Exactamente 24 horas duró la crisis institucional entre el gobierno y el director general de Carabineros Hermes Soto, tras conocerse una serie de videos que demuestran que el comunero Camilo Catrillanca fue asesinado por uniformados y que nunca hubo enfrentamientos.

Tras la difusión de las imágenes -grabadas por los mismos uniformados- la situación del general Soto era insostenible.

Alrededor de las 18 horas de ayer el ministro del Interior, Andrés Chadwick, debió salir a enfrentar a la prensa dada la tensión existente. Allí dijo que hoy jueves se darían a conocer las medidas a tomar. 

Pasó todo el día en medio de especulaciones, trascendidos y opiniones, a la espera de la decisión final que adoptaría Piñera. 

El general Soto por la tarde llegó hasta La Moneda, se reunió con el Presidente de la República y menos de una hora después volvió a su oficina sin hacer declaraciones. Su suerte estaba sellada.

En esa reunión, el uniformado, según fuentes políticas, rechazó presentar la renuncia por no sentirse responsable de los hechos. Su actitud obligó al gobierno a iniciar la alternativa de lo que se llama un "decreto fundado" para proceder a su destitución.

Según establece el artículo 104 de la Carta Fundamental, el Presidente Piñera deberá elaborar un decreto fundado y enviarlo a ambas cámaras del Congreso para informarles de su decisión. Este mecanismo se estableció en la reforma constitucional que impulso el ex Presidente Ricardo Lagos el año 2005. Es por eso, ya que antes no existía este mecanismo, que será la primera vez en la historia de Chile que se aplicará esta fórmula.

"El Presidente de la República, mediante decreto 24.10.1980 fundado e informando previamente a la Cámara de Diputados y al Senado, podrá llamar a retiro a los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea y al General Director de Carabineros, en su caso, antes de completar su respectivo período", dice la Constitución.

En la misma cita el director informó que se había iniciado el proceso de separar a 10 generales y llamarlos a retiro, al parecer por las filtraciones y faltas en el ocultamiento de información que perjudicaron directamente a Hermes Soto.

En una palabra, Soto sabía que su salida era inminente pero no lo haría solo. De allí la decisión de prácticamente descabezar el alto mando de la institución.

El esperado epílogo ocurrió en un patio de La Moneda. Piñera acompañado del ministro Chadwick y del subsecretario Ubilla informó oficialmente de la salida de Soto y de la renuncia pedida a 10 generales, en medido de un discurso lleno de frases repetidas hasta el cansancio sobre la esforzada labor de Carabineros y el objetivo del gobierno de buscar la verdad y la justicia. 

Ahora falta solamente saber quién asumirá como nuevo director general en el momento más duró de la cuestionada organización policial.