Greenpeace acusó de "complicidad" al Estado chileno por el daño ambiental que por décadas han causado las plantas termoeléctricas en el país, luego de que en las últimas horas se haya decretado una emergencia en la comuna de Quintero por la alta concentración de dióxido de azufre (SO2).
En este contexto, Greenpeace proyectó ayer martes enormes imágenes digitales en uno de los costados de la planta a carbón Campiche, de la estadounidense AES Gener, en la zona costera de Quintero-Puchuncaví, para alertar del daño ambiental y a la salud que por años han enfrentado los habitantes de las llamadas "zonas de sacrificio".
"La situación es dramática: hay metales pesados en la tierra, plomo en la sangre de los vecinos, derrames de carbón, intoxicaciones masivas, pérdida de biodiversidad y destrucción de recursos marinos", alertó el director nacional de Greenpeace en Chile, Matías Asun.
Recordó que la situación es tan grave en la zona, calificada por esa organización como el "Chernóbil" chileno, que la Corte Suprema ya ha advertido que si vuelven a generar intoxicaciones masivas se deberá generar una evacuación general de la zona.
En un comunicado entregado a los periodistas, la organización destacó el papel "cómplice" que ha tenido el Estado con AES Gener, responsable de las cuatro termoeléctricas que están en Quintero-Puchuncaví, unos 130 kilómetros al noroeste de Santiago, y exigió al Gobierno el cierre inmediato de estas instalaciones.
Asun resaltó que mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala un máximo de 500 unidades de dióxido de azufre por metro cúbico en un lapso de 10 minutos, la última alerta del Gobierno consignó este lunes que hubo 1.411 unidades por metro cúbico durante 60 minutos.
Greenpeace acusa a Chile de "complicidad" por daño ambiental de termoeléctricas en Quintero-Puchuncaví (el Chérnobil chileno, dicen)


