Por Francisca Guzmán
El legado del reconocido arquitecto, coleccionista y visionario vuelve a cobrar vida en el libro “Conversaciones con Sergio Larrain, fundador del Museo Chileno de Arte Precolombino”, escrito por su nieta, la académica y escritora Juana Puga Larraín. La obra, publicada por Editorial Ceibo bajo su sello Borrasca, rescata la voz íntima y reflexiva de uno de los grandes impulsores de la modernidad arquitectónica y del rescate del arte precolombino en Chile.
A través de un texto breve pero profundamente evocador, Puga reconstruye la figura de un hombre que transitó entre la creación artística, la diplomacia y la docencia, y que, desde su inquietud intelectual, ayudó a tender puentes entre el arte ancestral de América y la sensibilidad moderna. En conversación con Cambio 21, Juana Puga comparte el proceso de elaboración del libro, las huellas personales de esta experiencia y la vigencia del pensamiento de su abuelo en el Chile contemporáneo.
Juana, este libro nace de conversaciones iniciadas en 1988. ¿Cómo fue reencontrarte con ese material tantos años después y decidir transformarlo en una publicación?
Realmente, no fue eso lo que ocurrió. Desde que mantuve estas conversaciones con mi abuelo, he tenido cerca las transcripciones y la primera versión de la biografía publicada. Siempre pensé que sería precioso para los visitantes del Museo contar con un libro en el que el propio fundador relate el periplo que, finalmente, lo llevó a entregarles este valioso legado. Finalmente, en diálogo con mi hermano Gonzalo, que fue mucho más que el diseñador del libro, vemos concretado nuestro sueño.
 El texto busca recuperar “la voz” de Sergio Larrain. ¿Cómo lograste mantener esa autenticidad oral sin perder la coherencia narrativa del libro?
La coherencia narrativa de este texto la aportó, en gran medida, el propio entrevistado. A sus 83 años, sabía muy bien lo que quería narrar y cómo hacerlo. Después, el ejercicio consistió en sacar el ripio propio de la conversación (muletillas, interjecciones, pausas, ideas inconclusas, idas y venidas, reiteraciones), pero respetando y manteniendo en el texto escrito la respiración del oral. Eso garantizaba resguardar su autenticidad y su frescura. Por suerte, mi abuelo estaba ahí para aprobar la primera versión del texto. Posteriormente, lo seguí puliendo. Pensando en el lector, agregué subtítulos, junté párrafos, sacrifiqué algunos y cambié fragmentos de lugar.
 Tu abuelo fue un arquitecto que miró más allá de los límites disciplinares. ¿Qué aspectos de su pensamiento crees que siguen siendo vigentes para la arquitectura y el arte en Chile hoy?
Esta pregunta la pueden contestar con mayor propiedad los arquitectos y los artistas. Me limitaré a decir lo siguiente: en este libro, Sergio Larrain se refiere a la arquitectura como “un gran arte ordenador, del espacio y de la luz y de los actos humanos” (p.20). Esa sola definición nos habla de lo interdisciplinar que es esta disciplina. Nada parece serle ajeno: ni la época en la que se construye un edificio ni su materialidad ni el lugar en el que se emplaza ni el clima ni la orientación en relación a la luz ni el modo en que dibuja los espacios ni la decoración, nada. Creo que la amplitud de mira de Sergio Larraín, su disposición a recibir cosas nuevas y a cambiar nunca van a dejar de estar vigentes en la arquitectura, en el arte ni en nada, en realidad. 
 
