Oh I'm just counting

Expresidente de la Cámara Diputados Iván Flores a Cambio21 y la crisis social que está latente: “Al estallido social solo lo acalló el Coronavirus”

Por Alfredo Peña R.

El ex presidente de la Cámara de Diputados y parlamentario por la región de los Ríos, Iván Flores, (DC) tiene una visión crítica de cómo el Gobierno ha enfrentado la pandemia por coronavirus, pero también una visión incómoda ante su incapacidad para enfrentar lo que algunos han denominado “el segundo estallido social”, en lo que califica como “una crisis de proporciones inimaginables en un Chile golpeado por la crisis social aún presente en el país”.

De regreso a Valdivia, desde Valparaíso, en una carretera llena de vehículos que a ratos no respetaron cordones sanitarios ni cuarentenas, el diputado se detiene a contestar nuestras preguntas, manifestando su preocupación frente a la explosión de contagios diarios por Covid-19, pandemia que ya satura el sistema de salud a nivel nacional y que ha derivado en una crisis económica y social además de la sanitaria. Todo demasiado lejos de la “Nueva Normalidad”, y después que “lo peor ya pasó”, ambos dichos del Presidente Piñera (abril 2020)

Cuándo comenzó la pandemia en el país, usted a los pocos días alertó sobre la situación de falta de protección del personal de salud, como también de aquéllas familias que se verían en problemas económicos severos producto de lo que comenzaba a ocurrir. ¿Cómo se han enfrentado ambas situaciones por la administración del Presidente Piñera?
Cuando comenzó la pandemia empecé a recibir información de diversos integrantes del sector salud, incluyendo a directores de establecimientos, precisamente porque estaban preocupados por la falta de insumos para diagnósticos y equipamiento de protección personal. Muchos estaban adquiriendo o construyendo en precarias condiciones sus propios elementos de protección.

Lo dije públicamente y lamentablemente, al igual que buena parte del equipamiento, la protección para trabajadores de salud llegó tarde y en algunas partes aún no llega. Son muchos los trabajadores contagiados y muchos más los que están en cuarentena. Si el personal de salud se enferma, ¿Quién contendrá la explosión de casos o estaremos en el peor de los mundos?. Estamos hablando de toda la gama de funcionarios, desde la Atención Primaria hasta la primera línea de profesionales y técnicos que lo han dado todo. Aún falta mucho por hacer. De hecho, no todos tienen acceso al examen de PCR.

Sobre las familias, todo indicaba que producto de la pandemia la actividad económica y empleo se resentirían profundamente y es lo que ha ocurrido. Los ingresos de miles de personas disminuyeron o desaparecieron, a más de medio millón de ciudadanos se le ha aplicado la ley de proyección del empleo disminuyendo sus ingresos notablemente; muchos pequeños comerciantes han debido cerrar y como siempre, son los más vulnerables los que terminan por pagar los platos rotos.

Estamos en un momento extremadamente crítico de esta brutal enfermedad, porque muy lejos del "aplanamiento de la curva", de la nueva normalidad o de que "lo peor ya pasó" como dijo el Presidente Piñera, hoy tenemos una explosión completamente previsible de casos. En este escenario necesitamos que la gente se quede estrictamente en las casas, pero que se quede con apoyo que les permita tener comida en la despensa y los servicios básicos cubiertos.


Sobre este tema, el apoyo, ¿cómo lo califica?

Toda ayuda es bien recibida siempre, pero evidentemente el Gobierno ha mostrado una improvisación que realmente no se entiende. Se dice una cosa, luego otra, o una autoridad contradice a otra o sus dichos han sido penosos (por no decir vergonzosos) El mismo Presidente señaló que estábamos preparados y finalmente terminó reconociendo que no lo estábamos. Pregunto ¿Por qué no decir la verdad desde el principio?, o si no se sabe, hay que hacerlo como corresponde, esto es: ¡¡¡pedir ayuda!!! – Este es el gran problema de los “winners”… que no saben pedir ayuda.
Obviamente que los recursos no son ilimitados, pero frente a una situación excepcional, corresponden respuestas excepcionales, es el Estado el que debe hoy desempeñar un rol clave y no lo estamos viendo, al menos no con la contundencia requerida.

Cuando el Presidente de la República anuncia 2 millones y medio de canastas hace una semana y lo ratifica, para el 70% de la población más vulnerable y la clase media, la verdad es que no se entiende cómo el Ministro Sichel después sale a decir que esta ayuda es para el 70% del 40% más vulnerable y eso no son 2 millones y medio, son 1, 4 millones de familias, pero además de eso hace un par de declaraciones que a mí me tienen tremendamente preocupado por el nivel de imprecisión y me imagino que a mucha gente también le preocupa, porque así como el Presidente Piñera dice que esta semana se van a entregar más de un millón seiscientos mil (65%) de canastas en la región Metropolitana y al resto de Chile (35%), no se entiende que la preocupación del Gobierno sea muy mayoritariamente para esta región y no, equilibradamente también para las otras 15 regiones de Chile por igual, para evitar que el resto del país explote de Arica a Magallanes. Sichel volvió a aclarar que sería para el 70% de las familias de la RM en comunas en Cuarentena… Nadie entiende nada.

