Los Bunkers dieron anoche el primero de sus dos shows seguidos en el Estadio Nacional. En tres horas, repasaron 33 canciones yendo del pasado al presente en un set apropiado y dando uenta de cada una de las aristas de la banda.
Y quizás el momento más emotivo se vivió al comenzar la segunda sección de su concierto. Tras salir del escenario, Los Bunkers reaparecieron ataviados con ponchos y con guitarras acústicas para cuatro canciones desenchufadas en el memorial de las graderías de la Escotilla n.º 8.
En este espacio, Los Bunkers aparecieron ataviados con abrigados ponchos, primero tocando «La Exiliada del Sur «de Inti Illimani y luego «Calles de Talcahuano».
Antes de seguir, Mauricio Durán dedicó sentidas palabras. «Este lugar es muy especial, porque se construyó para recibir y multiplicar la alegría de un país, pero la historia nos ha demostrado que un lugar tan bello como este, en manos equivocadas, puede transformarse en la vasija de mucho dolor, de mucho miedo», dijo el guitarrista para presentar «El Detenido», una canción que ya tiene casi 25 años, y que, según uno de sus autores, «quizás fue escrita para ser tocada en este lugar».
Junto con «Entre mis Brazos», sellaron una sección cargada de emotividad y que se sintió totalmente necesaria. Un instante que generó gran emoción en el público de galería, que vio de cerca el momento.
