ¿Qué pasa cuando los encargados de nuestra seguridad olvidan sus deberes por rabia? Hay más represión y con mandos como los actuales, incapaces de controlarlos, tendremos más víctimas. Necesitamos que los que delinquen sean juzgados y condenados y que los líderes elegidos tomen las decisiones apropiadas.
¿Ya se nos olvidó lo que vivíamos en dictadura?
La sociedad necesita policías honestos, bien preparados, respetados y comprometidos con los valores humanos que juran defender a cambio del monopolio de las armas, hoy desafiado por narco traficantes y otros delincuentes. No estoy dispuesto a sumarme a las campañas genéricas contra instituciones que lesionan la honra y vocación de servicio de miles de mujeres y hombres que necesitamos y nos necesitan para colaborarles en su valiosa tarea. Espero que ellos sean los primeros en cuidar su misión principal. No es fácil resistir las presiones del medio. Las conozco en el plano civil y las entiendo en las entidades en que tu seguridad personal depende de tus propios compañeros o compañeras.
Necesitamos más personas que cuiden su propio prestigio, controlando los excesos y evitando ser cómplices de actos criminales. Para ellos, hoy y siempre mi respeto.
La necesaria reforma de Carabineros es una más entre las que debemos hacer en los partidos, en las instituciones armadas , en la institucionalidad, para lo cual, necesitamos la nueva Constitución. Respaldo decididamente a los encargados de llevar adelante las acciones judiciales, su acción oportuna cierra el paso o dificulta que las acciones de encubrimiento socaven la confianza ciudadana en sus entidades. Es bueno para Chile que los culpables de delitos, civiles o uniformados estén siendo procesados desde ya, y no luego de años de mentiras y complicidades brutales, como ha ocurrido en tantos casos, como el del asesinato de Eduardo Frei Montalva
III.- Factor Social
La brecha existente entre los ciudadanos y las autoridades políticas, judiciales, militares, policiales, económicas y gremiales ha generado un estallido social sólo aplacado por la pandemia sanitaria que nos asola. Pero nada cambia, todo empeora. El Gobierno se niega a dar soluciones y persevera en mantener un modelo económico social que ya está dejando de ser transversal. La Concertación y la Nueva Mayoría mantuvieron en lo esencial el modelo, incluso lo agravaron, pero esa cultura nefasta está cambiando.
La oposición escuchó la desesperación ciudadana y apoyó medidas de excepción, como el retiro del 10% de las AFP, el que por el apoyo de parlamentarios de derecha forzó al gobierno a no vetarlo. Han surgido muchas iniciativas que confunden por lo que es necesario que se produzcan acuerdos en aquellas más masivas y efectivas.
Pero, en mi opinión, ningún cambio real se hará ahora. Para lograr lo necesario, es el plebiscito el camino más eficaz y potente. La división de los opositores en este punto no es dañina. El aporte de gente de derecha es bienvenido, aunque sea por oportunismo. Los efectos políticos pueden ser muy positivos.
La siguiente tarea, es lograr acuerdos para obtener una gran mayoría en la Convención Constituyente, pero de personas probas, con una mentalidad de cambio y profundamente comprometidas con los derechos humanos.
Si estuviera dirigiendo alguna organización, propondría que prioricemos ahora la movilización electoral. Se trata de enfrentar la campaña del terror que la derecha es experta en extender. En EEUU Trump busca los incidentes para obtener votos de gente con miedo. En Chile, lo imitan.
Llegó la etapa de convencer, persuadir y mostrar el camino, sin odio y sin violencia. Invito a votar Apruebo y Convención Constituyente, que es la única 100% elegida y con paridad de género.