Esta confusión de a quién realmente le llegará la ayuda de estas canastas familiares, sin siquiera saber dónde, cómo y cuándo compramos, y cómo y cuándo llega a las familias de todo Chile; la verdad que no se puede estar con este nivel de impresiones o de falta de acuciosidad. El costo de la improvisación ha sido demasiado alto para personas de carne y hueso.
La mejor fórmula, y lo dijimos, es que se transfieran rápidamente recursos a los municipios y a las familias, no solo a los de extrema pobreza. Eso permite que las familias se queden en casa y que no tengan temor ni ansiedad de tener que salir de trabajar nuevamente

Desde La Moneda se ha señalado que la oposición ha tenido una actitud obstruccionista, incluso el Presidente los llamó a reflexionar.

Cada vez que el Gobierno tiene un problema o ha enviado un proyecto escaso, mal formulado o amarrete, le echa la culpa al Congreso.
El Congreso Nacional ha mejorado y aprobado TODAS las iniciativas que ha enviado el Gobierno, incluyendo algunas que hemos considerado absolutamente insuficientes, pero lo hemos hecho porque la situación es crítica.
Pero, les cuesta escuchar nuestras propuestas, incluyendo algunas esenciales como fue mejorar el bono covid y aumentar el ingreso familiar de emergencia, porque sabíamos que no era suficiente.

En el Gobierno deben entender que esta pandemia requiere un sentido de urgencia, pero también una actitud de humildad para poder recibir las propuestas que, además, han sido elaboradas por destacados economistas, especialistas y dirigentes gremiales que lo único que buscan es aportar para salir adelante de la mejor forma. Pareciera que desconfían o desprecian el trabajo honesto de la oposición e instalan mesas que a la hora de los “quiubos”, no lo consideran… Solo “blanquearon” su postura.

Entre las aprehensiones que usted ha señalado se encuentra, también, el tema de los adultos mayores y discapacitados

La cuarentena obligatoria para mayores de 75 años en todo Chile anunciada por el Gobierno tras el reporte de cifra récord de contagios de Covid-19, abarca a más de un millón personas en el país que están por encima de ese rango etario.
Según la encuesta Casen 2017, se proyectó que en 2020 habrían 1.017.950 adultos mayores en Chile con 75 años o más, de los cuales 183.467 viven solos. Si toda persona de 75 años o más, debe guardar una cuarentena obligatoria, hemos de suponer que con esta medida se dispondrán de todas las estrategias sanitarias y sociales para que estas personas no entren en contacto con alguien que pudiera contagiarlos, pero además, asegurar sus condiciones de seguridad y alimentación.

Por ello, nace la siguiente pregunta ¿cómo los mayores de 75 años van a cobrar su pensión si en todo el país se decretó su cuarentena y la gran mayoría de ellos no se manejan con la tecnología virtual? Para otros podrá ser algo básico, como el cajero automático; pero es dificultoso para algunos los adultos mayores, especialmente de zonas rurales donde no existe internet o no se manejan con la tecnología digital y están acostumbrados a cobrar su pensión el "día de pago" en la sede que dispone para ellos y recibir su “platita”. Pregunto: ¿si están en cuarentena cómo lo van a hacer, y si tampoco tienen Cuenta Rut? ¡¡¡Por Dios, actuemos en el Chile real!!!

Aquí hay dos caras de la moneda, una razonable que determina la autoridad sanitaria con esta cuarentena obligatoria y otra, penosa pero que es la realidad que viven día a día los adultos mayores pobres o de clase media empobrecida cada vez que tienen que ir a cobrar su pensión, comprar medicamentos o alimentación, o pagar sus consumos básicos.
Sabemos que algunas direcciones del IPS en regiones, están intentando mejorar las condiciones del lugar de pago, pero es un problema real esta colisión de circunstancias entre la cuarentena a mayores de 75 en todo Chile, v/s la necesidad de que ellos deban hacer sus trámites presencialmente por estar solos. Por esta razón, es importante hacer un llamado a la solidaridad. Si hay alguna persona o vecinos que pueda ayudar, tanto en compras en el supermercado, como en la farmacia es un imperativo ético y solidario hacerlo… y honestamente, porque también hay algunos que abusan de esa vulnerabilidad.

Es deber del Gobierno coordinar acciones para que instrucciones como estas no colisiones y entreguen todo lo necesario para que los mayores no sufran las consecuencias de una decisión tomada sin las medidas complementarias para el cumplimiento, en muchos casos la pensión es lo único que les queda.
Cosa similar o peor ocurre con las personas en situación de discapacidad que, aunque muchos no saben que es el 20% de la población y en algunas regiones es más alta (como mi región de Los Ríos). Aquí existe un mundo muchas veces desconocido y altamente vulnerable y donde ningún Gobierno ha podido o querido “entrar a picar”. Sencillamente se han “hecho los lesos”.

