El tenso momento que vive la Unión Demócrata Independiente después de la elección parlamentaria, donde logró 30 de 35 diputados, lo que generó que Renovación Nacional sea el partido con la bancada más grande y, de paso, un duro cuestionamiento a su presidenta, la senadora Jacqueline van Rysselberghe, podría complicar la parte final de la campaña de segunda vuelta de Sebastián Piñera, abanderado de Chile Vamos.

 

El tema no es menor, dado que la disidencia de la directiva que lideran los diputados reelectos Jaime Bellolio y María José Hoffman pide la salida de la exintendenta del cargo y, además, el excandidato presidencial y exmilitante de la colectividad, José Antonio Kast, expresó que si a él le hubiera tocado enfrentar estos resultados, “habría renunciado”.

 

Por si fuera poco, Van Rysselberghe debe enfrentar una compleja investigación judicial por presuntos lazos con empresas pesqueras, en el marco del “caso Asipes” y las asesorías que le prestaba a la empresa B&C Consultores Limitada.

 

Raya para la suma: en el piñerismo están preocupados… y en la derecha también.

 

 

 

“Un partido desordenado claro que puede tener efectos si esto se traduce en no prepararse para la segunda vuelta”, advierte el analista y académico de la Universidad del Desarrollo, Eugenio Guzmán.

 

Sin embargo, en su opinión, “va a primar la cordura, porque lo que se juega es muy importante”.

 

Por su parte, Rodrigo Larraín, sociólogo de la Universidad Central, aseguró que la crisis de la UDI “salpica a Piñera, pero no le quita votos”.

 

“De algún modo para su propio sector, a Piñera no le entran balas. Ahora, sí genera algún daño en la estructura de ese partido, que es bastante monolítica. Pasó antes cuando se pidieron elecciones con ‘un militante un voto’ o al momento de ser desplazados los ‘coroneles’, quienes gobierno por interpósito persona con Jacqueline van Rysselberghe”, comentó a Cambio21.

 

 

Por lo mismo, “es posible que se abran los apetitos aprovechando la coyuntura, léase grupos más emergentes que quieran buscar su oportunidad, lo que es bastante natural”, insistió.

 

Lo grave para Larraín es que la UDI “no tiene tiraje a la chimenea. Es más, está diseñada para que no la tenga. Funcionan por cooptación más que por elecciones”, enfatizó.

 

 

Al interior del gremialismo el llamado es uno solo más allá de las legítimas diferencias internas: “tenemos todo el verano para revisar, evaluar y sacar cuentas”.

 

El llamado es compartido por el diputado y senador electo de la UDI por la región de Aysén, David Sandoval, quien sostiene que “después de cada elección siempre se analizan los éxitos y triunfos y los lamentables fracasos”.

 

“Pero también es razonable que el partido entre reflexivamente en ver los errores y las falencias para obviamente tenerlos presente en el futuro. Ahora, desgraciada o afortunadamente la circunstancia de la segunda vuelta, donde todos tenemos consenso, estamos obligados a dejar esta discusión para los primeros días de enero. Cada actor o persona que se sienta afectado por alguna circunstancia o de gestión política tendrá su oportunidad para verlo”, indicó a este medio.

 

 

“Se asume que es un tópico de alta tensión que hay que afrontarlo, pero más relevante es poner todas las energías de aquí hasta el 17 de diciembre. Después de eso habrá tiempo suficiente”, agregó.

 

Consultado por el daño colateral que podría sufrir la campaña de Piñera, el parlamentario contestó que “se reconoce que hay inquietud, lo que concordamos en el pasado almuerzo de bancada la semana pasada junto a las personas más críticas, la presidenta Jacqueline van Rysselberghe y el secretario general Pablo Terrazas”.

 

“No le vamos a sacar el cuerpo a la jeringa, pero hoy tenemos que concentrarnos en el gran desafío que es la elección de la segunda vuelta. Todos los parlamentarios, incluso los más críticos como Jaime Bellolio, están insertos en el equipo de Piñera y en el trabajo en terreno”, remató Sandoval.