Oh I'm just counting

Editorial Cambio21. Dos Chile: Una élite dando señales de ingobernabilidad mientras la mitad del país no llega a fin de mes con sus ingresos

Lo que caracteriza al Chile actual son las brechas entre lo que ocurre cotidianamente a nivel de clases medias y sectores populares, que es muy distinto a lo que está pasando a nivel de las élites políticas y económicas, lo que explica -parte importante- los altos niveles de desconfianza ciudadana hacia las instituciones democráticas.

Una reciente encuesta de Activa Research indica que para 48,5% de la población los diversos ingresos familiares “no nos alcanzan para cubrir todos los gastos del mes”, lo que está en línea con los informes del Banco Central que destacan un rebrote inflacionario para 2025 y que la inflación en 12 meses está en 4,5% fuertemente impactada por las alzas de la cuenta de la luz que llegaron al 60% para los clientes regulados como producto del descongelamiento tarifario que venía de la pandemia y con un mercado del trabajo que sigue con altos niveles de empleo informal (26%).

Mientras eso ocurre a nivel de lo cotidiano, en la élite política persisten las crisis y falta de gobernabilidad provocada por el inicio de la carrera presidencial que culminará en noviembre con la primera vuelta. Una vez más Chile Vamos en el Senado reveló su falta de gobernabilidad ya que no fue capaz de ponerse de acuerdo como bloque lo que fue aprovechado por la centroizquierda quien disciplinadamente apoyó al Senador Ossandon como Presidente del Senado a cambio de que sus adherentes votarán por Ricardo Lagos como Vicepresidente generando una señal política compleja para la candidata Matthei quién mostró incapacidad para liderar a su coalición en el Senado.

Es legítimo dudar de que candidata Matthei tenga las capacidades políticas para conducir un conglomerado complejo y diverso como es Chile Vamos compuesto por 3 partidos políticos (UDI, Renovación Nacional y Evopolis) y que hoy Evopoli suspendió temporalmente su participación en el comando de Matthei por su mal manejo en este affaire de la Presidencia del Senado.

Además, las diversas encuestas muestran que candidata la Matthei en los últimos meses ha ido cayendo en la adhesión ciudadana (en Cadem vuelve a caer y queda en 18%), que los candidatos de ultraderecha (Kast y Kaiser) están empatados en 13% con lo cual se descarta la posibilidad de primarias únicas entre derecha y ultraderecha, con lo cual esta estrecha competencia se resolverá en la primera vuelta de noviembre.

Por su parte la centroizquierda se debate entre una propuesta de continuidad gubernamental versus los que plantean que debe buscarse y presentar una propuesta de futuro que tenga vocación de mayoría y recupere mucho voto desencantado y desilusionado por la mala gestión gubernamental, especialmente en familias de clases medias y sectores vulnerables que ven la tarea de seguridad como el gran “talón de Aquiles” de la gestión gubernamental.
Reducirse a movilizar al 25% que apoya al gobierno es una derrota autoinfligida señalan diversos sectores de la centroizquierda y plantean que las candidaturas deben hacerse fuertes en plantear al electorado compromisos en materia de seguridad y en materia de crecimiento económico que son las principales debilidades gubernamentales.

Además, después de la elección en el Senado señalan la importancia de la unidad democrática ya que ahí las diversas fuerzas del Senado confluyeron en recuperar la vicepresidencia para Ricardo Lagos y apoyar al candidato díscolo de la derecha como fue el senador Ossandon generando un escenario de ingobernabilidad que daña la imagen de Matthei en la carrera presidencial. Debe reconocerse que en la Asociación de Municipios, la derecha unida dio la sorpresa al ganar la presidencia de la ACHM para el alcalde Gustavo Alessandri (independiente RN) producto del errático manejo de los alcaldes de centro izquierda que colocaron a Karina Delfino de Quinta Normal como su candidata y que tardíamente construyeron una propuesta unitaria con alcaldes DC, pero no lograron incorporar a alcaldes radicales y algunos independientes, que votaron por la derecha.    

Esta teleserie política será larga, pero la élite debiera ser más responsable y darse cuenta que su accionar está siendo observado y evaluado por una ciudadanía que “no alcanza a llegar a fin de mes” y que quiere que la política le resuelva esos problemas básicos de oportunidades y empleos. Si no actúa responsablemente la élite terminaremos con sectores sociales pidiendo mayoritariamente un Bukele chileno que arrasaría con la democracia y los derechos humanos de las mayorías como ocurre hoy en El Salvador.