Son el 20% (muy alto) de la población y la institución que debe generar y administrar políticas públicas es un mal remedo de lo que hay en otros países y dicho en buen chileno “son un chiste”, porque además de financiar unos pocos proyectos de entretención, ni siquiera han sido capaces de lograr que los servicios públicos y privados cumplan con la ley G.U.C de 1996.
Senadis y Senama son instituciones que están muchos más lejos que otras de la realidad, tanto en políticas y programas como financiamiento. Es más, muestra como un país institucionalmente no es inclusivo.
Lo más grave, es que esta pandemia ¡¡NO EXISTE un protocolo para asistir la discapacidad!! Y me han informado de casos dramáticos de enfermos por Covid y están solos… ¿Y cómo hace un discapacitado físico o mental para obtener ayuda o sus medicamentos? Es doloroso saberlo…

¿Cuál debiera ser el rol del estado?

El drama cotidiano que viven los hogares más vulnerables de nuestro país e incluso aquellos de vastos sectores de capas medias no puede invisibilizarse. Es necesario entonces, entender que la precariedad y la pobreza son fenómenos que hoy día están fundiéndose y extendiéndose aceleradamente.
No podemos cerrar los ojos frente a ello y debemos actuar extraordinariamente para enfrentarlos. Es menester que el Estado juegue el rol de garante y promotor de los derechos sociales, evitando que las familias zozobren a medida que la pandemia y la crisis económica sigan desarrollándose.

El Estado debe estar al servicio de las personas, en cumplimiento de su función y obligación constitucional. Estamos convencidos que puede y debe hacerse más, especialmente ante la crisis que vivimos.
Hasta ahora, lamentablemente, hemos podido constatar que los principales esfuerzos del Estado para paliar y enfrentar los efectos económicos y sociales de la crisis han estado focalizados en las ayudas para el sector empresarial: condonaciones, postergaciones del pago de impuestos, acceso al crédito con aval del estado y leyes para eximirlos del pago de remuneraciones. Sin embargo, para el mundo de los trabajadores (formales, informales y honorarios), que son la mayoría de los chilenos y chilenas, la ayuda que se diseña no proviene del Estado, sino que de sus propios ahorros, en este caso, sus cuentas individuales de cesantía. Es más, ya llegan denuncias que Banco Estado se ha cobrado de deudas anteriores cuando a una persona le llegó el “Bono Covid”.

Esta situación es a todas luces injusta y desequilibrada. Los recursos del Estado no son ilimitados, pero también, en situaciones transitorias pero extraordinarias como ésta, se requiere hacer un mayor esfuerzo y otorgar un oportuno y efectivo apoyo a sus ciudadanos, de manera clara, desburocratizada y tendiente a la universalidad que permita la adecuada subsistencia de millones de personas que están siendo afectadas y sufren en este contexto.
Chile hoy, afortunadamente, no enfrenta restricciones insalvables o limitantes absolutas en cuanto al gasto fiscal. Podemos recurrir a más endeudamiento interno y externo. ¡Hay que hacerlo! Necesitamos de un mayor esfuerzo, convicción, voluntad y acción oportuna para asumir las demandas sociales que están esperando una respuesta más comprometida y solidaria. Esto es algo que el Ministro Briones, tozudamente no ha dado pie siquiera para discutirlo.

"El hambre y la confusión son ingredientes de un caldo complicado de enfrentar"

¿Usted coincide con quienes señalan que se está gestando un segundo estallido social? ¿Cómo enfrentarlo si es así?
¡Al Estallido Social solo lo acalló el Coronavirus y no las respuestas del Estado!
No cabe duda que no se trata de un fantasma, sino de una realidad, una realidad que duele y que se ha transformado en un imperativo ético y político.

La pandemia ha vuelto a hacer vivo y patente un Chile profundamente desigual, un Chile que duele y por el cual no queda otra cosa que asumir compromisos reales y cumplirlos, con cambios estructurales, de lo contrario, los efectos pueden ser aún más dolorosos. Los anuncios y acciones hasta el momento, como el ingreso familiar de emergencia, los bonos Covid, las ayudas a Pymes e independientes y las cajas de alimentos básicos, no han sido suficientes, por el contrario, los entreveros y “malas frases de algunas autoridades” han confundido y restado potencia.

La palabra hambre se repite no sólo en redes sociales, sino en las comunas, en los barrios, en las familias.

Tal como lo he dicho muchas veces, especialmente cuando con el entonces presidente del Senado Jaime Quintana –estando yo en la presidencia de la Cámara- iniciamos el 29 de octubre el Proceso Constituyente con la respectiva reforma, hoy, con más fuerza que nunca, urge un nuevo rayado de cancha, una nueva Constitución, que asegure un estado robusto y capaz de apoyar a sus ciudadanos, con contrapesos políticos y ciudadanos, con justicia social, única forma de avanzar hacia la paz social. No hay tiempo que perder.
El hambre y la confusión pueden ser ingredientes de un caldo complicado de enfrentar. Lo mejor es exponer los “números y las intenciones” sobre la mesa y juntos con la gente, ordenadamente, construir un Nuevo Pacto Social; el que se pueda y deba pero un acuerdo que no se defina por decreto ni a empujones (ni de aquí, ni de allá) que sea un Acuerdo… y con ello volveremos a partir y a encontrarnos.