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Wilfred Adelsdorfer, gerente de Latamwin: "Sin regulación seria, pronta y moderna, no hay juego responsable"


La regulación de las plataformas de apuestas online es un pilar para la protección de los miles de usuarios que entran a estos sitios. Para esto ya no basta con seguir los estándares internacionales, sino que es necesario contar con una ley moderna, con reglas claras, que proteja al jugador y que exija a todos los operadores altos estándares de seguridad.

Agosto de este año fue un mes clave para los casinos online con la aprobación del proyecto de ley que busca regular las plataformas de apuestas en línea. Avance que pretende regular la competencia de los casinos online y proteger a los usuarios que entran a este tipo de plataformas al elevar los estándares de seguridad.

Proyecto que lleva años siendo impulsado por algunas casas de apuestas online, como Latamwin, que buscan una normativa que establezca reglas claras. “Desde el primer día, hemos demostrado con estudios jurídicos sólidos que el juego online en Chile no es una actividad ilegal, sino una actividad lícita no regulada, como ocurre en toda industria antes de que exista una ley específica. Y, de hecho, los primeros interesados en que se regule esta actividad somos los propios operadores serios, aquellos que cumplimos estándares internacionales, trabajamos con certificaciones externas y aplicamos medidas reales de juego responsable”, comenta Wilfred Adelsdorfer, CEO de Latamwin.

El debate entrega la oportunidad para impulsar los estándares mínimos que deben cumplir los operadores en beneficio de los usuarios, como los sistemas de autoexclusión, límites de depósito, control del tiempo de juego y verificación de identidad. “Hablar hoy de juego responsable en Chile es hablar de regulación. No basta con seguir estándares internacionales; el verdadero compromiso es que exista una ley moderna, con reglas claras, que proteja al jugador y exija a todos los operadores medidas mínimas como la autoexclusión, los límites de depósito y el control de identidad. Mientras eso no exista, el desafío del juego responsable es precisamente que se regule pronto y bien”, detalla el CEO.

Para el representante de Latamwin existen tres pilares fundamentales que deben sostener la normativa: primero, la protección efectiva del jugador, con identificación electrónica obligatoria, registros nacionales de autoexclusión y mecanismos de control reales; segundo, la transparencia y la trazabilidad de las operaciones, con auditorías externas e independientes, como las que aplican organismos internacionales como eCOGRA en Europa; y tercero, la responsabilidad social y educativa, que implica campañas de prevención, mensajes claros sobre los riesgos del juego y un código de publicidad ética que limite la exposición de los menores.

“El juego responsable no se trata solo de impedir que los menores ingresen a las plataformas; también se trata de evitar que nuestros niños y jóvenes sean expuestos a mensajes publicitarios que normalizan o glamourizan el juego. Las dos cosas van de la mano: la exclusión y la no exposición; una sin la otra no sirve”, asegura.

ENFOCADOS EN LA PROTECCIÓN DE LOS MENORES DE EDAD

Regular lo que un menor de edad ve en internet es una tarea casi imposible. Las plataformas de apuestas online, al igual que muchas otras, operan en un ecosistema digital sin fronteras, donde los filtros y controles parentales muchas veces se quedan cortos frente a la velocidad con que circula la información. Un factor que acentúa esta problemática, es que con la falta de regulación muchos menores pueden registrarse en sitios con estándares bajos de seguridad tan solo con un correo o número de teléfono.

Para evitar estos casos la tecnología es una aliada clave. En Latamwin se aplican controles de identidad reales y verificables. Este proceso consiste en que, al realizar el registro, se solicita el RUT del usuario y el número de serie de su cédula de identidad, información que es enviada a un proveedor de verificación biométrica.

Con esto se establece en tiempo real que el RUT sea válido, que el documento esté vigente, que no esté bloqueado por fraude ni asociado a una persona fallecida, y que corresponda a alguien mayor de edad. Si los datos no corresponden el proceso se detiene y el RUT queda bloqueado en la plataforma.

