Votaré en contra de la propuesta, porque, en conciencia, considero que es mala para el país, sin descalificar a los que piensan diferente. En el plebiscito anterior, voté rechazo y respeté las legítimas opciones de personas que mucho aprecio que votaron Apruebo.
He leído los 216 artículos y las 62 disposiciones transitorias y constato que comete el mismo error de la propuesta rechazada de la Convención. Nos pretende encerrar en una camisa de fuerza para favorecer un modelo ideológico, en el otro extremo de las ideas políticas.
No he abandonado la idea de que Chile requiere de un mejor texto, que deje atrás visiones que nos dividieron profundamente, pero esta propuesta las profundiza.
Expresé en el debate anterior que las reformas del 2005 anularon los enclaves autoritarios que impuso la dictadura, pero
mantuvo y fortaleció el modelo económico y social neo liberal. Fui minoría en los intentos de cambiar ese modelo, pero desde al PC al PS, pasando por la DC, el PPD y el PR y, por supuesto la derecha, apoyaron dichas ideas.
No hubo plebiscito, y en el marco constitucional vigente, los creadores de la democracia semi soberana, lograron sólidas mayorías en el Congreso.
Valoro esos cambios políticos y sigo siendo contrario al neoliberalismo por ello debo votar en contra ya que lo propuesto fortalece el modelo y debilita los cambios logrados, algunos recientemente, como los quorum para modificar la Constitución.
No quiero polemizar con ningún sector, sobre todo cuando actores de ambos lados defienden posiciones, olvidando los que esgrimieron en el plebiscito anterior. Esto es un reflejo de la crisis generada por el Cambio de Época que vivimos y que tanto daño ha provocado en las autoridades civiles, uniformadas, religiosas, gremiales y económicas.
Voto en contra porque en vez de traer soluciones y certezas, profundizará la inestabilidad. No hay duda, al leer el texto y conocer algo de derecho, que se abrirán debates muy largos sobre la interpretación de las normas nuevas, sobre las nuevas instituciones que se crearían.
Voto en contra porque no soluciona los problemas generados por las AFP y las ISAPRES, las que han contado con apoyo transversal para sus abusos. En el caso del as AFP es falso que nos asegure a los trabajadores la propiedad de nuestros fondos.
La legislación actual lo ha reconocido, cómo lo prueban los retiros efectuados por causa de la pandemia y la crisis
económica. Lo que necesitamos es que la clase política actual nos reconozca nuestro derecho a decidir si nos quedamos en las AFP o nos vamos a un sistema público solidario y más justo, con aporte de trabajadores y empleadores, con seguros de longevidad y una base común para todos, extendiendo la Pensión básica Universal Garantizada. Para ello bastaría que el Gobierno envíe un proyecto de ley, que necesitaría sólo un voto más del 50% de los parlamentarios en ejerciciopara su aprobación.
Los defensores de las AFP y las ISAPRES de todos los sectores que han gobernado o que gobiernan lo han impedido. El texto propuesto no nos dará las soluciones necesarias, sólo un cambio de la mentalidad política vigente.
Voto en contra para cerrar el ciclo de fracasos que el sectarismo y la liviandad de nuestros dirigentes políticos y que, por ello, no nos lleven a un nuevo proceso. Los mismos actores principales no cambian el guion. A esperar unos años – y avanzar ahora en los temas más
urgentes.
Voto en contra para abrir caminos y no para respaldar a este gobierno.
Es falso que si gana en contra se creará una Asamblea Constituyente como me decía un amigo, destacado profesional y
persona muy honesta. Los partidarios de esos caminos han sido derrotados y algunos reconocen que no perseverarán en ello. Además, no tienen votos para eso en el Congreso.
Voto en contra porque no es un plebiscito sobre el gobierno actual y espero que el presidente Boric entienda las señales, no pretenda sacar cuentas alegres si gana esta opción y busque las rectificaciones indispensables. La derecha no podrá usar contra el Gobierno un eventual triunfo del Apruebo, menos una campaña por la renuncia del presidente, Boric ya que en esa posición están hoy sectores que no los seguirían en esa finalidad.
En un país tan polarizado como ahora, necesitamos un tratamiento respetuoso y serio de las posiciones distintas, una amplia y eficaz mayoría para enfrentar a los extremistas y terroristas con los legítimos instrumentos que cuenta una democracia.
Una nueva relación entre la civilidad y las fuerzas policiales y uniformadas es indispensable, para que los excesos y delitos de algunos pocos, no castiguen al conjunto de las instituciones.
Estoy en contra de usar las fuerzas armadas en la lucha contra del crimen organizado y el narcotráfico, pero sí es necesario contar con su colaboración en materias de inteligencia.
Ninguna persona o institución debería dejar de colaborar en esta urgente tarea nacional.
En contra del miedo como medio de convencimiento, en contra de la violencia física y verbal voto esperanzado por la opción EN CONTRA.