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Piñera y los errores que le complicaron su triunfo en primera vuelta

La idea de una victoria en primera vuelta con más del 50% de los votos, que ilusionó en algún momento a las huestes piñeristas, quedó absolutamente stand by. Veremos si lo confirman las cifras de este domingo por la tarde.

Por Equipo Cambio21
 
La sensación de triunfo que se instaló en el entorno del candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, después de la última encuesta CEP, dio paso a una duda mucho más que razonable en la antesala de la elección de este domingo 19 de noviembre.
 
Todo por una seguidilla de errores protagonizados cometidos por el propio exmandatario y donde nada tuvieron que ver las intervenciones de los postulantes de la centroizquierda (Nueva Mayoría, Frente Amplio, PRO), los que, por lo demás, tienen sus propios conflictos programáticos de cara a la segunda vuelta.
 
La primera clarinada de alerta fue la innecesaria derechización de su discurso, luego que José Antonio Kast, diputado exUDI y abanderado independiente, propusiera la tenencia de armas para combatir la delincuencia y criticara la facilidad con la que diversos ciudadanos extranjeros ingresan a Chile.
 
La respuesta de Piñera -dijo que “si un delincuente mata a mi hija, agarro un martillo y se lo quiebro en la cabeza”- no fue bien evaluada internamente. A tanto, que a nivel de comando se hicieron los retoques necesarios para volver a la búsqueda de los electores de centro, que es donde tiene mejor rendimiento, tal como ocurrió en los históricos comicios de 2009.
 
 
Con el daño ya hecho, el empresario violó una de las principales leyes no escritas que tiene una campaña política, como lo es polemizar con rivales que marcan poco en los sondeos. Sucedió con Carolina Goic, aspirante DC, y el propio Alejandro Guillier, carta del eje de izquierda del oficialismo.
 
Con la senadora magallánica se enfrascó en la pelea de los “pitutos” y en los parientes que trabajan en el servicio público, intervención que Piñera hizo nada menos que en Talca, ciudad famosa por el caso del banco que compró en oscuras circunstancias y por el que fue declarado reo en los años 80, lo que Goic estrujó en un punto de prensa que le hizo ganar buenos puntos de rating.
 
Y con el periodista -y de yapa con los otros rivales del sector-, el otrora accionista de Colo-Colo se agarró por el tema de la “grasa” estatal que pretende extirpar de la administración del Estado, mencionando incluso el caso del Sence y otros programas sociales.
 
A la pasada, se volvió a repetir el fantasma de los despidos del sector público, parte de la citada grasa que según los gremios de trabajadores fiscales se eliminaría a contar de marzo de 2018.
 
 
Lo peor llegó el final. Después de que se publicara un libro donde se revelara la compra -en 1992- de una empresa “zombi” (compañías con pérdidas que son adquiridas para que los nuevos dueños usen sus pérdidas para borrar utilidades y así no pagar impuestos), Piñera equivocadamente asistió al programa “Tolerancia Cero” de Chilevisión, donde se sabía que le iban a hacer preguntas complicadas.
 
Acá el exgobernante sostuvo que la firma (“Industria y Desarrollo”) le parecía “atractiva” a causa de los “100 años de historia” que la antecedían. Sin embargo, la respuesta no dejó conformes a los entrevistadores del espacio y menos a sus demás oponentes, que lo reventaron en los medios.
 
Conclusión: se trata de flancos que quedaron abiertos y que serán abordados en la campaña de segunda vuelta, presumiblemente compitiendo contra Guillier. Si alcanzará para unir a una centroizquierda que parece fraccionada y dispersa, eso es parte de otro análisis.
 
Por de pronto, la idea de una victoria en primera vuelta con más del 50% de los votos, que ilusionó en algún momento a las huestes piñeristas, quedó absolutamente stand by. Veremos si lo confirman las cifras de este domingo por la tarde.