Foto: Juan Manuel Sepulveda, dirigente sindical
Por María Cristina Prudant
Juan Manuel Sepúlveda , demócrata cristiano desde su juventud, dirigente sindical metalúrgico también compartió parte de su vida con Andrés Aylwin durante la dictadura y después. Según cuenta a Cambio21 un 13 de enero de 1978 los tomaron detenidos y los enviaron al norte junto a otros democrátacristianos.
“Como muchos estábamos reunidos para ver unos problemas que habían con algunas organizaciones sindicales cuando los servicios de seguridad de la dictadura allanaron el lugar donde estábamos reunidos, éramos 12 los que estábamos allí, donde estaba por supuesto don Andrés Aylwin, también estaba Tomás Reyes, Ignacio Balbontín y fuimos detenidos”.
“Fue en ese momento cuando estábamos en un edificio en el piso 13 y cuando bajamos estaba toda la prensa esperando, porque esto fue preparado por la dictadura. Avisaron que iban a detener a este grupo, todos éramos democratacristianos los que estábamos allí y bueno, don Andrés (Aylwin) tuvo una primera reacción importante porque al enfrentarse abajo al público, a la gente que estaba viendo todo este espectáculo. Estaba la televisión también, la radio fue cuando don Andrés grita a viva voz ¡ Viva Chile! con el hecho de llamar la atención” señaló.
Aclara que “nosotros no éramos ningunos delincuentes , salimos con la cabeza en alto y en ese sentido don Andrés fue el que lideró todo el grupo. Fuimos conducidos al cuartel general de Investigaciones ahí en Borgoño, donde fuimos interrogados por un grupo de gente de la Dina sobre nuestras actividades y allí fuimos, posteriormente conducidos al aeropuerto de Cerrillos, de esa época, donde nos embarcaron en un avión en dos grupos, porque no cabíamos todos en el mismo avión, hasta llegar a Arica”.
“Allí nos distribuyeron a distintos lugares del altiplano. Yo fui destinado con Tomás Reyes, Ignacio Balbontín y Georgina Aceituno, que fue la única mujer del grupo, a Costa un lugar a 50 kilómetros de Arica y el resto fueron distribuidos y entre ellos don Andrés a Guallatire, en la comuna de Putre que está a unos 4.500 metros de altura. Yo había estado relegado anteriormente en ese mismo lugar, en Chucuyo, que es vecino de Guallatire” manifestó.
Recuerda que “luego nos enteramos que don Andrés tuvo dificultades de salud porque tenía un solo pulmón, asi es que así tenía que respirar a más de 4.000 metros de altura. Entonces, tratábamos de que a don Andrés lo sacaran del lugar y lo llevaran a uno más al nivel del mar por todas sus dificultades”.
Los servicios de seguridad dijeron que la única posibilidad era que “alguno de ustedes cambie de lugar con don Andrés. Yo me ofrecí y llegué a Guayapire y él descendió a un pueblo abajo cerca de Molino”.
“Esa fue mi experiencia y otras porque después seguimos juntos tratando de reivindicar los derechos humanos y seguir luchando por la libertad, la justicia por lo que tanto luchó don Andrés”.
Sepúlveda era dirigente sindical, que junto a otros como Manuel Bustos fundaron la Coordinadora Nacional Sindical. En ese tiempo era dirigente de los trabajadores metalúrgicos.
“Estar allá era nuestra responsabilidad, el compromiso y sabíamos a lo que nos estábamos exponiendo, pero vivirlo es otra cosa”expresó Sepúlveda.
Permanecieron como dos meses en total. “Después nos cambiaron porque con recursos de amparo, que se hicieron a favor nuestro, la Corte Suprema fue obligada a decretar el cambio de nosotros y llevarnos a una cabecera de provincia que era Arica. Era ilegal que nos pudieran relegar a otros lugares que no fuera un lugar así. Entonces tuvieron que sacarnos de los distintos lugares y nos reunieron en Arica”.
Sepúlveda contribuyó a fundar la Comisión de Defensa de los Derechos Juveniles (CODEJU) y fue miembro de la Comisión Episcopal Justicia y Paz.
Durante los años de exilio en Bélgica , tuvo la oportunidad de realizar estudios en Ciencias del Trabajo en la Universidad Católica de Louvain-la-Neuve y diversos cursos de formación y capacitación en relaciones laborales. Allí también se expresó la solidaridad del movimiento sindical internacional, fue la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), hoy Confederación Sindical Internacional, (CSI), que le dio la oportunidad de continuar contribuyendo, desde el exilio, con la resistencia de los trabajadores en Chile. Un poco más tarde fue director de la oficina para América Latina.
Trabajó para la Organización Internacional del Trabajo, OIT, y durante veinte años lo hizo como su especialista principal para las actividades con los trabajadores. Entregando asistencia técnica a los sindicatos de diversos países de América. También, en dos periodos fue elegido presidente del sindicato de funcionarios internacionales y locales.
A fines de 2009 regresó al país.Comenzó a colaborar con los sindicatos y retomó el trabajo político-partidario en el PDC, encabezando la Comisión Ejecutiva de la Comunidad Demócratacristiana Progresista.