Por Jackie Mercado
Aunque puede ser muy tentador resolver nuestra falta de deseo sexual con una pastilla u otro estimulante momentáneo, hay aspectos de nuestra vida que pueden estar afectando nuestra sexualidad sin que seamos conscientes de ello.
1. Un medicamento
Quizás comenzaste un tratamiento médico y uno de los fármacos que estás tomando tiene entre sus efectos secundarios la reducción del libido.
De acuerdo con Diabetes UK, una organización dedicada a ayudar a las personas que sufren esa enfermedad, tanto hombres como mujeres "pueden experimentar disfunción sexual causada por factores físicos o por un medicamento que estén tomando o ambos".
De hecho, medicinas contra la presión alta y la depresión pueden afectar el deseo sexual y la posibilidad de conseguir un orgasmo.
Por eso es importante, preguntarle al médico qué tipo de efectos colaterales tienen las medicinas que te prescribe y qué otras opciones se pueden explorar en caso de que afecten tu libido.
También es importante conocer que hay enfermedades que afectan el flujo sanguíneo y la respuesta sexual como la diabetes y las enfermedades del corazón y del riñón.
2. Problemas de autoestima y expectativas autoimpuestas
El no sentirse atractivo o sexy puede estar jugando un papel clave en la forma cómo abordamos nuestra sexualidad.
Como bien se dice, "la gravedad no es amable con el cuerpo a medida que envejece".
En el caso de algunas mujeres también influyen en la forma cómo se perciben los cambios que se producen en sus cuerpos durante los embarazos y tras los partos o cesáreas: cicatrices, aumento de peso, estrías, en algunos casos incontinencia fecal tras un parto traumático.
Y la llegada de los hijos es una variable que puede llegar a afectar la intimidad de la pareja, en algunos casos de forma dramática.
Para ambos géneros, el aumento de peso o la caída del cabello pueden influir en la sensación de sentirse menos deseables.
"Tales sentimientos pueden obstaculizar la sensación de cercanía o la inspiración para hacer el amor y pueden impedir que una persona inicie o responda a avances sexuales".

En el caso de los hombres, hay otra variable.
Existen "presiones sociales" y una "imagen idealizada del tamaño del pene por parte de la industria pornográfica y de los medios de comunicación", lo cual proporciona una "visión distorsionada de lo que es normal".
El hecho de ser consciente de que tenía un pene pequeño dificultó sus relaciones amorosas "y convirtió el sexo en un verdadero desafío".
Existen muchos prejuicios sociales con los temas relacionados con la sexualidad" y algunos hombres pueden estar preocupados por el tamaño del pene, aunque sea normal.
"El paciente puede sentirse inhibido al iniciar una relación sexual, por miedo a no cumplir con las expectativas de la pareja", explica.
Por eso, la auto aceptación es fundamental.
3. Experiencias negativas en el pasado que no hemos abordado
Aunque el deseo sexual es algo natural y biológico, los factores culturales, religiosos, sociales y familiares también influyen en la forma como asumimos las relaciones sexuales.
“Para algunas personas, esta historia apoya una actitud de disfrute saludable del sexo. Para otras, complica las relaciones sexuales".
Por eso los expertos recomiendan pedir ayuda especializada para abordar temores, traumas o experiencias pasadas que te pueden estar afectando.
4. Consumo de alcohol
Aunque una copa de vino puede estimular tu libido, el consumo en exceso de alcohol puede afectar tu desempeño sexual y la posibilidad de alcanzar un orgasmo, dicen expertos.

5. Una infección de la cual no te has dado cuenta
La candidiasis vaginal es una condición común, que empeora con los altos niveles de glucosa en la sangre, y que hace que las relaciones sexuales sean incómodas, advierte Diabetes UK.
Otra condición es la vaginosis bacteriana, que es la infección vaginal más frecuente en las mujeres de 15 a 44 años y está causada por una cantidad excesiva de ciertas bacterias que provoca un desequilibrio bacteriano en la vagina.
Las infecciones en esa zona también pueden ser desencadenadas por hongos.
Ciertos jabones y productos químicos pueden ocasionar irritación, picazón y ardor en la vagina y eso puede hacer que las relaciones sexuales sean dolorosas para muchas mujeres.
Lo mismo sucede con la cistitis, una de las infecciones bacterianas más comunes.
6. Estar constantemente apurado
Y aunque eso parece ser parte del ritmo de vida actual, es fundamental detenerse y darnos un tiempo no sólo para relajarnos de cara a un encuentro sexual con nuestra pareja sino para que ella o él también entren en sintonía.
Hay que encontrar el tiempo para acariciarse, besarse y tocarse, esa es una de las recomendaciones
"Las técnicas de enfoque sensorial que utilizan los terapeutas sexuales pueden ayudarlo a restablecer la intimidad física sin sentirse presionado. Muchos libros de autoayuda y videos educativos ofrecen variaciones de estos ejercicios. También puede pedirle a su compañero/a que lo toque de la manera que le gustaría ser tocado/a. Esto le dará una mejor idea de cuánta presión, de suave a firme, debe usar", indica la revista especializada.