Por MCP
El ex ministro Sergio Bitar (PPD) está trabajando coordinadamente con distintas instituciones y organizaciones nacionales e internacionales sobre las consecuencias de la pandemia y el futuro del país.
Y señala tajante que "sostengo es que en condiciones de emergencia y complejidad como nunca hemos visto y que va creciendo, aumentando, hay necesidad de ponerse de acuerdo en tres o cuatro cosas fundamentales tiene que mostrar una voluntad que pase por arriba de todas las diferencias legítimas que tenemos, pero esperar más del gobierno de que se abra, que sea más pluralista en fin es un poquito una ensoñación".
Respecto a su mirada del panorama del país, el ex ministro y ex senador conversó con Cambio21.
¿Cómo ve usted la gestión del Presidente y del Minsal durante la pandemia?
Siempre es fácil criticar, pero mirando la situación internacional todos los países han intentado combinar las medidas hospitalarias, al que ya llega a la etapa final, con medidas preventivas y de contención que incluyen trazabilidad y exámenes. No hay todavía claridad de cuál es la mejor combinación, hay una búsqueda permanente. Una crítica que podría realizar a la experiencia chilena fue la idea de las cuarentenas selectivas aplicadas en la primera fase en la zona de mejor nivel económico donde se dispone de más espacio y más recursos para estar encerrados y que esa experiencia que rindió frutos rápido se extendió al resto de la población en circunstancias que las condiciones de hacinamiento, la falta de trabajo, la necesidad de salir, de protección, de mascarillas era más débil y aun no se había montado un sistema de testeo, ni de trazabilidad suficiente.
Eso hizo crear una imagen inicial de éxito que llevó incluso al Presidente a hablar de nueva normalidad. Después de esa experiencia creo que Chile ha estado buscando caminos con consultas ampliadas y creo que se ha hecho con cierta racionalidad y la participación de las organizaciones médicas de la mesa del Covid social, todo ha ayudado y creo que el ministro Paris está haciendo una labor de mayor transparencia en la información. Dicho eso, mirado el mundo hoy, no hay tampoco certezas de que la declinación sea persistente sino que la información mundial, que hemos estado siguiendo en los trabajos que estamos haciendo en Chile 21 o en Idea Internacional, o las informaciones desde Europa, muestran que esto va a ser una especie sinuosa declinación, con altos y bajos, hasta que se encuentre una vacuna, pero aun así las informaciones que llegan es que las vacunas no van a eliminar la enfermedad sino que la van a reducir y segundo que hay secuelas, en los que se han mejorado, que perduran en el tiempo. De manera que es un hecho nuevo para el mundo y para nosotros.
¿Entonces, cómo seguir adelante?
En las discusiones que hemos tenido ahora en América Latina con gente de otras partes y del mundo, la preocupación es que siendo lo sanitario prioritario porque es la vida y la muerte es irreversible, esta va conectada con la necesidad de trabajo para sostener la vida cotidiana de las personas. No hay todavía una claridad de combinación para lograr el mejor equilibrio, va haber que hacer un sistema de intento y error de ir avanzando con experiencias nuevas, progresivas, abrir un poco algunas actividades. Ahora, el tema principal que estamos trabajando con el Instituto de Ingenieros, que hemos publicado algo y ahora ha constituido una comisión con el gobierno, a los ex ministros de Obras Públicas nos han invitado para estudiar junto con los ministros de vivienda y otros, cuál es la forma de hacer un plan de puente de emergencia de empleo para el período 21-22 porque estamos arribando a una cifra de tres millones de desempleados. No va a haber posibilidad de con la pura recuperación de la economía de rearsorber esa proporción porque la informalidad ha crecido también enormemente y las inversiones se van a demorar en recuperar y los proyectos cuesta tiempo.
Entonces, la discusión en este momento es cómo lanzamos un plan de empleo rápido que, al mismo tiempo sea realizado con normas sanitarias que garanticen el menor riesgo de contaminación y de contagios. Hemos estado revisando eso, que funciona mejor para la construcción, la reforestación, la pavimentación, en espacios abiertos que en lugares de comercio o servicios cerrados. Las normas en cada caso hay que afinarlas más, yo creo que esa es la etapa que viene un plan de empleo puente con medidas sanitarias ad hoc para las distintas actividades, distintas regiones del país y especialmente los municipios que son los que pueden ayudar más.
¿En cuanto a la reactivación aun no hay planes qué le parece a usted?
El gobierno tiene, a mi juicio, un propósito y un objetivo que todavía es más general que el tema sanitario y de empleo y es la convivencia nacional para enfrentar estas condiciones. La unidad nacional para enfrentar esas condiciones porque una cosa es pensar esa medida y si es medida no es consultada y se polariza, paraliza la medida. Entonces, el contexto general que debe crear el gobierno es de la mayor coordinación, acuerdo y cohesión, en lo posible, y confianza de la ciudadanía para recorrer el período que dista de aquí hasta fines del 21. Esa es la tarea número uno. Uno puede tomar una medida económica y si no tiene acuerdo y no llega a la hora, o el sistema de distribución es malo, o hay fraude, los resultados son menores.
¿Entonces, que se necesita para avanzar en esas condiciones generales?
