Por Belén Donoso
Sin duda ya habrás escuchado que las personas mayores y aquellas con problemas de salud subyacentes tienen un riesgo mucho mayor de complicaciones graves, o incluso de fallecimiento, debido a la cepa actual de coronavirus. ¿Es tu caso o el de un ser querido?
Muchos lectores buscan información en diferentes sitios precisamente porque sufren afecciones que son posibles factores de riesgo: diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades metabólicas.
Pero ¿qué sabemos exactamente sobre el grado de riesgo? Y, ¿qué enfermedades se consideran “problemas de salud subyacentes”?
Aunque sigue habiendo muchas cosas que no sabemos, vamos a resumir lo que sí sabemos a partir de las mejores evidencias disponibles. Esto ayudará a entender si se está en riesgo y, lo que es más importante, lo que pueden hacer para protegerte.
¿Cuál es el riesgo de enfermar gravemente?
Esa es una pregunta difícil de responder, los datos que se tienen son limitados. Aunque muchas personas pueden estar en desacuerdo con sus conclusiones respecto a las prácticas preventivas, es clara su observación sobre la necesidad de tener más datos.
Algunas fuentes, como la Organización Mundial de la Salud, cifran la tasa de fallecimientos por COVID-19 en un 3,4 %. Sin embargo, otros informes desde China continental publicados en el New England Journal of Medicine parecen indicar que la tasa de mortalidad se acerca más al 1 %.
Si usamos los datos del crucero Diamond Princess, la tasa de mortalidad fue del 1 % en una población predominantemente anciana y de alto riesgo. Extrapolando esos datos a la población en su conjunto, la tasa de mortalidad estaría entre 0,025 % y 0,625 %. No obstante, teniendo en cuenta que los datos son limitados, eso sería mayormente una suposición por su parte que no cuenta con demasiado respaldo científico sólido.
Otros datos parecen indicar que el 81 % de los casos son leves, el 14 % son graves y el 5 % son críticos, con un 15 % de riesgo de muerte en las personas de más de 80 años y un 8 % en las personas de más de 70 años.
Finalmente, ya que las pruebas no son generalizadas, no sabremos exactamente cuál es la tasa de muerte. Eso es frustrante y es entendible que pueda provocar ansiedad a muchas personas.
Sin embargo, sabemos quién puede tener un mayor riesgo de complicaciones, como vamos a describir a continuación. No lo hacemos para asustar, sino para informar y que puedas tomar medidas preventivas que te protejan a ti y a tus seres queridos.
La prevención es la clave
Ser mayor o tener enfermedades subyacentes no significa que tengas más probabilidades de contraer el virus. Significa que tienes más probabilidades de sufrir complicaciones graves si lo contraes. Por lo tanto, las medidas agresivas de prevención son muy importantes para ayudar a prevenir que contraigas la infección en primer lugar.
Lo que diferencia esta pandemia de otras es la facilidad con la que se transmite el virus. Es posible que las personas asintomáticas estén expandiendo el virus. Aunque eso reduce la tasa de muerte en la población general, significa que hay riesgo de que se propaguen las infecciones generalizadas, lo que puede significar que se desborde el sistema de salud con casos graves, como está ocurriendo en Italia.
Las personas que normalmente serían atendidas y se curarían de forma rápida y efectiva con tratamientos médicos quizá no puedan acceder a la atención adecuada porque el sistema está desbordado.
Es por eso que “aplanar la curva” con distanciamiento social es tan importante para que no haya demasiadas personas con síntomas graves que necesiten respiradores o soporte de UCI a la vez, ya que la cantidad es limitada.
Todos tenemos nuestro papel en la lucha contra esta pandemia, y sobre todo tenemos la tarea de ayudar a proteger a las personas con un mayor riesgo.
La primera clave para la prevención es el distanciamiento social. Si no estás alrededor de otras personas que puedan tener el virus, las probabilidades de contraerlo son mucho menores. El Dr. Andreas Eenfeldt escribió un artículo muy bien recibido sobre la importancia del distanciamiento social y qué necesitamos hacer ahora para proteger a las personas en riesgo y “aplanar la curva” de la enfermedad.
Una cosa importante sobre el movimiento para “aplanar la curva” es que puede tener dos beneficios claros.
Primero, puede reducir la posibilidad de infectarse, pero también puede evitar que el sistema de salud acabe desbordado. Cómo hemos descubierto, desafortunadamente, por la experiencia de China e Italia, esta infección se puede propagar muy rápidamente y causar que repentinamente haya más gente enferma de la que el sistema de salud está equipado para atender de forma efectiva.
En el epicentro en China, el riesgo de muerte fue de un 12 %, mientras que fuera de esa zona estuvo más cerca del 1 %. Una posibilidad real es que la diferencia se debiera mayormente a que el sistema médico se viera rápidamente desbordado en el epicentro aunque los métodos de testeo también pueden explicar la diferencia.
En Italia, la falta de camas de UCI y respiradores mecánicos ha creado una crisis de atención médica. Esto no solo pone en riesgo a las personas con infecciones graves, sino que también compromete al cuidado de otras personas que sufran ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares o incluso accidentes de tráfico.