En caso de continuar se avanza al segundo filtro, que es más exigente: la biometría con prueba de vida. “Esta tecnología hoy se usa ampliamente en Chile en sectores como la banca, los seguros o las clínicas, y permite verificar de forma fehaciente que la persona que está interactuando es quien dice ser y que, además, es una persona real”, detalla el CEO de Latamwin.

En términos simples, al solicitar la biometría, el usuario debe tomar una foto de su cédula de identidad por ambos lados y luego grabar un breve video tipo selfie siguiendo las instrucciones del sistema, que pueden ser mover la cabeza, parpadear o decir un número. Esa secuencia permite al software confirmar que se trata de una persona viva y no de una foto, una máscara o una imagen manipulada. A continuación, se realiza una comparación automática entre el rostro capturado en el video y la fotografía del documento, y también se contrastan los datos con la información del registro inicial. Si todo coincide, la identidad se considera verificada de manera completa y segura.

Tecnología que ya forma parte de la discusión en torno a la normativa y que fue abordada hace algunas semanas en la Comisión de Hacienda del Senado, en donde se presentaron indicaciones que incluyen a la biometría como mecanismo obligatorio de control de identidad. En esta misma sesión se establecieron normas más estrictas para la publicidad y la protección de menores frente a la exposición al juego. “Esas modificaciones nos parecen positivas, porque reflejan una mirada más moderna, más técnica y más centrada en el usuario”, asegura Wilfred Adelsdorfer.

En la experiencia Latamwin la biometría se aplica siempre en el primer retiro, sin importar el monto. También es utilizada de manera selectiva ante comportamientos inusuales o potencialmente riesgosos, como cuando un usuario cambia su patrón de depósitos o intenta operar de una ubicación diferente, e incluso verificaciones aleatorias o modificaciones en el método de pago o si se actualizan datos sensibles. “La razón por la que damos tanta importancia a esta tecnología es simple: la biometría con prueba de vida es hoy la herramienta más efectiva para impedir el acceso de menores y prevenir fraudes o suplantaciones de identidad”, explica el CEO de Latamwin.

Con estas acciones Latamwin ha asumido un rol activo en la promoción del juego responsable, desde sus tecnologías de verificación y control, además de la educación y la prevención. La empresa mantiene contenidos permanentes sobre límites de edad, herramientas de autogestión y advertencias sobre los riesgos del juego compulsivo, además de alianzas con organismos especializados que brindan orientación psicológica y asesoría gratuita. Sus campañas digitales, difundidas cada año bajo el lema “Juega por diversión, no por necesidad”, buscan generar conciencia, especialmente entre los jóvenes, de que el entretenimiento y la responsabilidad deben ir siempre de la mano.

Mecanismos de autoexclusión o control existen para prevenir casos de ludopatía

En la industria del juego online, los operadores con certificaciones internacionales están obligados a cumplir con estándares claros en materia de juego responsable. Esto implica ofrecer herramientas que permitan a los usuarios autolimitar o suspender su actividad de forma voluntaria. En el caso de Latamwin, la plataforma cuenta con un módulo de autolimitación y autoexclusión integrado en el perfil de cada usuario, donde es posible definir límites de dinero, tiempo o tipo de juego. Por ejemplo, si una persona fija un tope mensual de $20.000, el sistema impide nuevos depósitos al alcanzar ese monto. También puede establecer pausas o restringir el acceso a ciertas categorías, como apuestas deportivas o casino en vivo. La autoexclusión, en tanto, permite suspender la cuenta por un periodo o de forma indefinida, bloqueando depósitos y apuestas, y excluyendo al usuario de comunicaciones promocionales. De esta forma, el control recae en el jugador, promoviendo una experiencia segura y responsable, consignó en La Tercera.

“El juego responsable no se trata solo de impedir que los menores ingresen a las plataformas; también se trata de evitar que nuestros niños y jóvenes sean expuestos a mensajes publicitarios que normalizan o glamourizan el juego. Las dos cosas van de la mano: la exclusión y la no exposición; una sin la otra no sirve”.