El que en el último año los extranjeros llegados sean principalmente haitianos, no exclusivamente, ha vuelto a la sociedad chilena en extremo cuidadosa y prejuiciosa sobre “los negros llegados”.
Discriminado por el color de piel: nuevo caso de racismo en el barrio alto prende las alarmas
La llegada cada vez más numerosa de extranjeros a nuestro país ha hecho que se evidencien algunos de los aspectos más negativos y perjudiciales que pudiera tener una sociedad y su cultura: la discriminación xenofóbica.
El que en el último año los extranjeros llegados sean principalmente haitianos, no exclusivamente, ha vuelto a la sociedad chilena en extremo cuidadosa y prejuiciosa sobre “los negros llegados”.
El trabajo que quitan, la delincuencia que traen, la pobreza que construyen y la promiscuidad que generan; pero, por sobre todas estas quejas, la sola diferencia del color de piel y el fuerte contraste idiomático han vuelto las críticas algo racial.
¿Se quiere al amigo forastero?
Se ha hecho fuerte la sensación, para algunos de los nacionales, que el color de piel juega un rol central al momento de discriminar a otro. Y la negritud es, generalmente, menospreciada y más castigada que ser blanco.
Sin importar la formación profesional, la religiosidad, la honestidad y las buenas costumbres, la caridad, el respeto y el querer ser un buen ciudadano, todo pesa menos que el color de piel.
La semana pasada se pudo apreciar un ejemplo paradigmático de cómo en Chile, y en el sector más acomodado de la capital, el color de piel es esencial para “ser uno más” o para “ser uno menos”.
Fuera del Mall
“Para que no tengan problemas, mejor retírense del lugar“. Esas fueron las palabras que usó un guardia de seguridad del Mall Vivo Los Trapenses, en la comuna de Lo Barnechea, para pedirle a dos trabajadores haitianos que salieran de la plaza pública ubicada en el centro del recinto, tras permanecer algunos minutos sentados y conversando.
Una persona que se encontraba en el lugar reconoció que la solicitud hecha por los guardias del recinto era fruto de la queja de los clientes, quienes no soportaban la presencia de “gente negra” en el lugar.
El medio online El Dínamo conversó con Cecilia Descalzi, arquitecta que trabaja en una construcción a pocos metros del centro comercial. Ella relató que al ver esta situación, quiso hacer un reclamo formal, pero “no hay un lugar físico como administración hace dos meses, así que hablé con el jefe de seguridad”, señala.
El encargado le dijo que “habían reclamos porque los haitianos estaban pidiendo trabajo”, algo que la profesional desmiente. “Estaban sentados conversando, muy tranquilos. Los haitianos son muy educados y no hacen escándalos”, relata.
Descalzi asegura que uno de los jefes de seguridad le explica que “los clientes reclaman por la estadía de gente de raza negra. Me dijo que ellos ‘recibían órdenes de sus superiores’, de retirarlos del lugar, que no están de acuerdo pero ‘órdenes son órdenes'”.
“Los haitianos se fueron de inmediato, ellos son de muy bajo perfil, callados, ni le discutieron. A escasos metros había dos trabajadores chilenos… y a ellos no los echaron. El guardia jefe me dijo que ellos reprochaban esta actitud, pero recibían órdenes y no le podían discutir a los clientes”, explica.
¿País racista?
Conversamos con el sociólogo Luis Gajardo para aclarar la problemática de la situación actual que transparenta nuestra sociedad.
“El concepto más apropiado para definir varias de las instancias que estamos viviendo, y que hemos vivido, es la idea de prejuicios étnicos. Prejuicios que tienen las personas contra otros por pertenecer a un grupo social diferente. No se relaciona con que alguien nos caiga mal, sino que se funda en una generalización imperfecta e inflexible y que busca caracterizar a todos los componentes de un grupo y de un mismo modo lo que vemos es un prejuicio étnico”, describe el académico de la Universidad Central.
“El prejuicio es esencialmente emocional y cualquier dato que lo niegue no sirve para cambiar la mirada, como en el caso ocurrido en el mall. Por más que se argumenten características positivas del prejuiciado, nada de eso será procesado por la persona que tiene prejuicios. Afortunadamente no todas las personas son prejuiciosas”, explica Gajardo.
“En una sociedad como la nuestra, en extremo desigual, los sectores medios son los que tienen menor tendencia hacia situaciones de prejuicios, esto es porque ellos tienen internalizada una ideología democrática, opuesto a lo antidemocrático que encierra el prejuicio. Se da que los sectores altos y los más bajos tienden a tener más componentes de autoritarismo”, finaliza.
Desconocimiento de la realidad
El psicólogo Roberto González, miembro del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), comentó algunos de los aspectos que se presentan en nuestro país con el tema de la discriminación.
“En general, hemos visto que en las personas que tienen menor nivel de escolaridad, básica o básica incompleta, hasta un 70% piensa que los inmigrantes le van a quitar su puesto de trabajo y que va a aumentar el desempleo”, analiza González.
“Tenemos un 2,3% de población inmigrante. Si son 411 mil y somos 17 millones, de los cuales 7,5 millones son la masa laboral, ¿cómo alguien puede imaginar que 411 mil van a cubrir toda la masa laboral? Además sabemos que de los 411 mil no todos son trabajadores. Entonces, eso es una creencia que se instala como sentimientos de amenaza que percibe la gente, esencialmente, por desconocimiento”, explica.
“En un estudio descubrimos que quienes reportan menos experiencias de contacto y menos calidad de relación con los inmigrantes, son quienes exhiben más amenaza. Mientras más conocemos, interactuamos, comunicamos, aprendemos cómo son ellos, los niveles de amenaza caen sistemáticamente”, asegura.