Si protegemos nuestro sistema de salud, protegemos a todos los ciudadanos.
La prevención depende de todos nosotros.
¿Qué define las “patologías subyacentes”?
Según un estudio que analizó el brote de coronavirus en Wuhan, China, las patologías subyacentes más comunes de las personas con síntomas más graves de la enfermedad, en orden de aparición, han sido las siguientes:
Hipertensión
Diabetes
Cardiopatías
Enfermedades del pulmón
Otro estudio que comparó las personas que murieron debido a la enfermedad halló las mismas asociaciones. Aunque no es una lista que lo incluya todo, parece ser congruente con las afecciones más preocupantes al definir un alto riesgo.
Otro aspecto que aumenta el riesgo es, por supuesto, una mayor edad. Esto parece ser así sin importar la presencia o ausencia de problemas de salud subyacentes. Las personas que son mayores y tienen afecciones de salud subyacentes son probablemente las que tienen el mayor riesgo de todas.
Eso podría deberse a una disminución de la función inmune relacionada con la edad, o quizás a una menor reserva para recuperarse de enfermedades graves. Aunque no puedes controlar o revertir la edad y muchas personas lo han intentado, puedes priorizar tu salud para minimizar el riesgo, y puedes poner en práctica técnicas de prevención más fuertes para reducir la probabilidad de contraer el virus.
Hay algunas buenas noticias para los adultos mayores: el 85 % de las personas que tienen 80 o más años se recuperarán del coronavirus.
Hipertensión y riesgo de COVID-19
Es algo sorprendente que la hipertensión parezca ser el principal problema de salud subyacente de las personas que desarrollan infecciones graves de coronavirus. El estudio publicado en The Lancet informó de que el 30 % de los pacientes con enfermedades graves y el 48 % de los que murieron sufrían hipertensión.
La hipertensión no es algo que normalmente se considere que aumenta el riesgo de infecciones virales o complicaciones infecciosas, pero eso no parece ser el caso con este coronavirus. Una hipótesis es que puede tener más que ver con las medicaciones para tratar la hipertensión que con la patología subyacente. El virus parece unirse a una enzima denominada ACE2.
Los medicamentos ampliamente usados para tratar la hipertensión, llamados inhibidor de ACE y bloqueadores de los receptores de angiotensina, pueden elevar los niveles de ACE2. Sin embargo, no hay datos convincentes de que las personas que toman estos medicamentos tengan un mayor riesgo los datos del tratamiento farmacológico no se incluyen en los datos iniciales.
Ahora mismo, las recomendaciones oficiales son no dejar ninguna medicación para la presión arterial sin hablarlo primero con tu doctor. No obstante, hay otras personas preocupadas debido a que tanto las personas con diabetes como con hipertensión pudieran estar tomando inhibidores de ACE, quizá nos falte una pieza de este puzle. Esto puede ser algo en constante evolución que nos proporcione más información en un futuro cercano.
Además, es difícil controlar los datos según la edad, las cardiopatías, insuficiencias cardíacas congestivas y otras enfermedades que acompañan a la hipertensión. Por lo tanto, no está claro cuál es el principal mecanismo para el aumento del riesgo. Es difícil proporcionar una recomendación basada en evidencias ante la ausencia de mejores datos.
Sin embargo, tiene sentido que ahora no sea el momento de dejar medicamentos o de ignorar hábitos saludables, ya que eso puede empeorar el control de la presión arterial. Más bien, ahora es el momento de asegurarte de que haces todo lo posible para controlar la presión arterial.
Diabetes y riesgo de COVID-19
La diabetes es la segunda afección más común asociada con los casos graves de coronavirus y fallecimientos. La mayoría de los estudios no diferencian entre la diabetes de tipo 1 y la de tipo 2, pero teniendo en cuenta que la diabetes de tipo 2 representa el 90 % de los casos de diabetes y que la mayoría de los pacientes eran mayores, podemos dar por hecho que la mayoría de las complicaciones se dieron en pacientes con diabetes de tipo 2.
Sabemos por datos previos que una glucosa sanguínea elevada predispone a la gente a un riesgo de infecciones después de una cirugía o a úlceras diabéticas. Una glucosa sanguínea elevada también afecta de forma directa al funcionamiento de las células inmunes. Por eso es posible que el aumento del riesgo debido a la diabetes tenga relación con un control deficiente de la glucemia previo a la infección.
¿Significa eso que una persona con diabetes que tenga un buen control de la glucemia tiene menos riesgo? Simplemente no tenemos los datos todavía. Pero tiene sentido que ahora sea un momento muy importante para asegurarse de que los niveles de glucemia estén tan estables como sea posible, sobre todo para las personas con diabetes de tipo 1 y 2.
Aunque muchos profesionales recomiendan la insulina para el control de la glucemia, hay numerosos estudios que demuestran que la alimentación baja en carbohidratos es una de las formas más eficaces de controlar la glucemia e incluso corregir la diabetes de tipo 2.