En estos días hemos visto un Chile que hace las cosas bien como son los Juegos Panamericanos donde la infraestructura deportiva funcionó, los recintos deportivos son de alta calidad, la Villa Panamericana y el transporte han sido destacados por los deportistas y el equipo de competidores chilenos ha dado ya 9 medallas de oro en el Remo, en Atletismo y en otros deportes donde se ha invertido por años a través de una política de fomento al deporte de alto rendimiento vía Ministerio del Deporte.
Esta inversión de años ha dado frutos con las hermanas Abraham y muchos otros deportistas que han llegado a obtener más de 50 medallas y también con la nueva infraestructura deportiva en el Estadio Nacional y en otros recintos que pueden permitir ampliar la base social de una nueva cultura deportiva. Esto es un logro país ya que los Juegos Panamericanos fue una decisión de Bachelet, que mantuvo Piñera y que se concretó con el gobierno Boric, que además, hizo los ajustes necesarios a principios de año nombrando a Jaime Pizarro de ministro del Deporte y a Harold Mayne-Nicholls como coordinador de los Panamericanos 2023.
Además, ha mostrado el nuevo Chile con deportistas migrantes que ganan oro para Chile como Santiago Ford que en 2028 ingresó al país caminando por el desierto y 5 años después entrega la 7ª medalla de oro a Chile, que logró acá cumplir su sueño del oro panamericano. Es un Chile multicultural, que apoya a sus deportistas, que se une para el éxito deportivo, donde hay competidores de la roja que son de la Población Yungay como Ford y otros vienen del Verbo Divino o del Colegio Alemán, donde en la fiesta inaugural conviven las nuevas corrientes urbanas del trap con el viejo rock de los Bunkers y los Tres.
Ese Chile nos gusta y debiera ser la nueva identidad del futuro; no más polarizaciones.
Pero también debemos convivir con las políticas públicas mal hechas como son los SLEPS (servicios locales de educación pública) que viven una fuerte crisis provocada por la mala gestión de los directivos SLEPS y la falta de apoyo del MINEDUC vía la Dirección de Educación Pública. Hace ya más de 55 días que 30.000 alumnos/as de SLEPS Atacama no tienen clases porque las comunidades educativas reclamaban con razón que los colegios tenían sus salas averiadas, no funcionan los baños, no hay condiciones mínimas dignas para cumplir la tarea de enseñanza y han reclamado todo este tiempo que MINEDUC implemente un Plan que repare la infraestructura escolar estableciendo condiciones básicas para que los 30.000 niños/as tengan clases.
Esta crisis de SLEP Atacama revela un problema estructural de la gestión educativa que está afectando la educación pública que no recupera los niveles de asistencia escolar pre-pandemia, que muestra bajos niveles de aprendizaje en SIMCE 2022 y que en Atacama se tiene la peor calidad educativa regional, donde se presenta una fuerte violencia escolar.
Se hace urgente un Plan de Recuperación Educativa como se ha insistido desde fines del año 2022 y el presupuesto del MINEDUC para 2024 destina un irrisorio monto de $31.000 millones para la Reactivación Educativa vía 4 programas, lo que absolutamente insuficiente.
Una crisis que se extiende por tanto tiempo revela que MINEDUC no está haciendo las cosas bien, que los SLEPS carecen de liderazgos competentes, que eso afectando el prestigio de la educación pública, ya que los docentes de los colegios municipales que van a ser traspasados a futuros SLEPS piden que este proceso se detenga, porque saben que los SLEPS es una modalidad institucional que no está generando una educación pública de calidad ni genera adecuadas condiciones para el trabajo docente.
Es hora de suspender los traspasos a los nuevos SLEPS por el año 2024, que se conforme un equipo de expertos externos al MINEDUC-incluso que provengan de UNESCO y OCDE- que evalúe el funcionamiento técnico y administrativo de los actuales SLEPS y proponga correcciones que sean apoyadas transversalmente para iniciar un camino de recuperación de la educación pública. Sería otro error político del MINEDUC seguir insistiendo en una fórmula fracasada, se requiere una reforma a la reforma, pero que tenga apoyos transversales que impulsen la anhelada recuperación de la educación pública.
La ley de presupuesto 2024 y el debate democrático del presupuesto del MINEDUC deben incluir cambios que apunten a iniciar la recuperación de la educación pública en el marco de un potente Plan de Reactivación, que incluya la pausa de los SLEPS y una evaluación seria que identifique las correcciones más urgentes. El futuro de Chile lo requiere porque no habrá desarrollo futuro sino recuperación la calidad para la educación chilena.
MINEDUC no puede seguir haciendo las cosas mal como hasta ahora.