En la previa a la Cuenta Pública, la Vocera del gobierno habló de que se centraría en “el legado” -lo que generó críticas opositoras y distancia del oficialismo- y otros sectores como la DC y el PPD reclamaron por mejor gestión, plan de reactivación económica con impacto en empleos, recuperación educativa y Acuerdos Transversales para ejecutarlos considerando la situación de minoría que está en el Parlamento.
En su extenso discurso de casi 4 horas, el Presidente de la República mostró un tono dialogante y a propósito del plebiscito constitucional de septiembre pasado señaló “hemos escuchado el mensaje fuerte y claro de la ciudadanía. No queremos una Constitución partisana, sino una Constitución incluyente que acoja el libre juego democrático, que promueva los acuerdos”; sobre el tema reforma previsional y mejorar las pensiones de la clase media insistió en que “Hemos logrado acuerdos transversales en otras ocasiones, podemos lograrlo aquí también poniendo en el centro del debate a los chilenos y chilenas que merecen tener una vejez digna y tranquila”.
Sobre las críticas a la lenta y mala gestión de los equipos de gobierno hizo una autocrítica al señalar que “necesitamos más agilidad y menos burocracia, más compromiso con lo público y menos conformismo, más presencia del Estado en los territorios y menos en las oficinas”.
Pero esa autocrítica no permea a sus directivos ya que al revisar la ejecución presupuestaria al mes de abril destaca que la inversión pública en el MOP -US$ 5.000 millones- apenas se ha ejecutado un 15% y hay fuertes críticas por la lentitud en pagar a las empresas; en el Plan Nacional contra el Crimen Organizado de la Subsecretaría del Interior hay 0% de ejecución de los $65.000 millones aprobados para transferir a Carabineros, PDI, UAF, Gendarmería; en materia de diversificación productiva el programa de Desarrollo Productivo Sostenible de $155.000 millones apenas lleva ejecutado 0,03% al mes de abril, en Innovación el Fondo de Tecnología y Ciencias lleva ejecutado 0,4% de los $176.000 millones; en el Fondo de apoyo a la Educación Pública solo se ha ejecutado 19% de los 356.000 millones para este año.
No se está haciendo, no están ocurriendo las cosas a nivel de la vida cotidiana de las familias que siguen entonces viviendo en un ambiente de inseguridades e incertidumbres y que tienen en su retina que el gobierno “no ha hecho nada”.
En materia económica/social la principal apuesta de la Cuenta Pública es la Reforma Tributaria que fue mencionada como clave para avanzar en pago a la deuda histórica de los profesores, para llevar la PGU a $250.000, para crear un sistema de cuidados, para condonar el CAE, pero esa reforma en marzo pasado fue rechazada por la Sala de la Cámara de Diputados y se anuncia que se insistirá en ella vía el Senado lo que requiere una aprobación de 2/3 de la Sala, por lo cual requiere un Acuerdo con la derecha o una parte importante de ella.
Para tener el voto de la derecha que apruebe esa insistencia en el Senado, probablemente ella exigirá una Reforma Tributaria minimalista -reducida a aprobar mayores herramientas para combatir la elusión y la evasión tributaria, sin aumento de impuestos progresivos como el impuesto al patrimonio o aumentar los impuestos personales y con la derecha presionando aumentar la base de tributación lo que no genera un punto de equilibrio- y además, rechazará algunos usos para reemplazarlos porque nuevos recursos se destinen al combate de la delincuencia y el crimen organizado.
Esa negociación con la derecha para habilitar la tramitación de una reforma tributaria puede significar un boomerang. A lo mejor hay otros estrategas de palacio que piensan que la derecha va a rechazar la reforma y los posibles beneficiarios se van a movilizar electoralmente en contra de la derecha, creyendo que se está en diciembre 2021.
Es una apuesta arriesgada jugarse el todo por el todo en una negociación política con la derecha -presionada por la ultraderecha que quiere bajar impuestos- que habilite un nuevo intento de aprobar una Reforma tributaria y además, donde hay pocas señales potentes destinadas a reactivar la economía y mejorar el empleo -como se demandaba transversalmente-.
El Imacec de abril de -1,1% y la baja capacidad de construir empleos formales en sector privado nos hablan de una economía más estancada de lo que parecía y por tanto, se requerían señales más potentes para agilizar la inversión y la reactivación como por ejemplo apurar el desarrollo de alianzas público-privada para explotar el litio en nuevos salares como Salar de Maricunga, apurar la aprobación de una serie de proyectos emblemáticos que restituyeran la confianza de los inversionistas.
Si se quiere mejorar la situación del 2024 y 2025 era más relevante colocar el foco en un Plan de Reactivación Económica, en apoyar la generación de empleos formales -que han disminuido los últimos meses, como puede verse en empresas del retail- en acelerar la ejecución de la inversión pública, en construir una red de apoyos a empresas innovadoras y eso no se tuvo.
La apuesta a habilitar la tramitación de la reforma tributaria parece ser una apuesta demasiado arriesgada.