El Museo Chileno de Arte Precolombino fue uno de sus grandes legados. ¿Qué significado tuvo para él fundar este espacio y cómo lo recuerdas en ese proceso?
Tengo vagos recuerdos de lo que ocurrió durante ese proceso. Había mucho movimiento, muchas reuniones. Durante ese lapso, yo no vivía en su casa. Nuestras conversaciones ocurrieron siete años después de la fundación. Entonces, ya había delegado en Carlos Aldunate y su equipo la administración del Museo y este ya había cobrado vida propia. Carlos Aldunate menciona que mi abuelo se enfermó cuando los camiones fueron a retirar las piezas de su casa, a pesar de que conservó consigo las que más quería. Pilar Alliende, actual jefa de colecciones del Museo, me contó que Sergio Larraín quería que estos objetos maravillosos estuvieran a disposición de toda la comunidad y que contribuyeran a reforzar la identidad de las mujeres y los hombres que actualmente habitamos en el territorio americano.
 En tu trayectoria como escritora, poeta y documentalista, este libro tiene un cariz más personal. ¿Qué descubriste de ti misma al escribir sobre tu abuelo?
Ignoro si aquello que me constituye proviene de mi abuelo materno o tiene otro origen. Sin duda, admiro de él su mirada de artista: su entusiasmo, su gran curiosidad, su espíritu de aventura, su coraje, su falta de prejuicios y su apertura para recibir todo lo nuevo que llegaba a su vida. Todo eso le daba una fuerza y una energía únicas. Sentía que él y mi abuela Pin me empujaban a volar. Creo que a partir de estas conversaciones (que tuvimos a mis veintiséis años) descubrí mi gusto por el lenguaje coloquial y por la etnografía. Desde que lo entrevisté, he seguido registrando voces de personas con una vida hecha. Cuando hice mi tesis de doctorado en Valencia, sabía que quería estar en la calle, conversando con la gente. Por un momento, dudé si mi investigación, absolutamente novedosa, sobre la atenuación en nuestro castellano sería aceptada como tesis doctoral en la Universidad de Valencia. Aún así, no estuve dispuesta a cambiar de tema. Esa fuerza para no renunciar a hacer aquello en lo que creía, sentía, venía de mi abuelo.
 El libro tiene solo 43 páginas, pero una densidad emocional e intelectual notoria. ¿Cómo fue el proceso de selección y síntesis del material?
Como he dicho, a este texto lo precede otro que fue escrito para un libro sobre Sergio Larrain como arquitecto. En este caso, quería que el énfasis estuviera puesto en el Museo. De ahí que el libro comience con la fundación del Museo. A parte de eso, mantengo un orden cronológico del relato. En el trasvasije del lenguaje oral al escrito, me cuidé de no sacrificar la pasión y los énfasis con los que hablaba de las cosas. “Empecé a detestar -nos dice- esos edificios como la Biblioteca Nacional, a detestarlos de una forma casi corporal. Me daban asco, verdaderamente.” Podría haber bastado el primer “detestar” que solo es ya un superlativo, pero, claro, no sería lo mismo.
La figura de Sergio Larraín también se cruza con grandes nombres de la cultura chilena, como Pablo Neruda. ¿Qué rol jugaban esas amistades en su visión del arte y la sociedad?
Me atrevo a decir que Sergio Larraín se alimentaba, como de muchas otras cosas, de esas amistades. Graciela Marín lo dijo bien: “La casa de Sergio Larrain era un centro de reunión del arte chileno. Roberto Matta, Nemesio Antúnez y Jorge Opazo eran visitas habituales.” Larrain era un hombre dialogante, abierto al mundo, a las nuevas tendencias en el arte. Era muy amigo de los jóvenes y, en particular, de sus estudiantes. “La vida lo cambia mucho a uno si uno no se endurece demasiado” (p.22), me confesó. Creo que esas amistades que buscaba y que lo buscaban contribuyeron a perfilar su visión del país y del mundo.
Finalmente, ¿qué esperas que el lector contemporáneo —quizás más distante del legado arquitectónico de Larraín— encuentre en estas conversaciones?
Confío en que disfrutará de un relato bien escrito y de una vida llena de aventuras que atraviesa el siglo XX. Una biografía es una ventana a un determinado grupo social, a lugares específicos y a un particular periodo de tiempo. Espero que el lector sienta la curiosidad de asomarse por esas ventanas y seguir escudriñando lo que esconde cada una de ellas. Espero, asimismo, que se vea tentado a recorrer el Museo y a dialogar con cada objeto y con la cultura que representa. Espero, por último, lo que esperaría Sergio Larrain: que en la lectura de estas páginas y en el paseo por el Museo el lector-paseante descubra algo de su propia identidad.
            
            Entrevista Cambio21. Cuando la arquitectura se vuelve relato: la escritora Juana Puga y las conversaciones con su abuelo, el gran arquitecto y visionario Sergio Larrain
 
                 
                 
                 
	
	 
                         
                         
  			 
  			 
  			 
  			 
  			 
  			 
  			 
  			 
  			 
  			