Oh I'm just counting

Realizan velatón en homenaje a destacado defensor de los DDHH Andrés Aylwin en Providencia. Defendió a miles de personas detenidas en dictadura

Por Alfredo Peña R.

Foto: Andrés Aylwin acompañando a dos detenidas en una calle de Santiago en plena dictadura

 

Desde que se conoció que el destacado abogado defensor de los derechos humanos, Andrés Aylwin, se encontraba agonizando, debido a una insuficiencia cardíaca centenares de personas se preocuparon de su salud.
Incluso la noche de este sábado se realizó una velatón en las afueras de su departamento en la comuna de Providencia, donde asistieron cerca de cien personas en su mayoria dirigentes y militantes democratacristianos.

En el homenaje, otro de los nietos del abogado, Matías Rivas Aylwin, aseguró que su abuelo era un hombre muy querido y muy valioso para muchas personas.

"Se me acercó un hombre muy cariñosamente a decirme que mi abuelo lo había salvado de la CNI. Fue muy emocionante porque me dijo que no estaría aquí si no fuera por mi abuelo y escuchar eso es muy difícil ponderarlo, pero escucharlo nos llena de orgullo y creo que es un tremendo mensaje para Chile y la sana convivencia", dijo Rivas a Cooperativa.


Foto: la velatón por la salud de Andrés Aylwin este sábado en la comuna de Providencia

De acuerdo a información entregada por uno de sus nietos, el destacado defensor de los derechos humanos durante la dictadura se encuentra con "lucidez que viene y se va".

Uno de sus nietos, Sebastián Aylwin, militante de la Izquierda Autónoma y ex vicepresidente de la Fech, publicó en su cuenta de Twitter que el falangista y hermano del ex Presidente está con “lucidez que viene y se va”.

“No está recibiendo visitas que no sean familiares o amigos. De todas formas, al parecer estos serán sus últimos días. De seguro él agradece que lo tengan en sus pensamientos”, agregó.

En un mensaje publicado en la misma red social, además escribió: “mi abuelo está grave, semiconsciente nada más, pero cuando le contamos que íbamos a poner Mozart dijo:”ah que bien!”, qué maestros ambos”.

Su vida en defensa de los derechos humanos


El sacerdote obrero Mariano Puga le había dado la unción de los enfermos -antes conocida como la extremaunción- esta semana al exdiputado DC.

El exparlamentario de 93 años está en su departamento rodeado de su familia. A principios de año, Andrés Aylwin, enviudó de Mónica Chiorrini. Desde ahí ha estado muy decaído.

En 1973, Aylwin formó parte del denominado "Grupo de los 13", grupo de militantes DC que tomó distancia con la entonces directiva DC y firmó una pronta declaración contra el Golpe militar, para luego ejercer una activa lucha contra la dictadura.
Por su denodada lucha por los derechos humanos, Pinochet lo envió relegado a la localidad de Guallatire, entonces Región de Tarapacá, que lo mantuvo obligadamente alejado de la actividad política.

Una vez conseguida la libertad, ejerció un activo rol en su calidad de abogado en la defensa de los derechos humanos a través de la defensa judicial de los presos políticos y en la recuperación de la democracia participando en el Comité Pro Paz y trabajando en la Vicaría de la Solidaridad.

En 1978, fue elegido presidente de la Agrupación de Abogados Pro Derechos Humanos y director de la Comisión Contra la Tortura desempeñándose como abogado querellante en casos de detenidos desaparecidos.

Aylwin no sólo defendía a los presos políticos -sin conocerlos- en los denominados por la dictadura, Tribunales de Guerra, sino que acudía a los regimientos, lugares especiales de detención, comisarías y obviamente presentaba recursos de protección en los tribunales por las personas detenidas.

Tenía una cualidad especial. Como ya conocía que muchos de los detenidos los hacían desaparecer, cuando veía un o una detenida, se acercaba a ellos o ellas y les gritaba cuál era su nombre y apellido y algún teléfono de algún familiar a quién llamar. Tenía una valentía enorme, en momentos que muchos eran perseguidos y asesinados por sus ideas.
De esa simple acción de Andrés Aylwin se salvaron muchas vidas. Y de ahí se instituyó que en dictadura, cualquier preso o presa, debía gritar su nombre y apellido. Y se hizo común en todas las protestas.

En esta imagen lo muestra acompañando a dos dirigentas juveniles DC detenidas -una de ellas, Patricia Roa- que son llevadas por Carabineros a la primera Comisaría.