Yo creo que tres tareas principales: primero, la tarea de dar confianza en las discusiones sobre la nueva organización de las AFP, esa es una señal política, no afecta directamente los problemas sanitarios o el empleo, pero genera condiciones de mayor unidad u confianza. Segundo, que las condiciones para el plebiscito sean de seguridad, sanitaria, de información y de orientación hacia un acto republicano, ético y de paz. Eso también va a hacer sentir a toda la ciudadanía que está participando de algo que le pertenece y no exacerbar odios y divisiones y temores y lo tercero, es anunciar y avanzar en un plan de empleo de emergencia que será la demanda más urgente de las personas. Si al mismo tiempo, eso se acompaña con un proceso ampliado de diálogo en cada una de estas áreas y de consultas, creo que van a ser más eficientes las medidas económicas y las sanitarias. Eso, son ocho elecciones hasta fines de diciembre del 21. Chile se la juega ahora en estos dos años, se juega bastante de su futuro. Si logramos salir con una cierta cohesión interna y una institucionalidad reformada Chile puede navegar en los próximos 10 años un poco mejor si no vamos a tener un período largo de mediocridad y tensión.
Cómo ve usted el panorama político, la oposición tiene cortadas las relaciones con el gobierno, la ciudadanía no confía en el nuevo gabinete, ¿cuál es su mirada al respecto?
El cuadro de los partidos, a mi juicio, está bastante fragmentado, es parte de la crisis institucional. Sin partidos y coaliciones sólidas es difícil gobernar para uno o para otro. Los antecedentes de las personas que están en el gobierno los conocemos y ahora se reforzó el vínculo histórico con Pinochet y la posición del rechazo. Es un gobierno que todos sus nombramientos, en general, son bastante elitista, de grupos de colegios particulares pagados, universidades privadas con muy poca diversidad de gentes que provienen de otras zonas del país o de otros niveles socioeconómicos, pero eso es un hecho. Yo creo que eso ya no se puede cambiar, si eso es un hecho y al otro lado tenemos otro hecho y es que la oposición no está coordinada, ni va seguramente a llegar unida a una elección presidencial.
¿Entonces, qué es lo que tiene que hacer la oposición?
La pregunta es cómo hacemos las cosas lo mejor posible reconociendo la realidad y creo que ambas partes tenemos que darnos cuenta que no tener acuerdos es más dañino para el país y para cada una de las partes y que buscar algunos acuerdos, incluso ponernos de acuerdo en lo que no estamos de acuerdo, pero mostrar la posibilidad de algunos acuerdos con los tres puntos que mencioné, si se pudiera y hay que hacer el esfuerzo, eso revela liderazgo y no polarización. Yo no le pediría más a este gobierno, este es un gobierno que ya no tiene confianza de la ciudadanía, es un gobierno con muletas, que hay que evitar que pase a tener silla de ruedas para terminar su período, pero no hay mirar esto como un problema del gobierno solamente sino del país en general porque si yo quiero ganar la próxima elección presidencial tengo que tener un país medianamente funcionando, si no es así nadie va a poder gobernar bien este país. Entonces, nos va a perjudicar a todos.
Lo que yo sostengo es que en condiciones de emergencia y complejidad como nunca hemos visto y que va creciendo, aumentando. La necesidad de ponerse de acuerdo en tres o cuatro cosas fundamentales tiene que mostrar una voluntad que pase por arriba de todas las diferencias legítimas que tenemos, pero esperar más del gobierno de que se abra, que sea más pluralista en fin es un poquito una ensoñación. Sin embargo, hay síntomas que de repente funcionan, si hay un diálogo en el tema mapuche mucho más intenso, si hay una revisión del tipo de penas, si en el caso del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) por ejemplo en la política internacional Chile se suma a la postergación (elección nuevo presidente) y no darle el gusto a Trump y como eso podemos explorar otras áreas. Si llegamos a un acuerdo en el tema de las AFP, si avanzamos en la reforma del Estado para llegar a la gente que más necesita, si ampliamos los trazadores, y se escucha y hay diálogo, creo que eso es mejor que mantener la desconfianza mutua y la polarización.
Pero el gobierno acusa a la oposición de populista, de obstruccionista en el Congreso, de no cuidar la democracia, presentar proyectos inconstitucionales. ¿Es un poco difícil que haya diálogo?
Es difícil y el Presidente no va a cambiar, o sea, el Presidente tiene un carácter elitista y distante. También sicológicamente distante, no solo socialmente. Entonces, yo no veo como eso lo podamos cambiar en 16 meses. No entiende que la demanda por satisfacer las necesidades de la gente no es populismo. No entiende que está por delante la convivencia armónica sobre la recesión y siempre recurre a las mismas vuelta, ha ido cambiando pero muy poco en su discurso. No entiende que hay que agradecerle a la gente y pedirle ayuda. Si uno no tiene la ayuda de la ciudadanía para que se cuide asimismo y confié no s puede avanzar. Es un Presidente, más bien gerente que líder y por lo tanto, cree que tomando medidas verticales, de arriba, arregla los problemas. Eso no lo vamos a cambiar, pero si uno quiere a su país, y tiene un Presidente que le quedan 18 meses y tiene esos defectos, pero puede empujarlo a algunos acuerdos, por ejemplo el acuerdo de noviembre es importante, el acuerdo de los 12 mil millones de dólares de este año es importante, no lo minimizemos.
Ahora, la oposición no ha sido contraria. Una gran parte de la oposición ha estado disponible para acordar y me parece que eso es una actitud patriótica, pero el gobierno tiene que hacer lo mismo. Si a los dos se les mete en la cabeza que esto no tiene anda que ver con la política tradicional, que la situación de emergencia de Chile y América Latina es mucho más profunda de lo que nosotros creemos hoy porque muchos piensan que esto puede volver para atrás, no va ser nunca más la forma de vida que tenemos, vamos a tener una vida mucho más austera, va a ser un país más pobre, no solo el nuestro todo el mundo, entonces eso debiera hacernos pensar que tenemos que cambiar de estrategia por lo menos darnos unas vacaciones de polarización durante unos dos años y tratar de enderezar esto si no nos va a ir bien, esa es mi visión más profunda.